En enero de aquel mismo año, nuestro tutor, David, nos cambió de sitio. Al principio no me gustó nada como lo había hecho hasta que un día como cualquier otro en clase de matemáticas; Javier, empezó a hablarme.
Eran simples dudas sobre la asignatura pero me hizo cambiar mi forma de pensar sobre él. Creía q era un friki y que le gustarían cosas distintas a mí; por eso no me llamó la atención. Pero en ese momento pensé que podríamos ser grandes amigos.
Iban pasando los días y él y yo íbamos ganando confianza. Hicimos un trabajo juntos, nos pasábamos las clases hablando y siempre estábamos chateando cuando salíamos del instituto.
La gente empezó a pensar que nos gustabamos y que éramos tontos por no salir. Pero al menos por mi parte no quería eso…
Siempre me acordaré de sus palabras; él decía “ Un chico y una chica pueden ser amigos”.
Pasaron los meses y el curso estaba llegando a su fin. No quería perder el contacto con él durante el verano pero eso ya se vería. Teníamos aún por delante la excursión de fin de curso.
La excursión fue un viernes, nos íbamos a Valencia y salíamos a las 6 de la mañana. Casi todo el mundo se durmió en el autobús. Estaba dos asientos más atrás de él y mientras tanto hablábamos por WhatsApp.
Gracias a él, el viaje se me hizo mucho más ameno.
Al llegar nos separaron en grupos y justamente iba en el contrario a él, aunque lo pasé muy bien porque iba con unas amigas.
Más tarde, a la hora de comer, fuimos a un restaurante precioso donde comimos una paella super deliciosa. Aunque él y sus amigos estaban en otra mesa en frente a la mía, hablaba con él mediante gestos y por el móvil.
Ya por la tarde fuimos a visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Los profesores nos dejaron ir como quisiéramos y yo fui con un grupo de amigas. Tras un rato de habernos separado nos los encontramos y decidieron venir con nosotras. Javier, como no, no paraba ni un segundo de tomarme el pelo y de hacerme reír. Algo que me encantaba de él.
El día terminó casi sin darme cuenta. Eran las nueve o así y estábamos subiendo al autobús para volver a casa.
Esta vez pedí sentarme detrás de Javi. La gente se quedó pensando en que había una razón amorosa para ello y la verdad es que no. A medio viaje, ambos queríamos dormirnos y decidimos apoyarnos el uno en el otro. Sus amigos empezaron a hacer fotos y ha hacer rumores que no eran ciertos.
En cuanto llegamos cada uno se fue a su casa.
En esos momentos, veía a Javi como mi mejor amigo, era quien me ayudaba cuando estaba mal y me hacía reír y no veía signos de que él pudiera querer algo más. Tal vez porque yo nunca me lo había planteado. Además siempre hablábamos de cualquier tema sin ninguna vergüenza. El me ayudaba con los chicos y yo le ayudaba con las chicas.
Al final, nuestro supuesto “amor” era inventado por la gente, quienes no sabían nada de cómo era nuestra amistad.
Varios días después, Javi y yo quedamos para ir a pasar el día a un centro comercial y así no ir a clase.
De camino allí mucha gente nos miraba y creía que éramos novios.
Pasamos un gran día juntos, divirtiéndonos como niños pequeños a quienes solo les importa ser feliz.
Una amiga me contó que mientras nosotros estábamos juntos, nuestros compañeros que habían ido a clase estaban diciendo que nuestra quedada era una cita y que seguro que estábamos saliendo. Incluso nos llamaron varias veces. Excluyendo eso, el resto del día fue para recordarlo siempre.
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Si pudiera decírtelo...
Teen FictionLa vida de Laura da un cambio de 360 grados desde que conoce a Javier. Conoce nuevos sentimientos y gracias a él conocerá quien le quiere de verdad. En muchas ocasiones querrá volver atrás pero él será la razón para seguir luchando y para afrontar...