O1 || 도착

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Una tarde de primavera donde el clima templado predominaba por todos lados y los escasos rayos de sol estaban ocupados esclareciendo cada rincón posible, las brisas ocasionadas por el viento, el cual era totalmente grato, que removían los árboles y pastizales de una manera armoniosa, arrullando cariñosamente al pequeño Omega que se encontraba correteando alegre por el extenso y fresco lugar, acariciando el pasto y las flores bajo sus pies, disfrutando de lo lindo y agraciado que era el amado y predilecto exterior.

Corriendo precipitadamente, dando zancadas extensas, mientras que a su paso iba esparciendo su innato y agradable olor a frambuesas, con ese etéreo toque de miel.

Se encontraba persiguiendo alguna que otra mariposa de sugerentes tonalidades, entretanto, dejaba pequeñas marcas no tan evidentes ni visibles a simple vista, puestas en los árboles para no desviarse ni extraviarse a medida que avanzaba entre el frondoso y exuberante bosque.

A pesar de que JiMin haya oído mil sermones, -y los mismos una y otra vez-, los cuales sus padres reiteraban diariamente, cada uno de ellos se centraban en las advertencias de no cruzar la zona fuera de la permitida de donde vivía su gente, pero, la curiosidad era superior, y eso no lo dejaban pensar tan racionalmente.

Las cercas que irrumpían el acceso al área, ni siquiera dificultaban su entrada, pasaba que nadie tenía la valentía para adentrarse.

JiMin estaba frustrado, desde su corta edad, rememoraba como se quedaba ilusionado mirando hacia aquella dirección, como en las noches, miles de fantasías lo visitaban en sus sueños, y pacientemente esperaba que en algún momento, el anhelado pensamiento finalmente se hiciera realidad.

Sin embargo, continuaba sin entender, ¿por qué no podía cruzar el sector "prohibido"? acaso, ¿le estaban ocultando algo?

Observó rápidamente hacia atrás verificando que nadie viera que se estaba adentrando a aquella zona tan recóndita y alejada de todos. Se apresuró, corriendo hasta llegar a aquel borde, donde "dos mundos" se separaban.

JiMin soltó una pequeña risa nerviosa, la única conexión existente entre ambas tierras era un tronco que lucía inestable, pero tal vez el miedo se dispersaba un poco al saber que por fin respondería sus dudas, y sí, le invadía la inseguridad, estaba aterrado, pero no pondría aquello como impedimento, ¡por fin lo iba a hacer!, ¡no podía echarse para atrás ahora!

Y a su mente llegaron cómo relámpagos aquellos comentarios y rumores: "¿será verdad que al otro lado habitaban temibles monstruos?", "¿qué las leyendas que recorrían de extremo a extremo en su pueblo fueran ciertas?"

Miles de preguntas se formulaban una a una en su cabeza, hasta que finalmente, con la mirada en alto y una actitud decidida, reafirmó el agarre del pequeño bolso de tela, equipado con las cosas necesarias que el mismo habían empacado, (como algunas armas que ni siquiera tenían filo y alimentos envueltos en papel). Comenzando a avanzar, con los pasos necesarios y sigilosos para llegar a pisar el grueso y probablemente viejo tronco.

Dando el primer paso, sintió los nervios crecer desde su estómago hasta su garganta, las ramas crujían bajo sus pies y se sentía resbalar con el musgo instalado en este, sentía su pequeño corazón golpetear contra su caja torácica, resonando por sus oídos, afligido al ver que sentía perder el equilibrio.

Experimentaba el pánico a flor de piel, pero, aún así, quería que todas esas preguntas, obtuvieran una respuesta.

Continuando su recorrido, apoyando sus manos y avanzando lentamente con sus pies, -los cuales flaqueaban-.

Sabía que no debía y no quería ojear hacia abajo, pero al sentir la corriente chocando hacia las grandes rocas, escuchando los estruendos que se producían ante aquel contacto era un poco inevitable, pero después de todo, JiMin solo quería llegar al final, dirigió su vista al frente, enfocándose únicamente en su destino, y sin darse cuenta, llegó hasta más de la mitad del extenso árbol.

A punto de llegar al otro extremo, un paso en falso se dio por equivocación, con sólo el bosque siendo testigo de como el Omega caía, quedando aferrado por solo su débil brazo a una fina rama, el pequeño había comenzando a lloriquear, ¡tal vez debería haber prestado atención a esos sermones infernalmente largos!-pensó.

No, el no iba a fallar, porque cada cosa que se proponía, la conseguía de una manera u otra, y esa, no era la excepción. Aplicando fuerza, subiendo poco a poco sus pies, los cuales se separaban estrechamente por unos cuantos centímetros del río.

Apoyando ambos brazos e impulsándose hacia arriba, giró el torso para apoyar frágilmente una pierna en la extensión, logrando rodar hasta quedar boca arriba, comenzando a respirar erráticamente, la adrenalina recorriendo cada nervio de su piel, su piel pálida y sin color junto a su adolorido cuerpo.

Con las últimas fuerzas que le quedaban se puso en pie, dando los últimos pasos, sintiendo el pasto bajo sus pies.

Sí, había llegado.

🐺

Hola, quería agradecer a la gente que ha leído la historia (que son poquitas pero para mí es más que suficiente). Y quiero disculparme por casi ni actualizar, espero que la inspiración me llegue y pueda escribir otro capítulo porque realmente le tengo fe a esta historia y estoy feliz de ver que a alguien le pueda gustar. 💓

¡Gracias por leer! 🐥

¡Mío! » yoonmin || omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora