C h a p; 数 CERO.

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                               (80's)

RenJun tiene las mejillas pintaditas de esperanza y la sonrisa llenita de travesuras cuando camina cuidadosamente hacia JaeMin entre toda la gente. Le invita a tomar su mano mientras cantan las alabanzas, le regala susurros y el "en tres amapolas, en dos amapolas, en una amapola..." que tenían acostumbrado.

JaeMin lo sigue. JaeMin corre detrás con los dedos entrelazados y cosquilleo en el estómago. Como todos los años, como desde niño.

━¡RenJun, espera!━ el castaño grita jadeante dejándose guiar por el pelinegro. Sabe que están lejos de la capilla, que los lirios los comenzaba a rodear y RenJun no paraba de reír.━ ¡Mi corazón! ¡Me matarás!

━¡Exagerado!

━¡¿Exagerado?!

JaeMin le suelta la mano al escuchar aquella palabra. Levanta una ceja y no puede evitar detener la cintura contraria en un abrazo. Apoya su mentón en el hombro del bajito, y le escucha las negaciones por lo bajo, como si no quisiera decirlas pero debe. Tiene deber. Y ambos, sin decirse nada, saben que no pueden estar así. Pero el de ojos cerrados enterrando el rostro en el cuello que adora, no le importa.

Es una manía.

El pelinegro habla despacio, con cuidado y con caricias en las manos que lo rodean.

Manía de meterte bajo mis costillas y de entrometerte hasta el fondo, moviéndote hacia a un lado y hacia otro, jamás se quitará. ¿Dolerá pronto, Nana?

RenJun...

━Sabes que dolerá.

Se desprende del agarre y el que lo sostenía se queda con las manos vacías. Traga saliva y trata de desviar la vista cuando los ojos se le nublan por el agua salada. Tiene ganas de gritar, pero en cambio, se recuesta en el árbol donde ambos habían tallado su nombre en un cliché corazón a caprichos de su chico con mejillas rojizas.

JaeMin desprende su camisa blanca que mamá le prepara para misa cada domingo. Levanta su mirada y encuentra ojos curiosos que lo evade en segundos.

JaeMin lo ve. RenJun se soñaba libre. Iba con pies descalzos caminando por la pradera del lugar que siempre había conocido como hogar de ellos, las mariposas avanzaban hacia él y revoloteaban cerca de su rostro como si le contaran un secreto antes de que pudiera oírse su risa. El arrullo de las aves no se comparaba con la gloriosa melodía que el joven nacía cuando extendía los brazos y corría con el viento golpeando su cabello azabache y daba igual, porque él sonreía. RenJun sentía el pecho inflado, con ganas de gritar y cantar a viva voz las canciones de cuna que de niño había aprendido. Sentía el fuego naciendo en sus manos, con ganas de dar caricias y hacer cosquillas como a él le gustaban. Sentía la alegría haciendo infinitos sus sueños y fuertes sus carcajadas sin razón porque ya no se soñaba libre. Lo era. Lo era en aquél lugar rodeado de flores y el sol como le encantaba. Lo era porque allí a un costado, se encontraba una anatomía brillando en todo su esplendor, la persona la cual deseaba con cada parte de su alma.

Chiquillo...

¡Te escuché!

Chi-qui-llo.

Soy más grande que tú, Nana.

Los pies inquietos que corrían entre florecitas se dirigen a lado de su perdición. Su cabeza recae en las piernas del mismo y sabe que en breves segundos tendrá dígitos suaves acariciando su cabello.

No dejas de ser un chiquillo por ello, mi niño.

¿Tu niño?

Lo siento.

"No debo". ¿Éso es lo que ibas a decir, verdad?

RenJun... el menor desliza su dedo índice por debajo del ojo cristalizado. Quiere besar las lágrimas. Una por una.

Prometimos no volver a vernos aquí. Prometimos. Y aquí estamos. ¿Por qué? ¿Por qué es tan difícil alejarnos? estamos tan, tan enfermos como ellos dicen, ¿JaeMin?

Aquello es todo mentira.

"¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios?"

A veces me importa un carajo el reino de Dios y todos sus legados. Tal vez estamos mal.

Nos matarán, JaeMin. Nos matarán si alguien siquiera nos ve en ésta situación.

Sólo quiero quererte.

Debemos callarnos.

Los ojos cristalizados se cierran fuertemente y comienzan a derramar lágrimas de tristeza, pero JaeMin le besa las mejillas con lentitud y le calla los hipidos con uno en los labios. Se mueven suavemente. Se prueban. RenJun desliza su mano al pecho descubierto, la posa en el corazón de su amante, puede sentir los latidos firmes bajo su palma.
Beso tímido.
Primer beso.
Primero de muchos.

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etéreo; renmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora