Desde hace algún tiempo se ha descubierto que no solo existen fantasmas de personas, numerosos testimonios han asegurado presenciar eventos sobrenaturales con objetos inanimados, e incluso de elementos tan comunes que el sujeto no identifica como manifestación sobrenatural hasta después de cierto tiempo. Entre los documentos de la parapsicología se encuentra el caso del Hospital General Fleming, ubicado en un pequeño pueblo perteneciente al estado Lara, cuyo primer pabellón se envolvió en llamas el verano de 1978, a las diecisiete y cuarenta y cinco el olor a plástico quemado alertó algunos pacientes iniciando la evacuación, priorizando los casos con problemas respiratorios. El alto costo que significaba la implementación de equipos para detectar y combatir un siniestro en aquellos días les impidió controlar la situación dando paso a semejante acontecimiento y en menos de una hora el lugar se encontraba en medio de una incontrolable danza de calor. El hospital se había convertido en una fogata nocturna capaz de divisarse a kilómetros de distancia. La intervención de los bomberos logró extinguir el incendio y a las veinte y quince el área sur del hospital se había transformado en la raíz de un colosal hongo de humo gris que ocultó las estrellas del cielo. Por fortuna, no hubo victimas de gravedad, los resultados no pasaron de un par de quemaduras de segundo grado y equipos convertidos en masa de plástico derretido. Tiempo, dinero y un par de cambios en las cabezas del gobierno lograron restaurar el pabellón, siendo reconstruido con veintitrés habitaciones individuales de hospitalización y atención. En 1995, diecisiete años después de lo ocurrido se habían inaugurado las habitaciones, en ese entonces fue cuando comenzaron los eventos. Entre los primeros en estrenar las habitaciones se encontraba la paciente Anastasia Crespo, una anciana con un historial de hipertensión arterial, quien a mitad de la noche llamó a la enfermera de turno, le habló del calor agobiante que hacía en su habitación y sobre el desagradable hedor a plástico quemado; la enfermera no percibió ningún problema de ambiente en el cuarto y la persuadió de que la fatiga era causa del tratamiento médico, acomodó su almohada y le dio a beber unos calmantes. «Por favor, abra la ventana» fueron las últimas palabras de la señora antes de quedar completamente dormida. A las tres y cincuenta la maquina advirtió un paro cardíaco en la paciente e inmediatamente la enfermera acompañada de la doctora aparecieron en la habitación. La mujer de 65 años yacía muerta en cama con una temperatura corporal por encima de los cuarenta y tres grados, intocable, el rubor en su piel estaba tan pronunciado que el cadáver era casi imposible de identificar, sus ojos y lengua estaban carbonizados y de su boca y oídos brotaba hilillos grises de humo, un terrible hedor a carne quemada ahuyentó de la habitación a la enfermera. El cuerpo emitía tal calor que fue imposible de mover hasta luego de una hora de haber estado cubierto en hielo.Cinco habitaciones más adelante, el oficial de policía Javier Ocanto descansaba de una cirugía en la pierna derecha, un accidente con su motocicleta le costó una dolorosa fractura en la diáfisis de la tibia, por ende estaba de mal humor y su petición fue clara y precisa: quería descansar y no ser molestado. « No quiero visitas hasta mañana » había advertido tajante. A las tres y treinta y cinco el agente gritaba desesperada pidiendo ayuda, alarmando al resto de los pacientes, la enfermera lo halló retorciéndose de dolor en el suelo del pasillo con severas quemaduras en todo su cuerpo, al auxiliarlo el sujeto la jaló por el brazo y le susurró al oído: « Se incendia, el hospital se incendia ». Al llegar el doctor, la enfermera se dirigió inmediatamente a revisar la habitación, todo estaba en perfecto estado salvo por el desorden que había dejado el oficial al salir de allí. El paciente se negó a volver a su cuarto y al amanecer fue asignado a otra habitación, las vendas ocultaban el setenta por ciento de su cuerpo incluyendo su rostro y había perdido en su totalidad el sentido de la vista, a las cinco y cincuenta y cinco, con dificulta para hablar, realizó el siguiente testimonio: «El calor me despertó, y cuando abri los ojos un vapor del demonio me los quemó y ahora soy un ciego inútil como un maldito anciano, cuando comencé a gritar sucedió lo mismo, como si una bola de fuego entrara por mi boca, así que la cerré inmediatamente y no pude gritar hasta que me encontré con la puerta, el piso estaba ardiendo y me arrancó pedazos de piel, el lugar estaba prendido en fuego y mis llagas son prueba suficiente.» A la noche siguiente, el oficial se encontró calcinado entre brazas de fuego que danzaban sobre sus vendajes. Entre 1995 y 2005 se reportaron veintisiete casos entre los cuales se señalan quince fallecidos, siete tenían heridas de segundo y tercer grado y cinco testimonios fueron comprobados falsos, luego de eso no se reportaron más eventos. Anastasia Crespo, Javier Ocanto, David Parra, William Placio, Susana Valencia y Alexander mendoza son los nombres más relevantes en el caso Fleming entre los cuales se encuentra un jefe de estado y una actriz de teatro muy reconocida en el lugar. Todos los casos ocurrieron alrededor de las tres en punto y tres con cincuenta de la madrugada.Los investigadores de parapsicología desmienten la idea de la escasa frecuencia del fenómeno, de hecho, existen más casos testificados por médicos y patólogos a nivel mundial aunque ninguno tan fuerte como este caso en particular, sin embargo, el tema sigue desafiando la leyes científicas comúnmente aceptadas, por esa razón se convierte en uno más de los misteriosos casos que se esconden entre los archivos de la actual parapsicología.

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EL CASO FLEMING
Non-FictionEl Caso Fleming: Entre los documentos de parapsicologia se encuentra el caso del hospital general Fleming cuyo primer pabello se envolvió en llamas en los 70, años después es reconstruido pero los hechos parecen no haber abandonado el lugar. Este r...