XXVII: Tus Ojos de Agua Dulce

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[Aún no reproduzcan hasta que les indique]

Viernes en la tarde. ¿Saben lo que significa? Sí, organización de fiesta.

La adorable pelirrosa se encontraba en un salón no muy lejos de su hogar, decorando con serpentinas y listones todo lo que hubiera a su paso.

Colores pasteles y un delicioso aroma a fresas con chocolate impregnaba dicho lugar.

La música sonaba muy bajo, así que la chica incrementó el volumen para escucharla mejor.

—¡Esta vez no habrá problemas, Dashie! ¡Lo aseguro!— se dijo a si misma.

[Insertar audio]

8:05 PM.

La fiesta apenas había comenzado pero el ambiente era muy ajetreado.

La mesa de bocadillos estaba repleta de personas y a la vez vacía de comida.

La pista de baile estaba en todo su apogeo con esas luces multicolores. Aún así la pelirrosada no encontraba lo que quería. Más bien a quien quería.

En la mesa de bebidas se encontraba sentada, sin nada que hacer, más que solamente ver como su esfuerzo había valido la pena.

A lo lejos podía observar a una peliarcoiris alegre junto a dos chicas, una rubia ojiverde y otra de ojos aquamarina con cabellera rosada pálido.

Uno. Dos. Tres. Cuatro copas.

Las malteadas de chocolate le sabían cada vez más dulces. ¿Eso es bueno? No le importaba. Hasta que lo vió.

Un chico de cabellos castaños esponjosos llegó a donde ella para saludarle.

—Creí que no vendrías— habló Pinkie.

—¿Por qué me perdería una fiesta tuya?— dijo Cheese.

Ambos mostraban una relajada actitud acompañada de una leve sonrisa.

El ojiverde miró un poco la pista de baile. Las luces, la música, la tentadora canción lo motivaba a ir... solo faltaban ellos dos.

—¿Bailas?

—Claro.

La ojician se levantó de su asiento para tomar la recién extendida mano de su amigo.

La pareja llegó a la pista de baile. La canción era demasiado buena para bailar, se tomaron de las manos y comenzaron a danzar.

Vueltas, risas, sobre todo la mirada era lo que dominaba en la pista. Pero para el chico bailar con ella era como... Tocar las nubes. Supongamos.

Bueno ya, ¿Qué tan difícil es escribir que Cheese estaba a punto de desmayarse por estar bailando con la chica que le gusta?

Pues así de difícil es...

Por otro lado, la femina disfrutaba de la compañía que le brindaba Cheese. Esa noche se le hacía muy diferente a las otras.

Los corazones de ambos palpitaba demasiado rápido, no sabían la razón pero creían que la adrenalina les hacía ese efecto.

Genial. Una canción demasiado melosa intervino al terminar la canción.

¿Bailar eso? No, gracias. Nuestros queridos fiesteros fueron a un lugar más apartado para poder conversar.

Llegaron a un jardín un poco oscuro pero realmente calmado.

—¿Ahora qué?

—No lo sé— expresó la pelirrosa.

Ahora los invadía un silencio, pero raramente no era incómodo sino... relajante.

—Bueno... ¿Qué me cuentas, amigo?

Auch, eso me dolió a mí.

En fin, esa "insignificante" pregunta fue el comienzo de una confesión un tanto melosa pero tonta... ¿Cómo decirlo?

Pues...

—Pero la verdad es que nunca he tenido novia.

—¿Y te has puesto a pensar quien te gustaría para eso?

—N-no, ¡Pff! ¿Yo con novia? N-no lo s-se— el chico presentaba un ligero sonrojo.

—¡Vamos! Debe haber alguien por aquí que te guste.

—No, jejeje, así estoy bien.

—¿Qué tal Fluttershy?

—Creí que tenía novio.

—¿Applejack?

—Muy ruda.

—¿Sunset?

—¿Quién es ella?

—¿Twilight?

—Flash.

—¡Flashlight!— intervino el susodicho.

—¡¿TÚ QUE HACES AQUÍ?!

—Nada— y se fue. Pinkie río.

—¿Qué sucede?

—Es que pensé en— se ríe más —¿Qué hay de mí?

La chica siguió riendo hasta que oyó una inusual respuesta por parte de Cheese.

—Contigo hay todo.

—¿Huh?

—¿Me perdonarás por hacer una tontería?

—No seas bobito, las tonterías no se perdonan, solo... Se disfrutan.

El ojiverde al escuchar eso, tomó de las mejillas a Pinkie y lo fué acercando poco a poco para quedar demasiado cerca. Pie seguía sin entender pero dejo continuar al chico.

—Entonces... Lo siento— susurró levemente.

Para después unir sus labios con los contrarios en un tierno beso. La ojician quedó sorprendida ante tal acto pero después de unos segundos, también respondió, tomando sus manos y entrelazando sus dedos.

Sentían un cosquilleo muy extraño en su estómago, seguro fue la comida. Así que... Como todos sabemos, el maldito aire interrumpió otro beso.

Al separarse, se encontraron con la sorpresa de que ambos parecían tomates maduros.

—¿Me perdonas?

—¿Por qué no lo haría?

Acto seguido, se dieron un abrazo que a nosotros nos duró una eternidad. Y bueno pues después de esto... Ambos terminaron por declararse pareja.

—¿Por qué saltarse del maldito arbusto?

—Chesse me invocó— justificó el peliazul.

La pelivioleta golpeó su rostro con la palma de su mano. Pero... Quién sabe desde cuando estaban espiando a sus amigos.

¡Hola! ¿Cómo están? Primero que nada, gracias por todos sus votos y comentarios. Tranquilos que esto aún no acaba ;)...

17/12/20: ¡Gracias por leer! Los quieroooo.

Bye!

Starly























































































—¿Qué me querías decir?

—No puedo decírtelo.

—¿Por qué no?

—Si te lo digo todo se habrá acabado.

—Dime.

Dió un suspiro notablemente pesado.

—Bien.

Continuará...

Fría por Fuera, Dulce por Dentro || ꜱᴏᴀʀɪɴᴅᴀꜱʜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora