EN EL TIEMPO QUE NOS QUEDE

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 Tu gentileza resuena en la distancia y queda en mi corazón el eco de su melodía.....

  「春は黄金の夢の中」 Yuki kajiura Ft. kalafina. 

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Por las calles de la enorme ciudad caminaba un muchacho, su andar era tranquilo, observando con tranquilidad lo que ocurría a su alrededor, escuchando el ruido de la ajetreada ciudad, su paso era lento, casi en cámara lenta; parecía no tener prisa alguna, para los transeúntes a su alrededor resultaba exasperante, se preguntaban quien en su sano juicio podía estar tan tranquilo con tanto que hacer, todo el mundo tenía trabajo, compromisos que cumplir, pero aquel chico caminaba tranquilo, como si tuviera todo el tiempo por delante, y esa frase tenía mucho de verdad, tenía todo el tiempo por delante.

Se detuvo un instante frente a una tienda concurrida, miró a su alrededor y sus pensamientos desbordantes se unieron en uno solo: el mundo había cambiado... y pensándolo con más objetividad, hasta el tiempo había cambiado, para él los días seguían teniendo la misma cantidad de horas, pero para el resto, el tiempo solo era una medida que les ayudaba a saber si podían terminar algo o no, muchas cosas cambiaron para bien, los edificios tenían una maravillosa arquitectura, la gente se hallaba rodeada de beneficios que muchas veces no percibía, cosas que apenas diez años atrás la gente no se podía ni imaginar, su única queja era que gracias a toda esa modernidad, ya no podía observar las estrellas a simple vista, para su gusto la ciudad generaba mucho ruido y que a la humanidad le faltaban dos rayitas de empatía...

Si alguien por casualidad hubiera escuchado los pensamientos de este muchacho, de inmediato ese alguien pensaría que se encontraba delante de un amargado, de un joven con manías y pensamientos de un anciano de ochenta años, y realmente no estaría tan equivocado en esa suposición, no la parecía, su apariencia lucía como la de cualquier joven en la plenitud de sus veinte años, cabellos rubios, tez morena, mirada arrogante, ropa sencilla pero funcional, en su apariencia no se percibía nada extraño, pero su esencia guardaba un secreto que nadie se podía imaginar, incluso las almas tenían edad, y la de él, aun con esa apariencia juvenil, era sumamente antigua...

"el alma tiene edad pero no caducidad, el alma no muere"- pensaba cada vez, y se divertía imaginando lo que sería traer su alma al mundo físico, cuestión completamente imposible, porque de seguro tendrían que ponerla al lado de los dinosaurios...esa suposición se le hacía hilarante...

Una brisa atravesó la calle, y el chico cerró los ojos sintiendo la frialdad que trajo consigo, y un fugaz sentimiento de agradecimiento se hizo presente en su interior: era humano, mientras sintiera dolor, mientras pudiera apreciar el mundo, su belleza y tuviera conciencia de quien era, estaría agradecido, había reencarnado tantas veces, que llegó al punto de sentir miedo, miedo de olvidar quien era, miedo de no cumplir con el propósito que lo unía a esta vida terrenal.

Abrió los ojos para darse cuenta de que la vida seguía su rumbo, que las personas seguían en lo suyo, que todo marchaba como debía ser, el no dejaba de ser quien era, ni el mundo dejaría de girar por sus preocupaciones....

Si siguiéramos indagando en los pensamientos de ese chico, nos daríamos cuenta de que, en efecto, era alguien que había reencarnado un sin fin de veces, y si pudiéramos preguntarle acerca de aquello, se reiría en nuestra cara, nos daría una explicación a medias y se daría la vuelta para seguir su camino, lo que ocurría es que ni el mismo lo entendía del todo, ¿Reencarnación?, ¿transmigración?, aquellas palabras creadas para tratar de explicar una singular condición del alma humana, no bastaban para explicar la complejidad de esa situación, no ocurría con todos, en la mayoría de las veces el alma terminaba su función en la tierra, y partía más allá, a continuar con lo que seguía, donde culminaba su ciclo para convertirse en parte del todo, al menos eso había entendido, pero habían casos donde las almas regresaban, porque aún no terminaban su propósito, nacían en circunstancias diferentes, a veces con la misma apariencia, a veces con rasgos completamente diferentes, vivían lo que tenían que vivir, persiguiendo culminar su viaje, y aun así habían casos todavía más singulares, pues habían almas que no solo regresaban, sino que recordaban su propósito con claridad y recordaban sin dificultad sus vidas pasadas, en ocasiones a manera de castigo, a veces como un premio, y ese chico tan serio y con todo el tiempo del mundo, era uno de esos casos excepcionales.

En el tiempo que nos quedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora