La banquita

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Disimulando una sonrisa estabas
Mirando hacia el horizonte, con tus manos temblorosas
No palidecías, no aún
Pensabas en que decir, o si sería mejor evitar decirlo
Tus pies se movían en un vaivén de pubertad
Atrás el sol se escondía ya, ¡Largo día!
Un cristalino susurro de viento chocaba contra tus cachetes
Una mano recogía tu cabello y la otra se arrancaba de aquel lugar
Entendí yo que ya no querías más estar ahí
Que tu amor se caía y que ya no podías
Que querías volar de aquella habitación vacía
Ir a un lugar de corteza y fantasía
Te llevé al lugar que querías
Te llevé a la banquita aquella, donde miré como tu amor florecía.

La banquita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora