Desperté bajo la sombra de un amargo sueño.
En completa penumbra, sin espacio alguno para escapar, la humedad ansiaba penetrar mi lugar, buscaba colarse en mi vivienda actual.
Murmullos a mi alrededor, los podía escuchar y mi entorno no era fijo, se movía de un lado a otro. Intentaban abrir mi fortaleza.
En completo silencio los esperé, mis manos se encontraban reposando en mi pecho y totalmente quieto contaba el tiempo que tardarían en descubrirme.
En mi primer parpadeo recobré la memoria y, lo que en un pasado viví, regresó con más fuerza. El fuego consumiendo lo de alrededor, lo que bien catalogarían como bien contra mal, y el rostro sereno con el que partiste de este mundo; ese mismo rostro que me acompañó durante todo este viaje. De un instante a otro, todo se esclareció de golpe, toda esa información azotó mi ser. Sentimientos confusos golpearon mi corazón, mismos que se esfumaron con los sonidos del exterior acercándose.
La madera crujía, los engranes chillaban, y cuando la luz se coló por una rendija, supe que era hora de salir de ahí. Escuché halagos y gritos de victoria y yo reí, porque nunca había presenciado que alguien festejara su propia muerte... aunque claro, ellos no sabían que estaba próxima.
Todo fue rápido, aún cuando los rayos del sol tocaron mi piel en un par de segundos estaba como si nada. Mi energía no se había marchitado durante todo el tiempo que permanecí ausente.
¿Cuánto tiempo habrá sido?
Después de recobrar el aliento y saciar mi apetito, empecé a buscar algo que respondiera mi pregunta, lo que fuese.
Dentro de la cabina, el calendario colgaba de la pared, marcando una fecha muy lejana a la cual yo recordaba.
Era tarde, tarde para mi; después de todo mis planes quedaron en pausa y era hora de reanudarlos.
Al dar media vuelta, choco con un espejo clavado en uno de los muros, obligándome así a ver mi figura. Una vez más, mis recuerdos se entrometen y quedo estático ante ellos. La cicatriz que ahora me acompaña, es la viva representación de que yo gané y a la vez perdí, pues ahora estoy en completa soledad frente a un futuro aún incierto.
¿Acaso es bueno rememorar mi pasado?
Mis yemas tocan la cicatriz que casi se difumina por el pasar del tiempo. La sensación es inexplicable, es agría, amarga y oscura; me hace enojar. Nunca he dudado frente a algo, y ahora el hecho de no estar seguro sobre los hechos de atrás, me enferma.
No me puedo permitir esto, es un insulto ante mi orgullo.
Lo pasado quedó en el ayer, y ahora, no me queda más que seguir en pie con lo que alguna vez juré. Mi plan ha cambiado radicalmente, ahora, ya no está en mis visiones hacerme de la fortuna de una familia adinerada, sino rebelarme contra mi propio yo. No volveré a flaquear en lo que me concierne, llegaré por sobre todas las cosas a la cima de lo que la vida humana aspira a ser, demostrando que no todos nos rompemos con la misma facilidad. Mi existencia misma me pide que sobrepase incluso aquello que me hace dudar, incluso si es necesario eliminaré emociones, sentimientos y recuerdos, quedando solo yo y mis objetivos. Siempre ha sido así, siempre he estado solo y sólo lo que me propongo me hace no derrumbarme, buscando obtener lo que sé, me corresponde.
En un segundo momento, buscaré lograr mis objetivos sin poner sentimentalismos de por medio. Estuve a punto de desaparecer gracias a ellos y esta vez no será igual.
A pesar de ello, sé que yo solo no podré hacerlo, necesito de alguien que comparta el mismo objetivo que yo, que sueñe con lo que yo sueño y que a su vez, me sea leal, tanto como un perro sigue a su dueño. Es algo incierto, difícil, me cuesta confiar en alguien que apenas conozco.
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En un segundo momento.
FanfictionContinuación de: "Desde el primer momento". Narrado nuevamente desde la perspectiva de DIO. Después de cien años, Dio renace desde las profundidades del mar; pero, desde la lejanía, alguien vigila sus pasos. «Se desarrolla a la par de los acontecimi...