La noche era larga y no podía dormir, tenia que salir, tenia que respirar y despejar mi mente. Tome el paquete de cigarrillos que estaba alado de mi cama, el encendedor y las llaves de mi casa. Tome mi abrigo y salí a caminar. Buscaba paz donde no podía encontrarla, en las calles de la ciudad. Dos jóvenes empezaron a seguirme. Ya me había percatado de su presencia casas atrás, pero esta bien, porque la noche era larga y yo no podía dormir.
- este no es lugar para una chica como tu
- hey guapa ¿por que no vienes a platicar un rato? ¿he?
Me detuve casi al instante. Mis manos temblaban y una sonrisa se dibujo en mi rostro. Oh, hermosos nervios, hacia tanto que no los sentía. Sin dudar voltee a encarar a mis agresores.
-Fiuuu te lo dije jose, es una belleza
-Mira Luis, la perra esta sonriendo, creo que sabe lo que le espera.
Los dos se soltaron a reír, pude ver como luis preparaba su navaja y avanzaba hacia mi. No se que pasaba por mi cabeza, todo se me movía muy lento y justo como en los viejos tiempos solo me tomo un segundo sacar el arma de mi abrigo y apuntar a la cabeza de aquel hijo de puta. Ya había olvidado lo bien que sentía ver esa expresión en sus rostros y dejar de ser la presa para convertirme en depredador. Ambos se detuvieron, jose saco una pistola y apunto hacia mi, era torpe y por el temblor de sus manos deduje que la haba disparado pocas veces.
Permanecí en silencio.
-sera mejor que guardes eso pequeña puta, no que...
Interrumpí su discurso colocando una bala justo en medio de sus ojos. Demasiado bueno para ser mi primer disparo en mucho tiempo, ahora solo queda uno. Tumbo su navaja y estaba apunto de echarse a correr pero no podía dejarlo ir, la noche era larga y yo no podía dormir. Dispare a sus rodillas y entre llantos y ruegos casi incomprensibles me acerque a el.
- ¿quien eres? ¿por que haces esto?
sonreí y respondí.
-bueno, esto es un tanto vergonzoso. Veras, tengo muchos nombres, pero hoy, hoy puedes llamarme catrina.
pegue el cañon de mi arma en su cabeza y con esa hermosa sensación de poder dispare. Pude ver como algunos vecinos se asomaban por la ventana y escuche un par de sirenas de policía acercándose al lugar. Me puse de rodillas frente al cuerpo de aquel delincuente, mire mi arma y después de unos segundos la coloque sobre mi cabeza, cerré los ojos. Aquella noche era muy larga y al fin podría dormir.
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Noches de insomnio
ActionUna ex asesina cuyo nombre es desconocido al igual que su pasado retoma viejos hábitos después de una noche de insomnio