En la Nueve de Julio

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Los ruidos de los autos me despiertan.
¿Mis oídos? Están que revientan.
No es fácil señores
Despertar y ya tener labores.

Buenos Aires, bonito lugar.
Más cuando vives en la nueve de Julio,
Avenida imposible de cruzar.
Cuando estás apurado, gran infortunio.

¿Llegar tarde? Una costumbre.
Más cuando no quiero ir.
Pero aquí estoy haciendo servidumbre,
A las leyes que me obligan a venir.

Entro a la panadería Pasta Frola,
Cerca de Galerías Pacífico.
¿Personas? Miento si digo que ni una sola.
Lleno, llenísimo. Ya no entra ni un pico.

El local se termina de vaciar.
Me tomo unos minutos para descansar.
Agarro el mate y empiezo a cebar.
Uno que otro pastelito, termino por tragar.

Atiendo a un amigo, Tincho.
Antes de irse me comenta de un asado,
Será en su quincho.
Que no me olvide que estoy invitado.

Prendo la radio. Infaltable por la mañana.
Otros mates y masitas con dulce de leche.
Comentan sobre alguna que otra hazaña
Y por lo bajo se oye un berrinche.

La noche empieza a llegar.
La oscuridad no se hace notar.
Es la hora de cerrar,
Pero alguien parece llegar...

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