afenfosfobia ✦ km

O5

Me fui de allí hacia la parada del autobús y apenas salí de casa el frío me asaltó. Acomodé la mochila sobre mi hombro y me dispuse a caminar las dos cuadras que quedaban para llegar a la parada. A los minutos ya estaba en el transporte, ubicado en mi asiento. El frío se colaba por la rendija de la ventanilla y me pegaba justo en el cuello provocandome un escalofrío. Sobé mis brazos para entrar en calor y de repente reconocí el sonido chirriante del autobús deteniéndose.

Divisé a Jungkook entrando al transporte con una hermosa sonrisa, se veía fresco como siempre. De inmediato su mirada se encontró con la mía y la desvíe con rapidez. Las palabras de Wooseok llegaron de improvisto como una especie de advertencia que me ahogaba. Había olvidado que obligadamente debía alejar a Jungkook de mí. Pero me sorprendí al admitir que deseaba verlo y escuchar su dulce voz como si ya formara parte de mi rutina. Lo había extrañado y lo extrañaría cuando me fuera.

Decidido, volví mi vista al frente y le sonreí levemente demostrandole que podía acercarse. Y así lo hizo, sin borrar su gran sonrisa.

ㅡ¡Hola!ㅡ saludó animadamente mientras se sentaba a mi lado.

ㅡ¿Cómo estás?ㅡ pregunté tímido corriendome como siempre hacia la ventana.

ㅡAhora mucho mejor, ayer estuve en cama porque no me sentía del todo bien.ㅡ contestó haciendo una mueca.

ㅡ¿Qué te pasó?ㅡpregunté poniendo atención en él.

ㅡEso no importa... ¿Cómo has estado tú?ㅡ exigió saber, girando su cabeza hacia mí.

ㅡBien supongo...ㅡ susurré levantando mis hombros.

Pensar que no tenía que volver a pisar ese autobús me regocijaba. El agobio iba a desaparecer de mi vida e iba a estar lejos de mis padres.
Después de todo la idea no era tan mala ¿no? Pero los pensamientos cambiaban rápidamente a negativos. Debía admitir que también estaba preocupado ¿Quién me aseguraba que en ese internado las cosas iban a ser distintas? Al fin y al cabo las personas parecían ser un asco vayas donde vayas

¿Si todo era igual como en el instituto eso significaba que mi comportamiento iba a ser el mismo? Me removí incomodo en mi asiento. No quería comportarme de esa forma porque, según el director que se empecinaba en decirme siempre lo mismo, la violencia no soluciona nada. Pero tampoco me arrepentía de lo que había echo. Y sabía que eso estaba muy mal.

El recuerdo de esa novata que luchaba por pertenecer al grupo de Wooseok me aturdía.
Ingenuamente quería ser reconocida por él y, como si fuera una especie de ritual de iniciación, me habían elegido como la víctima. Pero lamentablemente fue un golpe de mala suerte para ella, por que mi intolerancia a las burlas había aumentado y ella sufrió en carne propia mi cambio. Lo único que se cruzaba por mi cabeza eran las imágenes de ese terrible momento en el que le golpeaba la mejilla y le jalaba el cabello con rabia mientras el idiota de Wooseok contemplaba el panorama extasiado y satisfecho.

Realmente nadie se esperaba eso de mí. Ni yo mismo lo esperaba. Luego de la riña me dirigí tambaleante hacía el baño de la institución buscando algún lugar que estuviera ausente de ruidos. Desconcertado me miré en el espejo y juré ver otra persona. Tenía rasguños en mi cara y el cabello despeinado. Resultaba irónico que hubiera golpeado a alguien cuando evitaba rotundamente ese tipo de situaciones. Por eso todo resultaba tan irreal. Mojé mi cara con el deseo de despertar del trance y serenar mi corazón que parecía saltar de mi pecho envuelto en ira. En un intento por justificarme, me convencí que todo había surgido por un arranque de rabia que provocaron los insultos y burlas de esos idiotas.

A pesar de no arrepentirme de mi reacción, el problema se agravó cuando llegué a mi casa y las memorias de sus gritos me asaltaron. Allí el dolor que sentí fue el doble. No solo lloré al recordarla a ella y a sus amigos sarandeándome en un intento por alterarme sino que lloré al recordar que había tocado a alguien. Indirectamente había permitido que contaminaran mí espacio.