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Es el primer día de secundaria.

Me levanté más temprano de lo normal, tomé un largo baño, tomé mi desayuno, me preparé, me puse el uniforme y alisté todos mis cuadernos. Estoy saliendo de mi casa y doy un último vistazo a mi mochila, bueno, parece que no falta nada... ¡Oh! casi olvido mis credenciales, sin ellas no puedo entrar al instituto...

Parece que estoy un poco nervioso, que digo un poco, estoy ¡muy nervioso!

Hoy es mi primer día de secundaria, creo que eso ya lo mencioné, pero bueno, es un instituto nuevo y no puedo evitar sentir nervios.

Nunca he sido muy sociable por lo que me pregunto si seré capaz de hacer amigos, o si será lo mismo que en años pasados... siempre he sido el cerebrito de mis clases, ya saben, el típico chico sin amigos que se la pasa estudiando. Así que me pregunto cómo será en este nuevo instituto...

A medida que me acerco al nuevo lugar, mis nervios incrementan. Mi madre intenta calmarme mientras conduce, me da palabras de ánimo, eso me reconforta mucho.

Tengo que calmarme, ya estoy bastante grande para ponerme así de nervioso.

Luego de unos minutos de camino, llegamos. Me despido de mi madre, ella me da un beso en la frente y me dice que todo saldrá bien.

Salgo del carro y entro por la puerta principal. ¡Vaya! Es un instituto grande, creo que me costará ubicarme.

Camino hacia mi salón de clases, sigo un mapa del instituto pero no logro entender dónde queda mi salón, pregunto pero todos parecen ignorarme.

Al parecer todos aquí se conocen y me miran de una forma extraña. Siento que al final terminara siendo lo mismo que en mis otros colegios...

Camino sin rumbo, y se está haciendo tarde, está a punto de sonar la campana de la entrada.

¡Oh, que hacer! ¡Estoy perdido!

Luego de un rato de vagar por el instituto, he conocido el comedor, la cancha de fútbol, el auditorio y la piscina pero sigo sin dar con mi salón de clases.

¡Que desastre, acaba de sonar la campana! ¡Genial! ¡Mi primer día de clases y llegaré tarde!
Me apresuro a correr, ya casi veo los salones. Y de repente alguien me grita:

-Oye, cuidado.

Cuando me doy cuenta de todo, estoy en el piso, todo sucio y con la rodilla ensangrentada.

- Tú, deberías de fijarte, acabas de tropezar con una roca que es del tamaño del Everest, ¿cómo no la viste? -me dijo el que me había gritado.

-Lo siento -digo apenado.

-Ven te ayudo, estás sangrando, te llevo a la enfermería, de todas formas ambos íbamos a llegar tarde a la primera clase. -señala el chico riendo.

Estoy tan adolorido por el golpe, tan apenado por la situación y tan preocupado por haber faltado a mi primer clase, que no he visto al chico a la cara. Él me ayuda a levantarme y allí puedo verlo.

Es un chico alto, delgado, con unos ojos grandes y unos labios gruesos, unas facciones bastante bonitas, un cabello marrón un poco alborotado. Es bastante guapo.

¿Qué estoy haciendo? ¡Ni siquiera le he dado las gracias!

-Muchas gracias -digo por fin.

-De nada, pero procura fijarte más la próxima vez -dice con seriedad, mientras me agarra de un brazo para ayudarme a caminar.

Nos dirigimos a la enfermería.

-Oye, ¿llevas tiempo asintiendo a este instituto? -le pregunto, pues parece que conoce muy bien el lugar.

-Sí, prácticamente desde, bueno, toda mi vida. -se ríe.

-Yo soy nuevo, y la verdad estaba perdido. -digo avergonzado.

-Que mala suerte la tuya, es tu primer día de clases, llegas tarde y con una rodilla ensangrentada. Eres todo un caso -dice en tono de burla.

Suspiro, y pienso, que este año no será diferente a los anteriores.

-Y dime, ¿a qué nivel entras? -me pregunta.

-A primero, se supone que mi salón es el 1D, pero no tengo ni idea de dónde queda, he buscado en todas partes y no logré ubicarme. -le explico.

-Tu salón queda enfrente de la entrada principal, no tenías que caminar tanto -dice mientras se ríe a carcajadas.

¡Enserio! ¡Pude ahorrarme todo esto! ¡Está a la par de dónde entré!

-Sí que eres todo un caso. -dice el chico riéndose.

¡Genial! Ahora se burla de mí... pienso mientras lo miro apenado.

-No te pongas así, es sólo una broma. Por cierto, ¿cómo te llamas? -me dice.

-Kim Hyung Jun -le digo.

-Bien, Kim Hyung Jun, esta es la enfermería. De ahora en adelante procura ser menos despistado. -me dice con una gran sonrisa.

-Lo haré, muchas gracias. Oye, y tú ¿cómo te llamas? -le pregunto antes que se retire.

-Park Jung Min -me dice sonriendo.

Se da la vuelta y se va.

Espero que no regañen a este chico por mi culpa. Park Jung Min... espero verlo de nuevo...

Luego de un rato en la enfermería, por fin, puedo ir a mi salón de clases.

Sí así han sido las primeras horas no quiero imaginarme cómo será lo que resta del año.

A medida que me acerco a mi salón mis nervios incrementan.
¡Que será de mi!

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2018 ⏰

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