capítulo único.

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—¿Cómo te has raspado la rodilla?— preguntó Chenle con el ceño fruncido. Estaba preocupado por su mejor amigo, preocupado porque todos los días llegaba a su casa con nuevas heridas, y temía que alguien estuviese haciéndole algo malo al pequeño Jisung.

Al ver que su amigo no respondía, volvió a formular la pregunta, sacando al más joven de su trance.

—Me caí.— dijo el rubio. Chenle lo miró mientras fruncía los labios. Sinceramente, él no se lo creía, ¿cómo podía su amigo ser tan torpe? En el caso de que Jisung le dijese la verdad, no podía creer que hubiese alguien así.— Chenle.

Sin decir palabra alguna, salvo un bajo gruñido a modo de respuesta, Jisung supo que su amigo lo estaba invitando a hablar.

—El corte del dedo me escuece.— admitió mirándose en dedo tapado por una tirita.— Escuece mucho.— añadió.

—Primero te curaré el raspón de la rodilla.— dijo mientras buscaba en un cajón del estrecho baño algo para limpiar la herida. Mientras tanto Jisung se sentaba en el váter.— Quítate la tirita, igual se te ha infectado.

Y eso hizo, el más joven se arrancó la pequeña venda del dedo, dejando escapar un quejido de dolor al ver la fea herida.

—Creo que se ha infectado.— dijo haciendo un puchero. El mayor dejó escapar de entre sus labios una risa tonta, haciendo que el menor frunciese el ceño.

—¡Ahora tendrán que cortarte el dedo!— dijo entre risotadas. Jisung chasqueó la lengua con molestia.

—No bromees con eso, tonto.— dijo con un tono de voz bajo que pensó que su amigo no oiría, pero se equivocó, porque Chenle dejó de reír de sopetón.

—No me digas tonto, soy mayor que tú.— dijo apuntando al menor con su dedo índice. Agarró un pequeño bote de alcohol del cajón y se lo entregó a Jisung, que lo sujetó entre sus grandes manos. Chenle procedió a lavarse las manos mientras hablaba.— El único tonto aquí eres tú.

—Como sea.— dijo el rubio algo cansado de aquello. Vio como su amigo se arrodillaba para quedar a la altura de su rodilla.— Venga, cúralo. Duele mucho.

Chenle lo miró inflando las mejillas, ese día el menor se estaba comportando como un tremendo idiota. Por ello se puso en pie, cansado del comportamiento de éste.

—Al final te va a curar tu prima.— dijo cruzándose de brazos y viendo como los ojos del otro se arrepentían de haber sido tan brusco. Pero pronto ese sentimiento pareció desaparecer, y con una sonrisa socarrona, el menor habló.

—¿Ves? Eres tonto.—dijo mientras abría el botecito de alcohol.— No me quieres, vas a dejar que me cure yo y voy a causar un estropicio. Y va a ser por tu culpa.— dijo agarrando un trozo de algodón de un cajón cercano.

—Aish niño. Dame, venga.— dijo el mayor agachándose con rapidez  y arrebatando el bote y algodón de las manos del pequeño. Miró el bote detenidamente y luego miró a su amigo con una ceja alzada.— Debo lavar la herida con esto, ¿cierto?

—¡Pero que dices! ¿Ahora te entra la duda? Me has curado muchas veces antes.— dijo Jisung sorprendido. Chenle se elevó de hombros.

—No sé, esta herida es más grave que las anteriores.— comentó dejando el bote y algodón en el suelo y examinando la herida.

—¿Deberíamos ir al hospital?— preguntó el rubio arrugando la nariz. Solo de pensar en ir al hospital le ponía los pelos de punta. Chenle negó rápidamente.

—Esto no es nada, no es necesario ir al hospital. Solo es un raspón un poco profundo.— dijo con una sonrisita al pensar en lo exagerado que era el menor.

wound ;;ᴄʜᴇɴsᴜɴɢ [{os}]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora