No sé ni como empezar, tengo tantas cosas que contarte, sí, a ti, y ahora te estarás extrañando porque no te conozco de nada, o quizá no, quizá solo lees esto como cualquier otro principio de cualquier libro.
Bueno, no me enrollo más y voy a presentarme, en el colegio me enseñaron que a una persona se la describía de abajo a arriba, pero siempre se me ha dado fatal así que lo voy a hacer a mi manera.
Me llamo Katie, agg odio escribirlo así, en realidad todos me conocen como Kat, un nombre no muy común aquí, en España, sin embargo, en EE. UU. si lo es, Katie es como María aquí, así que ya sabéis de donde vengo.
Tengo 16 años y soy una chica normal, bueno, mejor dicho, natural, soy muy extrovertida y puede parecer bueno, pero a veces es una mierda, todos te admiran porque siempre estas de buen humor y riéndote, pero cuando por dentro estas mal, ya os lo he dicho, es una mierda.
En cuanto al físico, soy de estatura mediana, de composición delgada, manos pequeñas, piel muy blanca y sensible, pelo lacio y de media melena de un color castaño claro, ojos marrones verdosos y boca y nariz pequeñitas, resumiendo, que si digo que soy americana, no me creen.
Mi madre se llama igual que yo, bueno de la manera que no me gusta que me llamen, Katie, y mi padre... se llama, se llamaba no se exactamente que decir porque no se de el, no se de su existencia, absolutamente nada de él, bueno si, que nos abandonó a mi madre y a mi el día de mi nacimiento, mi madre no quiere recordarlo, y... no se merece todas estas líneas.
Me he criado con mi madre y con mi abuela, mi segunda madre.
Vivo en un pequeño piso en Barcelona, muy apañado por cierto, y decorado a nuestra manera, se me ha olvidado decir que mi madre es joven, tiene 35 años, por lo que tenemos los mismos gustos y compartimos mogollón de ropa, es guay.
Bueno ya sabéis gran parte de mí, el resto lo iréis averiguando en mi día a día.
Recuerdo que el primer día que llegué aquí, estaba tan emocionada que me apunté a los castings de dos academias de danza, una aquí, en Barcelona y la otra en Granada.
Desgraciadamente no me cogieron, no estaba preparada, tenía los tobillos muy débiles y me quedaba por aprender, así que me matriculé en un instituto normal y corriente, al lado de mi casa.
Me quedaban exactamente 2 meses y una semana para empezar las clases, por lo que aproveché al máximo para aprender español y catalán, me harían mucha falta de aquí en adelante.Conocí a gente maravillosa y me lo pasé genial, pero llegó el esperado primer dia de clase.