De nuevo.

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No me sentía bien aunque reconocía las escaleras en las que habia estado duranto los ultimos minutos sin poder levantarme.

Deseaba verlo pero con el orgullo que ponía por en medio de juntos, tenía claridad de que no podría pasar.

-Bebe, vámonos a un lugar más íntimo, se que juntos lo estamos deseando.

Encontraba esa voz distinguida, pero solo por la única razón de que la había tenido cerca a mi oído casi la mitad de la noche.

-Dame la mano, yo te ayudo a llegar a la camioneta.

No quería pensar, pero a la vez no quería seguir el juego de este hombre.

-¿Que estás esperando?- Lo dijo mientras me alzaba un brazo, lo pasaba por su cuello y me halaba para quedar en pies.

-No quiero irme aún, no quiero estar a tu lado; soltáme.

-Te estás equivocando, las cosas aquí las decido yo, ejerceré mi poder sobre ti. -Fue lo que dijo y yo solo pensaba en nuestras conversaciones, donde intento una vez ligarme con ese juego del poder, mierda.

-Dejame, dejame.. dejame. -No encontraba más palabras mientras me llevaba arrastras por las escaleras.

-No la estás escuchando, déjela pues.

-¿Quien se cree? Vaya atender a sus clientes, a mi déjeme con mi hembra, se lo advierto.

Mi corazón estaba al descubierto, su voz me tenía la piel como de gallina, me tenía actuando como un zombie mientras le encontraba su rostro; esto se iba a descontrolar. Me arrebató de entre los brazos de este sujeto, así como alguna vez me arrebato mi corazón; solo tenía ojos para él y mil preguntas, pero las boludeces que te permite decir el trago son impredecibles.

-Conmigo no te quiero de heroe, me gusta ese villano que te deja sola en la cama del hotel, al haber traicionado a su novio. Puedes llevarme a un taxi, quiero irme.

-Esta bien.

En eso resumía nuestras ultimas conversaciones, en esas monosílabas prenetables a la herida que me había obsequiado.

Me llevo a la salida del antro, no reconocía nada, no recordaba con quien habia llegado ni nada, prefería irme, con ese estado en el que me encontraba, no llegaría sola a tres metros.

-Tengo preguntas, ane.

-No me llames así, te lo pido. No sabía que estarías aquí, no hubiera venido. Estamos a la par con las preguntas, pero date cuenta que mi cabeza no esta funcionando en el estado normal, hablo por hablar y ocurre esto, diarreas verbales.

-Veámonos luego.

-No, señor. Acercame al taxi y hasta aquí van este sin fin de palabras, preguntas, respuestas y desamor.

-Te echo de menos, ane.

-Yo echo de menos lo que soliamos compartir, pero esto que está en medio de nosotros, nos ha hecho mejores. Dejémonos de pelotudeces y sigamos como habiamos quedado.

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ane: amor nunca esperado.

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