Era ella, estaba seguro.
Me gustaba todo cuando estaba con ella. No, miento, no me gustaba todo: detestaba el poco tiempo que teníamos. Odiaba eso.
Me cautivó ella, así como era.
Y díganme lo que quieran, pero estoy seguro que hay más arte en ella, que en cualquier pintura de Miguel Ángel.
Es ella, estoy convencido.