Sorpresa

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Steve regresó unos días antes de aquella misión. Le dijeron que le tomaría semanas resolverla, pero en vez de eso, todo fue beneficioso para él y terminó antes de lo planeado. Así que en vez de perder el tiempo con banalidades que no venían al caso, decidió regresar cuando antes al pequeño hogar que compartía con Bucky: que en los hermosos años recientes confesaron lo que sentían y decidieron formalizar de una vez por todas su relación. 

Como agradecía haber despertado en esa época de igualdad y aceptación a todo género y sexualidad.

Así que sin más se despidió de sus amigos, aceptando regalos y buenos deseos...
Cierto, ¿olvide mencionar que Steve pasaría su cumpleaños número cien en aquella misión? Que mejor regalo que regresar antes y pasar ese día especial junto a la persona que amas. Claro que Bucky no sabía de su inesperado regreso, y Steve no permitió que nadie le avisara de su llegada. Todo sería una sorpresa.

—¿Acaso el sorprendido no debes ser tú? —replicó Sam antes que todos se quejaran. Bueno, el que se quejó fue Tony, ya que le estaba organizando una fiesta que Steve merecía celebrar. No solo por una buena misión como había mencionado Thor, sino por ser su cumpleaños.

—¡De cuando aquí se cumplen cien años! Ya pasaste a ser toda una reliquia que se merece agasajar a lo grande —insistió el hombre de hierro. Pero Steve, firme en su decisión, salió disparado apenas todos terminaron de saludarlo, desearle buenos deseos y entregarle uno que otro regalo: que termino llevando en una mochila improvisada que le entregó Wanda.

Y ahí estaba rumbo a su hogar con una gran sonrisa. No solo por lo que le dijo Clint y Scott apoyo, sino por el hecho que vería a Bucky de nuevo. No entendía la extraña sensación que sentía pero parecía que no lo había visto en años. Así que sin darle mucha importancia, acelero. Que bien que no se había quitado el traje de Capitán América, así todos pensarían que iría a una misión y no lo detendrían por exceso de velocidad. Solo por hoy se daría el gusto de infringir la ley.

Al llegar a su hogar un silencio apacible lo recibió. Por un momento pensó que Bucky estaría tomando una siesta, ya que no era tan tarde como para irse a dormir, apenas el reloj marcaban las seis. Así que con sigilo fue a la habitación que compartían, y al no encontrarlo, se dispuso a buscarlo por el resto de la casa. Entro en pánico. Estuvo a punto de llamar a Sam y Natasha para que lo ayudaran, pero descartó la idea al escuchar la puerta abrirse y ruido de bolsas ser puestas en el suelo. Bajo rápidamente las escaleras y se topó con Bucky sorprendido, viéndolo desde la puerta.

—¿Steve qué haces aquí? —El capitán no respondió y se apresuró a llegar a su lado para estrujarlo en sus brazos—. Yo también te extrañe, pero no me dejas respirar —suspiró tratando de corresponder el abrazo.

Steve lo soltó al percatarse de su error, y acariciando con cariño su mejilla, le dio un beso. Uno lento y apasionado. Comprendiendo que necesitaba de Bucky más de lo que podría imaginar.

—No sabes cuanto de extrañe, Buck —dijo con una gran sonrisa.

—Solo te fuiste tres días.

—Para mí fueron años. —Y nuevamente lo envolvió entre sus brazos con protección y cariño.

—Estás raro... A de ser por tu cumpleaños —susurro Bucky correspondiendo el abrazo—. Y debiste avisarme que volvías, para comprarte un pastel.

—No importa. Con tal que estés tú, me es suficiente. —Y volvió a besarlo.

—Si que estás raro Stevie. ¿Acaso pasó algo malo en la misión?

—No. Solo te extrañe. Es todo.

Bucky lo analizó tratando de encontrar algún engaño en su respuesta, pero le sorprendió saber que decía la verdad.
<<Seguro está raro porque es su cumpleaños>> pensó, retrocediendo un paso y pidiéndole ayuda con las bolsas del mandado.

Feliz Cumpleaños SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora