Capítulo único

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Kate y kote eran dos amigos muy unidos. Vivían en un pueblo muy alejado de la ciudad y, con tan solo diez años de edad, paseaban solos por los alrededores. Se les había hecho costumbre salir a jugar cerca de un bosque todos los fines de semana, y, luego, cuando volvían a sus casas casi al anochecer, se encontraban con sus padres muy enojados, quienes casi siempre les recordaban que de noche había muchos peligros.
Un día, ambos muy curiosos, decidieron adentrarse un poco más al bosque, kote creía que era muy fuerte, y que ningún peligro lo lastimaría a él y a Kate mientras estuviese alerta, por ello no dudaron ni un momento de aquella decisión. Unos momentos después encontraron un sitio muy bueno para jugar y estuvieron allí toda la tarde. Vieron que el sol ya estaba bajando, entonces Kate mencionó que ya era hora de volver. Intentaron regresar a sus casas, pero no encontraron el camino, sin embargo no estaban muy asustados, confiaban en que no correrían gran peligro, pero estaban equivocados.
Notaron una sombra particular que los observaba, era un hombre muy extraño, parecido a cualquier otro, pero algo en su mirada era diferente. De la nada el hombre se transformó en un lobo, y tenía intenciones de atacar. Kate y kote estaban muy sorprendidos para reaccionar, pero cuando volvieron en sí comenzaron a retroceder lentamente para luego salir corriendo. Kote se tropezó, pero Kate lo ayudó a levantarse. Después fue ella quien se lastimó la pierna, pero su buen amigo estaba ahí para socorrerla. El hombre lobo los alcanzó y tomó a kote por la pierna con su fuerte dentadura. Con mucha astucia y suerte logró liberarse con varías lastimaduras. Siguieron su camino velozmente, y perdieron de una vez por todas al animal extraño que los perseguía. Comenzaron a entender lo que sucedía.
Se hizo de noche, y los niños debieron dormir en aquel bosque.
Cuando amaneció se toparon con otros tipos de peligros, como los mapaches ladrones, los pájaros intentando robarles las pocas migajas de comida que tenían y la falta de agua, que por suerte solucionaron y se adaptaron rápidamente, sin embargo, lo más complicado eran las noches, en las cuales se encontraban distintos tipos de seres mitológicos que amenazaban con sus vidas.
Pasaron mil quinientas noches, ellos ya tenían catorce y quince años. Kote visualizó un camino conocido, ¡habían encontrado el camino a casa! Cuando lo recorrieron los años que llevaban encima desaparecían como si nunca hubiesen pasado. De nuevo tenían la apariencia de 10 años.
Sus padres, que los habían buscado por todo el bosque, los encontraron dormidos en aquel sitio en el que ellos jugaban, cuando despertaron, los abrazaron fuertemente y les regañaron. Kate y kote aprendieron la lección, y con ellos se quedarían este secreto de los últimos cuatro años compartidos, llenos de peligro y aventuras que algún día contarían.

En el bosque Where stories live. Discover now