Chris subió por las escaleras con auténtica velocidad, pudiendo escuchar llantos desde la habitación de Michael. Se acercó sigilosamente y pudo ver a Alice sollozando. Tocó la puerta y ella lo miró, rápidamente se limpió las lágrimas y él entró a la habitación. Se sentó a su lado en la cama de Michael y la miró.
— ¿Qué sucede? — preguntó Chris, con preocupación.
— Siento que estoy echando todo a perder — soltó Alice con la voz quebrada —. Esto es nuevo para mí, no sé casi nada sobre este tipo de situaciones.
— Lo sé todo — dijo Chris, con seriedad.
Alice cortó su llanto para después alzar la mirada hacia él, perpleja. Preguntándose si Chris había descubierto su verdadera identidad.
— Michael me contó cómo fue que se conocieron — continúa Chris, mirándola con simpatía. — Debes haber estado perdida y estar en una ciudad nueva te confunde.
Alice suspira en alivio al escucharlo, es la mentira que Michael y ella habían planeado. El secreto aún está a salvo.
— Quiero agradar a todos, pero parece que Kate me odia... — dijo Alice, con tristeza.
— No te odia, simplemente te ve como una rival para él — dijo Chris, sinceramente —. Es normal, ¿sabes? Para nosotros, las chicas bonitas son nuestro punto débil.
Alice enarcó una ceja.
— ¿Me estás diciendo bonita? — preguntó Alice, algo tímida.
— Sí — contestó Chris, sonriendo —. No lo tomes a mal, estoy tratando de romper el hielo. Soy de confiar, como eres nueva aquí, espero poder ser un buen guía y amigo para ti.
Ella dudó un poco y después le sonrió. Chris le sonrió de vuelta con calidez.
— Por favor. — dijo Chris —. No dudes en llamarme cuando tengas problemas.
— Tú también — respondió Alice —. Espero que puedas superar lo de tu madre.
Chris se petrifico en su lugar por su último comentario. ¿Cómo diablos supo...?
— Gracias... — consiguió murmurar — Yo, ah... Ya tengo que irme. Te veré luego.
Se despidió de Alice, se levantó de la cama y bajó las escaleras sin despedirse de nadie más y sin mirar atrás.
Más tarde, Chris llegó a su casa, aún repasando en su mente su conversación con Alice. Al abrir la puerta, se detuvo en seco. Su padre y su nueva novia estaban sentados en la sala, riendo y bebiendo. Chris se sintió incómodo y trató de irse a su habitación sin que lo vieran.
— Al final recuerdas que tienes una casa — dijo su padre, ebrio —. Ni una llamada, niño. Que no te mantienes solo.
— No te metas en mi vida, si yo no hago lo mismo con la tuya — soltó Chris bruscamente.
— Cariño, podemos hablarlo si gustas — dijo la novia de su padre, intentando calmar la situación.
— ¡No se metan en mi vida! — gritó Chris, al borde de las lágrimas —. ¡Esta mujer nunca le quitará el puesto a mi madre!
— ¡Erika está muerta desde hace un año! — gritó su padre —. Y yo cada día no me hago más joven. ¡Entiendeme!
Chris se sintió enfurecido y subió las escaleras hasta su habitación. Se encerró y se deslizó por la puerta hasta tocar el suelo. Las lágrimas luchaban por salir de sus ojos.
Chris era muy unido a su madre cuando esta aún vivía, pero la vida suele ser cruel. Fue diagnosticada con cáncer y falleció el año anterior. La única persona, además de su familia, que sabía de esto era Michael, su mejor amigo. Por lo que Chris se preguntaba, ¿Cómo es que Alice sabía de lo de su madre?
Sin darle muchas vueltas al asunto, se levantó del suelo, se quitó sus zapatos y colapsó en su cama, llorando en silencio.
Mientras tanto, en la casa de Michael, Alice y él se encontraban en la habitación de Michael mientras discutían sobre Chris.
— ¡Ya te dije que no! Puede malinterpretarse — dijo Michael.
— Pero es tu mejor amigo, está herido y una compañía le haría bien — insistió Alice.
— Tengo que conocerlo mejor — dijo Alice —. Necesito sentirme segura de las personas que te rodean.
— He dicho que no, ¡El tipo está delicado! — dijo Michael, enfadado —. Podrías empeorarlo.
— Soy tu conciencia, ¡Es mi trabajo asegurarme que todo en tu entorno esté bien! — dijo Alice.
— Que seas mi conciencia no implica que deba obedecerte — dijo Michael, sin pensar —. Tú ni siquiera eres alguien, eres solo una parte de mi mente y ya. ¡Se acabó!
Alice calló y lo miró impactada, al borde del llanto. Michael se dio cuenta de lo que había dicho y se sintió mal.
— Lo siento, no quería... — dijo Michael, intentando disculparse.
— Sí eso piensas de mí, no sé por qué deseaste que existiera — dijo Alice, antes de retirarse de la habitación.
Michael trató de seguirla escaleras abajo, pero un fuerte dolor de cabeza lo invadió, impidiéndole dar un paso fuera de la habitación. Optó por esperar a que se pasara su enojo para hablar.
Se regresó hacia su cama y se sentó en el borde, sobando sus sienes y tratando de que el dolor desapareciera.

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La conciencia de Michael (#1)
Fantasy"Un deseo lo cambió todo." Michael Jones, un joven que cursa la preparatoria, siempre pensó que conocía el camino de su vida. Sin embargo, una noche, un deseo sarcástico lo lleva a un punto de inflexión. De la oscuridad surge Alice, una misteriosa y...