Ian

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Mamá entró al cuarto luego de Bruno, que traía las bolsas del supermercado. Mi hermano me miró mientras yo le alcanzaba unos resaltadores a papá para el planisferio, y creyendo que también estaba marcando el mapa, me palmeó la espalda como diciendo: "Al fin hacés lo que deberías".

No lo contradije, no tenía ganas de dar explicaciones.

-En cinco minutos comemos.- Anunció mamá, sacando el pan de la bolsa para cortarlo y empezar a hacer unos sándwichs.

- Te ayudo, ma.- Dije para hacer más rápido el asunto. El estómago me rugía desde hacía un largo tiempo.

Sacaba de la bolsa el jamón y el queso, para empezar a cortarlos en fetas, cuando encontré un pañuelo de tela de color blanco con dos letras bordadas: "AJ". Olía a perfume de mujer y parecía haber caído allí por accidente.

- ¿Había alguien en el súper?- Pregunté, guardando el pañuelo en mi bolsillo.

- Sí, la señora de la caja.- Me respondió mamá ignorando lo que estaba pasando por mi mente.

-Tengo que hacer algo, vuelvo en un minuto. Me llevo la navaja.- Le dije para que se quede tranquila, pero en realidad no la llevé. De repente se me había ido el hambre.

- ¿Qué vas a hacer a esta hora, Ian?- Me preguntó ella.

-Se olvidaron de comprar los cigarrillos para papá.- Me excusé, y salí rápido antes de que alguien más me preguntara algo, esquivando la mirada acusatoria de Bruno.

Fui caminando con cuidado hacia el supermercado, aún con el pañuelo en mi bolsillo. Entré al lugar, busqué con la vista a la cajera y me acerqué a ella. Aclaré mi garganta para llamar la atención de la mujer rubia, que en ese momento estaba concentrada acomodando unos billetes, la señora dirigió su mirada a mí, y con una pequeña sonrisa me preguntó que necesitaba.

Saqué el pequeño pedazo de tela que tenía guardado y se lo entregué, la cajera tardó unos segundos en agarrarlo mientras que me miraba confundida.

- ¡Este es el pañuelo de mí hija! ¿Dónde lo encontraste?- Me preguntó cuando reconoció el objeto.

- Yo... Lo encontré tirado sobre el césped, aquí afuera. Me alegra encontrar a su dueña.

- Ahora la llamo, así se lo entregas en persona.-Me dijo la señora y se asomó por una puerta gritando "¡Arianaaa!".

De allí salió su hija: una bonita chica de cabello castaño claro, largo y ondulado. Ojos color miel, de largas pestañas; alta (aunque no más que yo) y con el uniforme de cajera recién puesto para reemplazar a su madre.

- ¿Me llamabas, mamá?- Preguntó ella sin siquiera mirarme.

- Sí, el chico aquí encontró tu pañuelo afuera y vino a devolvértelo.- En ese momento, Ariana, volteó a verme y me sonrió levemente.

- Oh, bueno, muchas gracias, es algo importante para mí.- Lo tomó entre sus manos y lo guardó en su bolsillo- No me hubiera gustado perderlo.

- No es nada.- Dije, sonrojándome un poco- Mí nombre es Ian, tú eres Ariana, ¿no?

- Así es.- Respondió ella sonriendo- Un gusto conocerte, Ian.

Sentí como si se hubiera dado cuenta de lo rápido que latía mí corazón en ese momento. Hacía mucho no entablaba conversación con alguien que no sea de mi familia.

- Estoy alojado en un hotel que está a unas cuadras de aquí. Creo que me quedaré unos días.- Le dije con la esperanza de no perder contacto con ella.

- Eso es genial, yo trabajo de ama de llaves por la mañana en ese lugar. Capaz mañana te vea.- Me guiñó un ojo y se puso a acomodar unos productos en las góndolas.

Salí del lugar con una sonrisa de oreja a oreja. Nada podía arruinar este día.

Historia escrita en conjunto con SugarBallons.

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2018 ⏰

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