"La vida es tan maravillosa. La vida es tan hermosa. Sólo sonríe"Las palabras le eran repetidas una y otra vez.
Tumbado en una acera en medio de la noche, únicamente acompañado de la oscuridad y el frío, recuerda con una sarcástica sonrisa lo que le dijeron tantas veces.Qué irónico. Para él la vida no estaba siendo maravillosa, mucho menos hermosa como se supone que sería. Ni siquiera se sentía con ganas de sonreír, sonreír de verdad; sin amargura tintada en su rostro. Simplemente no podía hacerlo, ni siquiera era capaz de curvar las comisuras de sus labios aunque ese gesto estuviera manchado con una gruesa capa de falsedad como otras personas lo hacían.
¿Qué se supone que haría ahora? ¿Reír para no llorar? Imposible ¿fingir estar bien hasta estarlo verdaderamente? Antes muerto.
...¿cómo se podía vivir si la persona que más amas no está a tu lado, y posiblemente nunca lo vuelva a estar?
ChanYeol no lo lograba entender."Sabiendo mi nombre, sabiendo mis razones y el porqué yo vine..."
Mujeres flexibles danzando en el aire, aparentando ser ligeras como plumas, confiando su vida en lo que deberían ser grandes tiras de resistente tela que habían sido sustituidas por gélidas cadenas de metal.
Otras tantas siendo llamadas como las famosas "Tragadoras de fuego" y hombres que metían cientos de cosas por su nariz y boca.
ChanYeol se adentra en aquél circo que impregnaba todo a su alrededor con un sentimiento un tanto macabro y oscuro como la mismísima noche que ahí residía, esa noche sin la luz de la luna y sin estrellas presentes.
Niños con algodones de azúcar rosados y azules bien agarrados de las manos de sus padres, algunos con lágrimas en los ojos por el horrible maquillaje de los denominados "payasos".
ChanYeol creía que no deberían ser llamados así.
Algunas personas que ahí se ganaban la comida de cada día, ya conocían al alto, y el porqué es que visitaba ese lugar con frecuencia. Más bien por quién.
"Chen..." Un susurro se escapa de su boca cuando lo ve. Entre toda la multitud de personas en aquel espectáculo de danza, está la persona a la que pertenecía y pertenecerá su alma, cuerpo y corazón por siempre.
Aquel bailarín de rasgados ojos y cabello negro, que ante los ojos de los demás no era otra cosa más que un chico lindo como los otros, para ChanYeol significaba el mundo. Le alegraba ver que sonreía, pero cierto recelo se posaba en su pecho al recordar una vez más; que esa sonrisa, ya no le pertenecía.
Se acerca sin separar los ojos de aquel joven, importándole poco si chocaba con la gente o el hecho de que demás personal le brindaban extrañas miradas de desagrado o de lástima.
"Chen..." vuelve a decir al estar frente a la espalda del aludido. El chico de alegres ojos cambiaba su semblante a uno triste mientras fruncía los labios y apretaba los ojos.
"ChanYeol..." dice en un susurro casi inaudible cuando siente la nariz de su ex novio hundirse en su nuca y los brazos ajenos rodearle la cintura, pegándole así al cuerpo que no era de su pertenencia.
"No..." la voz del más bajo parecía quebrarse mientras escuchaba los sollozos de ChanYeol. Éste cada vez apretaba más el abrazo, siempre cuidando no lastimar el cuerpo ajeno.
"Chen, mi amor... JongDae, vuelve, por favor..." Chen sabía que cuando su mayor le hablaba por su nombre real, significaba que todo iba absolutamente sin algún tipo de filtro. Que todo venía desde lo más profundo de su ser, y de la forma más seria que podría jamás decirle algo.
Chen temblaba, se estremecía gracias al llanto proveniente de sí, aguantando soltar sollozos audibles e intentando inútilmente calmarse. La función ya había comenzado y él no se sentía con el coraje suficiente como para dejar a ChanYeol ahí parado, solo, e irse a bailar la rutina de siempre.
"Pero si nunca me fui, Yeol..." Chen se da la vuelta con los ojos repletos de lágrimas las cuales terminan de caer después de ver a ChanYeol tan roto como nunca antes los vio.
ChanYeol atrapó con sus largos brazos y sus grandes manos el cuerpo que a comparación con el de él era pequeño y delicado. Chen sin pensarlo más abrazó con todas sus ganas el torso del alto y hundió su cara en su cuello, aspirando de nuevo el aroma que tanto extrañaba y necesitaba.
Todo ocurriendo esa noche, tras el escenario en el que Chen hacía falta en la parte frontal, bajo aquella canción que todos identificaban como "Black Waltz", porque combinar los movimientos llenos de gracia del ballet con los sonidos fuertes del metal; era arte puro.
Y volver con aquella persona con la que estás destinado a permanecer, también lo es.

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Black waltz ; Chandae.
Proză scurtă"life is so wonderful life is so beautiful Just smile."