¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba disfrutando la noche con mis amigas, o lo más cercano que tenía a amigas en este lugar. Cerca de mí estaban mis guardaespaldas cuidándome.
Deben de estar pensando, ¿por qué tiene guardaespaldas? ¿Es una clase de celebridad? No soy una cantante o actriz importante, soy lo que podrían llamar la versión de la realeza de Escocia, si es que esa analogía puede servir como referencia a la razón por la que tengo guardaespaldas.
Soy Mary Stuart, dueña de la más grande fortuna de mi país. En los medios me conocen como la reina de Escocia, creí que era un título ridículo, incluso aun creo que lo es, y bastante inapropiado para una adolescente. ¿Reina? Lo peor que pudieron decirme. Sin embargo, no hay vuelta atrás.
Hace algunos meses, cuando vimos que comenzaba a correr peligro por algunos atentados terroristas que hubieron en mi país con la intención de herirme, me enviaron a una ciudad mucho más pequeña perdiéndome de la vista de todos. Hasta hoy.
Estábamos teniendo un buen rato, bebiendo, conversando, disfrutando de la música. Todo iba perfecto hasta que me encontraron. Un grupo de hombres entró al lugar con armas en alto. Pronto buscaron la forma de sacarme de ahí para ir a un lugar "más seguro".
Mis padres tenían un pensamiento realmente antiguo, o lo tuvieron. ¿Por qué es importante mencionar a mis padres ahora? Cuando yo era solo una pequeña, ambos arreglaron mi matrimonio. Ellos querían que dos grandes cuentas se multiplicaran. Francia y Escocía. Y con esta idea se dio el surgimiento del matrimonio arreglado de Mary y Francis. Cuentas unidas. Potencias unidas. Reinos unidos.
Francia. No podía ser tan malo, era aclamado como uno de los lugares más hermosos y visitados del mundo, ¿qué tan mal podría irme no? En definitiva, mi llegada al país había sido precipitada. Adiós internado, adiós Escocia.
Tras el vuelo, una limosina blindada me recogió y me llevó a mi futuro nuevo hogar. Pareció un pestañeo y ya estaba frente a la mansión.
Lo primero que distinguí en cuanto bajé de la limosina fueron los rostros de mis mejores amigas, al menos había algo bueno de mi llegada. Sonreí y nos fundimos en un fuerte abrazo. No las veía hace mucho tiempo. Realmente las extrañaba. Más que a cualquier cosa.
—¡Te extrañamos mucho! —dijeron al unísono.
—Estoy feliz de verlas, finalmente estamos juntas de nuevo —dije realmente contenta después de mucho tiempo.
Nuestra felicidad fue interrumpida de pronto. Miré al frente separándome de mis amigas. Todos los empleados de la mansión estaban fuera formando una fila, mientras que Henry caminaba en medio del jardín. Se detuvo en medio de este y a su lado apareció una mujer a la cual no reconocía.
