El corazón me da un vuelco.
El fuerte estruendo del motor de un coche me hace sobresaltar sobre mi propia cama. Me levanto en cuestión de segundos para asomarme a la ventana, encontrándome con el coche de Brittany, mi hermanastra, difuminándose al final de la calle.
Maldigo en alto repetidas veces. El despertador no ha sonado. No puede ser, hoy no.
La pantalla de mi móvil marca las siete y veintisiete. En veinte minutos comienza el examen que llevaba preparando por más de un mes. Brittany me ha dejado tirada y ahora llego tarde.
Me visto a la velocidad de la luz y bajo las escaleras. Estaba sola en casa por lo cual no me queda otra que coger las llaves del porsche de mi padre, el único coche que queda estacionado en el garaje. Omito mi desayuno y abro la puerta del maldito porsche negro.
Me muero de la vergüenza. No de conducir un coche como éste, me avergüenza lo que éste supone, la imagen que éste transmite. Estoy segura de que sería el centro de atención.
Y, así es. Estaciono el vehículo y me adentro por los pasillos haciendo oídos sordos a los comentarios y murmuros que me comen.
—Eh, mira, la hija de George Wells.
—Guapa, ¿me das una vuelta en tu coche?
Entrego el examen y salgo de la clase victoriosa. A pesar de todo, el examen me ha ido bien. No puedo pedir más, estoy muy contenta. Aún así, no puedo evitar fundirme en rabia al encontrarme con Brittany en su taquilla hablando animadamente con un chico del equipo de baloncesto.
—Brittany, ¿qué problema tienes conmigo? —Le echo en cara, cruzándome de brazos, molesta.
—¿Perdona? —Me replica la rubia.
—Oh, pelea entre las Wells. —Comenta el chico, divertido.
Le fulmino con la mirada y él, en respuesta, levanta sus manos con cierta inocencia. Brittany no es una Wells, ojalá yo tampoco lo fuera.
—Casi llego tarde por tu culpa. Me has dejado tirada. —Digo.— Sabías perfectamente que hoy tenía el examen importante de filosofía.
—No sé de qué me hablas. —Contesta ella, revisando las puntas excesivamente cuidadas de su pelo, haciéndose la tonta. El chico ríe.
Bufo y me largo de ahí. Sé que no conseguiré nada discutiendo, menos aún con ella. Brittany me la llevaba jugando desde que su madre se casó con mi padre hace cuatro años, desde entonces ha intentado superarme en todo, hacerme la vida imposible. Me odia, por alguna razón que desconozco pero, yo no me quedo atrás, no la aguanto.
—Maiara, ¿me dejas dar una vuelta con tu porsche? —Pregunta mi amigo Jay.
—No es mi porsche. —Pongo los ojos en blanco.
—Bueno, ¿puedo? —Hace un puchero.
Le lancé las llaves y las cogió en el aire.
—¡Gracias! Te quiero. —Jay, Luke y Rose se levantan, entre risas emocionadas, dejándonos solas a Sophie y a mí sentadas en el césped a la sombra de un árbol.
—No dan para mucho más. —Bromea la morena, haciéndome reír.
De un momento a otro, fija su mirada a mis espaldas, intentando no sonreír.
—Maia, creo que Zac viene hacia aquí. Disimula. —Dice en voz baja.— Tres, dos, uno...
Alguien deja caer en mis manos un folio. Lo analizo por unos mili segundos y veo que se trata de un examen de matemáticas de Zac. En la esquina superior derecha se muestra marcado en rojo un...
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mess
Teen FictionEl dinero nos transforma y la fama nos hace perder la cabeza. Aquella era una de las razones por las que decidí que debía irme lejos de esta casa. Quería escapar de él, de su estúpido dinero y de su estúpida fama. Deseaba huir de este desastre. Ser...