Hay momentos en la vida en los que uno tiene la impresión de estar perdiendo el poco tiempo que le queda, de estar echándolo a la basura, pero, curiosamente, No se le ocurre nada mejor, no desea cambiar su vida, no quiere hacer grandes planes de reparación, no tiene ningún interés de convertirse en una versión mejorada de si mismo. Sencillamente acepta su inferioridad, y se queda quieto, aguantando...