Capítulo Único

187 24 16
                                    

Las personas son como los bombones.

Esta era la oración con la que Kim Namjoon describía a las personas y en la que se basaba para hacer sus juicios.

Al igual que un bombón, las personas tienen un aspecto externo que muestran a los demás. En los bombones está el envoltorio mientras que las personas nos ocultamos en las apariencias. Muchos se basan en el aspecto de las personas para catalogarlas, igual que a un bombón. Cuanto más brillante más nos atrae.

Pero todos saben que las apariencias engañan.

Por muy bonito que sea el papel, el bombón envuelto en este puede ser el más amargo y desagradable de toda la caja. Lo mismo ocurre con una persona. ¿Cuántas veces una persona atractiva ha resultado ser la más estúpida? ¿O la menos agraciada la que mejor corazón posee?

Un bombón con un envoltorio colorido y con un chocolate suave y dulce era idóneo para describir a una persona alegre por fuera a la vez que caritativa y cuidadosa por dentro. Otro bombón con un envoltorio más oscuro y elegante con un chocolate fuerte y un toque de licor era perfecto para definir a una persona aparentemente seria, con una chispa divertida e inesperada en su personalidad.

Basándose en estos criterios el joven Nam era capaz de describir a las personas.

Bueno a casi todas.

Solo una persona se escapaba de su criterio.

Y esa persona era Jin.

No sabía el porqué, pero su compañero de banda era incapaz de definirlo. Había sido posible describir al resto de los miembros, pero Jin era el único que no acertaba a definir según su criterio.

Y eso le molestaba.

Le ponía de los nervios no ser posible de explicar o entender cualquier cosa, y Seokjin era una de esas cosas. Llevaban conociéndose desde hace años, pero todavía no era capaz de describirlo con exactitud y profundidad.

Él era una persona que no soportaba quedarse en lo superficial, le gustaba llegar hasta el fondo, exprimir todo el jugo posible. Si bien en algunas entrevistas y juegos en los que tenían que definir a los miebros había sido capaz de describirlo con un par de palabras se sentía insatisfecho con esas descripciones.

Lo que él quería era ser capaz de describirlo de manera tan profunda como su método le permitía, pero cada vez que lo intentaba su mente se bloqueaba incapaz de formar una sola oración coherente.

Cerró el libro que estaba leyendo con cierta brusquedad. Era uno de sus días libres y, en lugar de descansar su mente como debería, seguía comiéndose la cabeza con ese enigma que lo perseguía. Decidió levantarse y dar una vuelta por el apartamento, para tratar de calmar su mente.

Cuan mala era su suerte que nada más salir por la puerta de su dormitorio la causa de su quebradero de cabeza se hallaba frente a él en el pasillo.

—¡Buenas tardes Namjoonie! ¿Disfrutando nuestro día libre? –la amplia sonrisa de su hyung no tardó en hacerse notar nada más verle.

—Eso intentaba –suspiró– pero mi cabeza no me dejaba tranquilo.

SeokJin ladeó la cabeza en un genuino gesto de curiosidad, sonriendo con compasión y señalando la sala al final del pasillo con un leve gesto.

—Iba a buscar algo de comer, puedes acompañarme y despejamos esa cabeza tuya –ofreció el mayor con amabilidad, sin saber que lo que Namjoon necesitaba precisamente era mantenerse alejado de él para conservar la cabeza tranquila.

A pesar de lo que pensaba el moreno acerca de mantenerse próximo a su hyung, decidió seguirlo en dirección a la cocina. Una vez dentro, Jin se dirigió inmediatamente al armario donde guardaban los dulces.

Bombón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora