El sexy chofer

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Capítulo 1

Era un 4 de Julio aquí en los Estados Unidos y me encontraba sentada en el sillón de mis tíos. Festejábamos el día de la Independencia. Se supone que es una fecha especial, un día diferente a los demás, pero para mi era siempre lo mismo. Todos los 4 de Julio los festejamos en casa de mis tíos, comemos lo mismo, vemos lo mismo, hacemos lo mismo, hablamos lo mismo, y me harta. Es tan aburrido siempre hacer lo mismo año tras año. Pero bueno esta vez se podría decir que si fue igual a los demás. El cielo grisáceo pero sin lluvia y todo calmado. Creo que me describiría en ese momento como el cielo, todo triste, calmado y aburrido. Siempre hacemos la misma rutina de comer, ver shows en la televisión, cantar karaoke y prender fuegos artificiales, lo cual yo solo veo porque nunca me dan a mi. Mis tíos son tan flojos que siempre que tienen que comprar los fuegos, llegan y ya casi no hay y no ajusta para todos así que a mi no me tocan jamás. Aún que esta vez fue diferente, cuando fue hora de los fuegos artificiales me quede en la sala sin nada que hacer pero en eso mi madre me llamó para que fuera con ella a ver los fuegos. No quería ir pero a fin de cuentas me levanté y me salí de mala gana.

Llegue a donde estaba mi mamá y empezamos a hablar.

- ¿Qué es lo que quieres, madre? -. Dije sin pensarlo y de malhumor.

- ¿Por qué estas adentro sin hacer nada? -. Respondió mi madre.

- Nada es sólo que todos los años hacemos lo mismo y en esta parte del festejo nunca me dan fuegos artificiales -. Le dije recordando todos los años que nunca me han dado.

- Bueno hija, no siempre alcanza para todos, pero como estas a punto de cumplir tus 20 años, quiero que este 4 de Julio sea especial así que te guarde esto -. Me estiro su mano y me enseño un artefacto con forma de palo y de colores brillantes. Era obvio que era un fuego artificial de los pequeños que sacan chispas.

- Se lo escondí a mi hermano para que pudiera tocarte uno. Tómalo, préndelo, ve y diviértete -. Dijo mi mamá con una sonrisa en su rostro.

No tenía palabras para agradecerle así que le sonreí la vi a los ojos y "anda" me dijo así que siguiendo el consejo de mi mamá fui a prenderlo, corriendo a toda prisa.

Al prenderlo y tener el mío después de todos esos años me puse tan feliz y como ya era de noche el cielo se vio más hermoso de lo que se había puesto antes. Creo que en ese momento fui la persona más feliz del mundo. Terminando los fuegos artificiales nos fuimos adentro de la casa a relajarnos. Como ya eran casi las 12:00 no había nada que hacer más que cantar karaoke. No quería estar presente ahí ya que mi familia es un asco cantando lo que sea. Además me estaba durmiendo porque no estoy tan acostumbrada a dormir tarde a menos que sea una fiesta en la que esté muy entretenida. Le avisé a mi mamá que ya me quería ir a la casa así que decidí tomar un taxi pero no sin antes despedirme y dar las gracias como siempre. Me salí de la casa justo cuando estaba el taxi ahí. Así que sin más me metí, le dije la dirección al taxista y cerré la puerta.

Al subirme al taxi me encontré con algo que no se espera de un taxista. Pelo Rubio cenizo, ojos cafés, una nariz, pues linda se podría decir, y una sonrisa que me hacia sentir feliz. Todos sus rasgos lo,complementaban para hacer esa obra de arte que era su sexy rostro. Un chico guapo y especial. Llegando a mi casa le pague al taxista. En realidad se me había quitado el sueño porque el taxista se podría decir que estuvo ligando conmigo todo el camino a casa. Era raro ver que era un taxista pero guapo y tendría como unos 21 años según mis cálculos. Antes de haberme bajado del carro me había preguntado mi nombre, le dije que podría ser una ratero pero luego antes de que le dijera mi nombre el mi dijo el suyo. Andrew. Después me pidió mi número y no estaba segura de dárselo pero una sonrisa en su cara me dijo que si era de fiar así que saqué un papel y le di mi nombre y mi número y me metí a mi casa. Cuando estaba apunto de cerrar la puerta me gritó: ¡adiós... Em Rachael! Voltee y le sonreí. Rápido me subí a mi cuarto y como me moría de sueño ni me cambie a mi pijama sólo me recargue el la cama y el sueño me venció.

Al despertar lo primero que vi fue mi hipopótamo de peluche. Se que estoy grande para peluches pero es el único y más especial peluche que tengo. Voltee para ver todo mi cuarto y estaba todo desordenado igual de cuando llegue anoche. Me acordé de Andrew, el taxista de anoche. Me pregunté que fue de el, así que como el no me había dado su número lo más lógico era esperarme a que me llamara. Bajé a la cocina porque tenía mucha hambre. En eso recordé que mis padres se habían quedado cuando yo me vine acá. Los llamé y me dijeron que estaban en el supermercado comprando para seguirle a la fiesta otra vez en casa de mis tíos. Me preguntaron si quería ir con ellos pero esta vez lo pensé y les dije que no gracias. Como no tenía nada que hacer y no había despensa me comí un plato de cereal, una barrita y encontré una manzana. Prendí la televisión y busqué algo que me gustara. Nada. De repente encontré un programa que se me hace muy malo pero divertido. Se trata de personas que concursan y deben ponerse pegamento en la ropa y el cuerpo y después les tiran una caja llena de dólares y todo el dinero que se les pegue será de ellos. Es algo divertido pero estaba apunto de acabarse cuando se me ocurrió llamarle a mi amiga Clare para preguntarle que haría hoy.

- ¿Bueno? -. Contestó clare

- Hola Clare. Soy yo Rachael sólo quería preguntarte que harías hoy. ¿Tienes algún plan o algo que hacer? -. Le dije. Había decidido llamar a Clare porque me cae muy bien y es de las pocas amigas que aún no se ha ido de vacaciones.

- No. No tengo nada ¿y tu? -. Respondió.

- Tampoco tengo nada. ¿Qué te parece si vamos al cine ahorita? -. Dije yo.

- Suena genial nos vemos en 15 minutos en la plaza. Aún debo arreglarme. Adiós -. Dijo y en eso colgó. Mientras ella se arreglaba termine de ver el programa porque no me apuraba irme ya que la plaza queda a 5 minutos de mi casa. Cuando ya faltaban 10 minutos llamé otra vez a un taxi para que de aquí a que llegaba estuviera lista además Clare es muy puntual a comparación mía. Llegó el taxi y para mi sorpresa ¡adivinen quien estaba ahí! Andrew. No creo que haya sido coincidencia porque la estación de taxistas tiene identificador de llamadas y si el tenía mi número supongo que decidió venir por voluntad propia.

- ¡Hola! -. Dijo.- no esperaba verte tan pronto -. Respondió con una sonrisa torcida en su rostro.

- Vamos no te hagas el que no sabe. Bien que fuiste tu el que decidió venir -. Le dije entre risas.

- Bueno si fui yo pero ¿y que?-. Dijo.- rápido sube. ¿A dónde quieres que te lleve damita?

- A la plaza, señor -. Le respondí.

- Bien. Abróchese su cinturón porque será un viaje loco -. Me dijo. Y dicho y hecho si iba a ser porque se equivocó de calle y nos perdimos. Rebotamos en topes y reímos como si fuéramos muy buenos amigos. Ya cuando estábamos llegando a mi destino le pedí su número.

- Muy bien te lo daré -. Dijo.- toma el papel que está en el cajón pequeño de ahí -. Dijo señalando el radio. Lo tomé y me baje del carro.

- Oye -. Gritó -. El número. ¿Quién te dijo que ya lo había anotado?.

- Por favor. Eres muy obvio y obsesionado que creo que ya tenías listó el papelito desde ayer -. Le dije. Sonreí. Le pagué pero me dijo que el invitaba. Otra vez sonreí y le agradecí. Después de que se fuera, tome mi camino y entré a la plaza.

Invincible and invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora