Compramos varias mudas de ropa para toda la familia. El tiempo que había pasado con ellas en mi antigua visita, me había enseñado la moda con la cual trabajaban. También, compramos varias cosas para llevar como alimentos,
películas, un DVD, un play station y varios juegos.
Cuando antes vivíamos a fuera de la academia, nosotras éramos adictas a los juegos, y esta era una nueva oportunidad para recobrar aquella costumbre.
Al llegar a la caja, algo muy vergonzoso y gracioso paso.
- Tiene usted un hijo muy guapo
Me tomo un momento para saber que me hablaba a mí, y el hijo guapo era Eddie. Todos contuvieron su risa. Momento de desquite
- Señorita, con todo respeto debe usted mejorar sus gustos
Todos gritaron un "Whoa" que nos hizo reír más.
Tenía que admitir que estaba relajándome 100% y eso que apenas era nuestro primer día de vacaciones.
Volvimos a la estación de trenes y arranque prácticamente la manilla de mi muñeca.
- Esto es muy vergonzoso - murmure bajo
- Vamos Rose - dijo Johnny sonriendo - Debes estar feliz que hayan elogiado a tu hijo
Utilice todo mi autocontrol para no sacarle la lengua como una niña, pero no alcanzo para hacer una mueca y rodar mis ojos
- Es hora - dijo Andrew - Debemos entrar
En ese momento el tren llego
Tuvimos alojamiento en primera clase, un deja vú de mi antigua visita. El corredor y las habitaciones eran coloridos con diseños extraños, lo cual aun era más acogedor.
Al acomodarnos en las respectivas salas, me volví hacia donde me esperaba Dimitri y me perdí de nuevo en la vista de los edificios coloridos y en forma de cebolla.
Había extrañado esto y con Dimitri a mi lado lo hacía más feliz. Él envolvió mi mano en mi cintura y susurro en mi oído
- Te amo Roza
- Te amo, camarada - dije dándole una sonrisa - me alegro que estés aquí.
Dimitri me dio una mirada seria y me acerco más a él
- No te dejare
- Lo sé - murmure
Continúe disfrutando las vistas de los edificios junto a la persona que era todo para mí, en sus brazos y en aquella cama acolchada de un color rojo sangre. Las cortinas eran gruesas de varios colores, por lo cual nos tomo un tiempo recogerlas.
El viendo que se mezclaba era tan frio que podía hacerme estremecer, pero el cuerpo musculoso de Dimitri rozando el mío, era suficiente para tener mi cuerpo caliente.
A las horas, me sentía adormecida, así que me gire y descansé mi cabeza en el pecho de Dimitri. Él tomo una posición mas cómoda para su espalda, y empezó a acariciar mi cabello y besarlo, murmurando frases en ruso. Su tono me arropaba como una fina manta aunque no sabía lo que
significara. Con una pequeña sonrisa en mis labios caí en la oscuridad.
Dos días y varias horas habían pasado, así que dentro de poco estaríamos en Omsk.
Habíamos aprovechado este viaje para seguir con nuestra práctica de ruso, pedíamos los alimentos en ruso, también veíamos algunas películas y Dimitri nos ayudaba… pero se negaba rotundamente a enseñarme a jurar, aunque intentara todos los chantajes que venían a mi mente.
