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Javier se dedicaba a mirarla durante toda la clase, se sintió como un pervertido obsesionado y pronto dejo de hacerlo tan a menudo. Se preguntaba cómo sería su familia, su madre su padre e incluso algún hermano. Se sentía tan impotente de no poder atreverse a hablarle de tenerse que limitar a ver y no tocar. Dulce criatura dame una oportunidad.

Javier sabia que su vida no era como una historia de Hollywood en la que la chica perfecta conocía al chico perfecto y por casualidad se terminan relacionando y teniendo el mejor verano de su vida. Eso era aburrido y apestaba. Pero como deseaba que una casualidad los juntara.

Después pensó que era un enamoramiento temporal del que se olvidaría en unas semanas pero el no deseaba que terminara. Más tarde pensó en contarle a Octavio para que lo llevara con alguna de sus amigas e hiciera de las suyas; incluso más fácil podía contactar a Sofía y proponerle verse en su casa. Pero nada sonaba más atractivo que esperar a Marion. Se preguntó que esperaba de aquella persona y su mente explotó, esperaba sólo saciar su curiosidad de conocerla.
—hemos pasado dos días sin salir por ahí Javier —Octavio le decía a Javier cuando caminaban hacia la calle, a la hora de salida— vamos a ver a Lolita ¿te parece?
—¿para que?
—para comprarle mota es obvio ¿que te pasa estos últimos días? —Javier no quería decirle que se encontraba deprimido por una mujer
—olvídalo, vamos con Dolores.

Caminaron solo unas cuadras para llegar a la casa de la anciana, Dolores era una anciana que vivía sola en una vecindad, pensionada gracias a su esposo muerto; no trabajaba, se la pasaba en su casa mirando tv, pero tenía un magnifico cultivo de marihuana escondido.
—buena tarde Lolita ¿nos invita a pasar? —Octavio tenía una sonrisa que todo el mundo consideraba encantadora
—Por supuesto muchachos, los estaba esperando —Lolita sonrío y les abrió la puerta
—pues aquí nos tiene ¿dígame qué tal la producción? —ambos se sentaron en el sofá frente a la señora
—bien como siempre, aunque déjame decirte que unos policías se pararon aquí la semana pasada pero gracias a Dios no encontraron nada
—Dios siempre esta al tanto de nosotros, usted no se preocupe que esos puercos no pueden entrar a su casa, se llama allanamiento de morada y no pueden ejercer revisión sin una orden —Javier miraba como Octavio calmaba a la señora, no por nada siempre se salía con la suya.
—tú siempre tan inteligente Tavito eres buen muchacho —la señora sonreía débilmente.
Javier miraba las fotos en las paredes mientras Octavio cautivaba a Lolita, en su mayoría la señora con su marido en los años sesenta tal vez.
Salieron de la vecindad con 15 gramos en los bolsillos sonrientes.
Lo siguiente era venderla, no se atrevían a ofrecerla en la escuela ni a estudiantes de ahí, solo algunas veces hacían excepciones, sabían que si los echaba la escuela todo se habría acabado.
—¿sabes de algún evento próximo? —Javier preguntó a Octavio
—los hay a diario, pero no se cuál es el correcto
—es mucha mota son como 1,300 pesos
—no es mucho dinero hoy en día —escondió la mercadería en su chamarra y se cercioró de que nadie los estuviera viendo o siguiendo —vamos a tu casa
—esta bien pero solo nos quedaremos media hora
—¿ya no me quieres más en mi casa? Me portaré bien
—no es eso, pero si mi madre se entera de todo esto de la mota...
—si si claro, bueno medía hora nos alcanza para prepararlo todo
Al llegar al departamento, Javier se encontró con la sorpresa de que su padre había ido de visita, le causó un mal gusto en la boca.
Su padre iba con la intención de llevar a comer a sus hijos. Javier se negó, excusándose en que debía hacer algo de la escuela con Octavio. Pero su amigo vio ilusión en la cara del padre de Javier en poder pasar al menos una tarde con su familia.
—podemos hacer el trabajo mañana no hay problema —Javier le dirigió una mirada confundida y asintió
—¿de verás? —preguntó el papá
—si, es para la siguiente semana.
Se despidieron y Octavio salió de ahí, con toda la hierba en sus bolsillos.
Después en el carro, se encontraba Javier en la parte trasera y su hermana en el copiloto, ella tampoco tenía muchas ganas de ir.
—¿Como les ha ido en la escuela?
—de maravilla —respondió Victoria sarcástica
—empezaras la universidad pronto, háblame de eso Vicky —su padre hablaba entusiasmado
—ya presenté el examen para la UNAM, darán los resultados en un mes —dijo ella mirando por la ventana
—verás que te darán un lugar, tus capacidades siempre me sorprendieron —ella trató de darle una sonrisa.
Javier y Victoria no tenían una relación muy estrecha con el, cuando empezó todo el asunto del divorcio ellos aún eran jóvenes y no se les dio suficiente atención por parte de ambos padres. Solo habían discusiones pero todo explotó cuando su madre se enteró que la había estado engañando durante dos años. La madre quedó totalmente destrozada, ella con sus 44 años pensaba que su vida por fin era estable en todos los sentidos y podría disfrutar por fin su vida, pero después de eso se empezó a cuestionar muchos aspectos de su familia y a ella misma. Tendría que vivir el resto de su vida soltera debido a que consideraba que le costaría mucho volver a confiar en otro hombre. Por otro lado gracias a sus cuestionamientos sobre el matrimonio dejo de prestarle atención a sus dos hijos. En el sentido de que no se comunicaban, pero después cayó en la cuenta de que la vida de sus hijos pasaba sin que ella se diera cuenta así que trato de arreglar las cosas. Pero para entonces tendría que cavar más a prisa por qué sus hijos no pretendían arreglarlo tan fácil. No de la noche a la mañana.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora