Dios, nunca había tenido tanta hambre en toda mi vida, y eso era lo que me ponía nerviosa. Él todavía no llegaba con la comida y yo estaba a punto de entrar en pánico. El vuelo saldría en media hora y quería comer algo, iba a estar 3 días viajando y quería recodar la comida de mi hogar antes de salir.
Apareció con un sándwich típico de aquí y comimos en silencio, escuchando a la mujer que avisaba a que hora salía cada vuelo.
Después de un rato de estar sentada sin hacer nada caminé por el largo pasillo donde vendían de todo. Me llamaba la atención todo lo que brillaba, lo que se movía y lo que adornaba. Me sentía muy fascinada por todo lo que podía llegar a ver en aquel bonito lugar. Iba a extrañar todo eso, iba a ir a un lugar donde todo aquello era inimaginable.
Me sentí triste por un instante hasta que él se acercó a mi y dibujó con corazón en el aire. Lo miré extrañada, sin entender a que se refería. Se acercó y me besó, primero de golpe, después con mas dulzura. No podía creer que eso estaba pasando. Él, mi mejor amigo, mi hermano del alma y compañero de clases, me estaba besando, estaba demostrando que me quería. Seguía confundida cuando dejó de besarme y me miró, Me tomó de la mano y nos dirigimos a uno de los negocios que teníamos enfrente nuestro.
Me compró un colgante con una cruz que tenía pequeñas piedras brillantes incrustadas en el contorno, sin decir nada me la puso al rededor del cuello y me besó la mejilla derecha.
Anunciaron nuestro vuelo por los altavoces, así que comenzamos a dirigirnos hacia la zona de embarque. Iba a extrañar el suelo, mi país y mi identidad para poder tener una nueva.
Era todo muy extraño y confuso el hecho de salir de viaje, sobre todo cuando sabes que no vas a poder volver, y así me sentía, completamente extraña. Entre una tristeza y felicidad incomprensible.
No recuerdo como había llegado a mi asiento, ni en qué momento había agarrado fuertemente su mano, pero lo que sabía es que ya no estaba en el suelo, ni en el aire. Iban a ser 2 largos días de viaje para empezar todo de cero. Saqué un libro de mi mochila y traté de concentrarme en la lectura, era mi libro favorito y el único que había conseguido traer. En algún momento debí quedarme dormida, porque cuando desperté me estaban sirviendo el desayuno.
Le pregunté que hora era a la azafata, ya que él había desaparecido, me dijo que estábamos a altura del ecuador así que era de mañana, 7 y media aproximadamente. Le agradecí y traté de buscar mi libro, que había desaparecido de mis manos.
Luego de un rato él apareció con una botella de agua y su desayuno en una bandeja. Dijo que había ido al baño y a explorar por ahí. Me contó que había un comedor gigante con distintas secciones de comidas, según el país y la costumbre alimentaria de ese horario. Luego comentó que él le había pedido a una azafata que me trajera el desayuno hasta aquí y que me sirviera lo que llegara a necesitar. Le agradecí y le sonreí, él siempre hacía ese tipo de cosas por mi y era lo que más me agradaba de él.
No quise tocar el tema sobre lo ocurrido en el pasillo con negocios pintorescos ya que me daba un poco de vergüenza. Aún así hablamos del tema durante el almuerzo.
-Quiero que estés feliz en este nuevo lugar donde vamos a estar.- Me miró a los ojos con una encantadora sonrisa.
-Yo también lo quiero para ti.- Le contesté un poco colorada de la vergüenza y la emoción.
Miré por una de las enormes ventanas que había en el comedor, el paisaje era hermoso, daba la impresión de que hacía frío y calor al mismo tiempo, se veía el sol, más grande que nunca. Si pudiera contar con mis manos los momentos más felices de mi vida, aquél sería uno.
Cuando la hora del almuerzo terminó, nos mandaron a nuestros asientos. Al parecer iban a controlar que todos estén en sus lugares y que no faltara nadie. Cuando un hombre alto se nos acercó para pedirnos nuestras identificaciones, él le preguntó porque se hacía todo esto. Nos contestó con cara de que no eramos los primeros que preguntaban, que era rutinario y se hacía una vez al día durante el viaje.
Pasamos toda la tarde charlando y recordando viejas anécdotas, reímos un montón y hasta nos pusimos tristes. Fue muy bonito olvidar todo aquél entorno, aquél viaje y todo lo que nos esperaba.
Antes de quedarme dormida recuerdo que me dijo que me quería, que no quería separarse de mi. Le pregunté desde cuando se sentía así, desde cuando pensaba todo eso y porque había elegido aquél momento para decírmelo. Se quedó callado un instante, y en ese momento me quedé dormida.
Una sensación rara, nueva y poco experimentada me despertó. Abrí lentamente los ojos, él me estaba besando. Volví a cerrar los ojos, para seguir pareciendo dormida, no quería arruinar ese momento tan tierno con algo estúpido y vergonzoso.
Sentí como sus labios se alejaban de los míos, no pude evitar mantener los ojos cerrados por más tiempo y los abrí de golpe. Lo vi sonrojarse por haberlo descubierto.
-Perdona, te veías muy tierna, no quería despertarte.- Miró para otro lado pasando su mano por su nuca, nunca lo había visto tan nervioso.
-No hace falta que te disculpes, realmente no me molesta.- Me levanté del asiento, me paré justo enfrente de él y lo abracé con muchísima fuerza. Me devolvió el abrazo luego de unos momentos, supuse que estaba confundido por mi reacción y lo entendía, nunca había hecho algo así sin que él me lo pidiera.
El día fue bastante largo, el hecho de estar encerrada en un lugar más de 24 horas era agotador, así que hablamos menos, seguí buscando mi libro. Como no lo encontraba decidí preguntarle si lo había visto. Empezó a reírse con ganas, cuando terminó y pudo respirar me dijo que lo había escondido y que debía encontrarlo. Le lancé una mirada de reproche y me puse a buscar, él se paró en un costado muy divertido viéndome enojada.
Cuando estaba buscando en el compartimento de arriba, él se acercó hasta mi y me agarró de la cintura, me dio vuelta para tenerlo de frente y me dijo:
-Esta justo aquí.- Levantó el brazo y lo sacó del compartimento, me lo mostró del lado de la portada y luego lo arrojó al asiento.- Pero no vas a tocarlo todavía.
Me estaba mirando con desafío en sus ojos, cada vez me apretaba más a él por la cintura. Cuando estuvimos a centímetros de un beso le pregunté que era lo que él quería lograr con aquello. No dijo absolutamente nada, con una mano me sostuvo de la cintura y con la otra de mi cuello, acercándome a él con mucha rapidez. Otro beso, muy diferente a los otros 2. Este era mucho más rápido, cargado de emoción y felicidad.
***
Estaba mirando las estrellas, me sentía liviana, como si muchas cosas a la vez hubieran desaparecido y había quedado completamente vacía. Supongo que eso era empezar de cero, empezar sin emociones complejas. Solo las básicas. Alegría y emoción.
Estábamos por aterrizar, me agarré fuertemente de la mano izquierda de él. En cualquier momento gritaría de la emoción.
No sentimos absolutamente nada, ni cuando terminamos de aterrizar y ni cuando bajamos de aquella cosa monstruosa, que por suerte no volvería a pisar jamás.
Recordé eso por un instante, ya no podía volver a lo que hace poco tiempo fue mi casa. Miré para todos lados un poco desesperada, necesitaba agua, o algo como para calmar mi nervio excesivo. Solo bastó una simple mirada suya para poder estar mucho más tranquila.
La empresa que habíamos contratado para hacer ese monstruoso viaje nos iba a llevar nuestras cosas a nuestra nueva casa, así que solo teníamos dos maletas y las cosas esenciales para sobrevivir hasta que llegaran las cosas más tecnológicas.
Contratamos un guía turístico para mas o menos poder manejarnos en aquella ciudad desconocida. Había muchas cosas extravagantes, edificios bastante raros, montañas grises a lo lejos y un enorme domo en nuestras cabezas, aunque era difícil distinguirlo, lo vimos cuando el guía nos explicó como verlo y como funcionaba, hasta donde llegaba y para qué estaba. Aunque era muy obvio saber porqué estaba semejante domo de vidrio cuádruple, nos sorprendió la respuesta de aquel hombre.
Marcus, nuestro guía nos llevó a un lugar donde vendían de todo un poco, desde comida hasta artesanías bastante exóticas. Pero ninguna brillaba. La comida era más que exquisita, compré un libro de recetas para poder explorar un poco más aquella costumbre que estábamos viviendo.
Antes de despedirse de nosotros, Marcus nos entregó un mapa de toda la ciudad y nos indicó como viajar a otra ciudad que se encontraba cerca. Le agradecimos muy contentos y comenzamos a explorar solos. Estuvimos callados mucho tiempo, concentrados en estudiar aquel mapa para poder llegar a la que sería ahora nuestra casa.---
Hacía un año y medio habíamos decidido con Stephy hacer un gran cambio en nuestras vidas. De niños habíamos prometido hacer todo juntos, y así iba ser esta vez. Habíamos decidido irnos a vivir a un lugar especial, muy particular e increíble. Después de mirar mucho el holograma que teníamos de la tierra no supimos a donde ir, iba a ser bastante difícil encontrar un lugar con semejantes características.
Habíamos llegado a rendirnos, habíamos llegado a pensar de que un lugar así no existía, así que tratamos de limitarnos a lo que el mundo nos ofrecía. Habíamos pensado en irnos a la Nueva República Italiana o al Tokyo Anterior. Hasta que salió el gran aviso que nos cambió la vida.
Teníamos un año para juntar el dinero, y así pagar tan costoso viaje. Nos esforzamos muchos en nuestros trabajos, pedimos asensos y prestamos. Cuando llegó el momento de pagar nos sorprendimos porque tuvimos que pagar mucho menos de lo que pensamos que iba a ser, lo que nos favoreció, ya que así tendríamos para gastar cuando llegáramos.
Despedirnos de nuestros amigos fue lo más difícil de todos. Le prometí a su mamá que la cuidaría muy bien, y ella le prometió a mi mamá que me cuidaría también. Supusimos que así estarían más tranquilas las dos. También prometimos llamar todos los días, escribir mails y mantenerlas al tanto de todo. Sonaba exagerado pero era real, íbamos a hacerlo aunque nos costara caro.
Había pensado en sorprender a Stephy y regalarle algo, algo que le haga recordar nuestro tiempo en casa. Cuando llegamos al aeropuerto había buscado, sin que ella se de cuenta, algo especial para ella. Había dos cosas que a ella le fascinan: las cosas que brillan y las cruces católicas. Encontrar una con pequeñas piedras blancas brillantes fue mucho más fácil de lo que pensé.---
Por fin llegamos a nuestra nueva casa, vivíamos cerca de muchos lugares bonitos y era lo que más nos agradaba. Íbamos a poder salir a caminar y estar a gusto.
La casa tenía dos pisos, tres habitaciones en la planta alta y un baño, abajo estaban la cocina, el living y un garaje.
Cuando entramos a una de las habitaciones encontramos una cama grande y un armario con perchas, una mesa con un espejo y dos mesitas de noche. Lo miré con una sonrisa, el se rió de mi cara y me dijo que estaba loca. Había intentado decirle que me quedaba con aquella habitación. Me dijo que no con un leve movimiento de cabeza, me tomó del brazo y me llevó a la habitación de la par. Estaba vacía. La ultima habitación también estaba vacía. Íbamos a tener que dormir en la misma cama.
Traté de no pensar en ese tema, busqué dos sillas y nos sentamos en el balcón que estaba en una de las habitaciones vacías. Se veían hermosas las estrellas desde aquella vista, él me tomó de la mano, nos miramos unos instantes, al principio serios, y luego con una sonrisa. Estábamos donde queríamos estar. En la Luna, nuestro nuevo hogar.N/A: Hola!! espero que les haya gustado esta historia... La verdad es que la había escrito hace un tiempo y la había subido a 20Lines, pero, como ahora me entuciasmé con wattpad, creí que era conveniente también tenerlo aqui :3
En fin, es muy corto, ya que me gustan los cuentos cortos... Podría darle una continuacón pero me gustaría saber que piensan ustedes :D
Un abraso grande :D

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Look the Moon
Short StorySolo mira la luna... Una historia corta, nacida de un sueño... Donde en la luna estaba la felicidad de ambos