5 de mayo, 10:00 p.m.
-¿Estás seguro de que estarás bien?
Intentaba hacerme el nudo de la corbata, frente a un espejo del lugar donde mis dos mejores amigos se iban a casar, en una sala en la que Alice permanecería hasta un cuarto de hora más tarde del momento en el que se suponía que comenzaría la ceremonia. Según ella todo lo bueno se hacía esperar, aplicaba eso para casi todo, y yo hacía lo mismo, para cuando llegaba tarde.
-Te lo he dicho miles de veces en menos de cinco minutos, sí, mamá, estaré bien.-Ni yo mismo me creía lo que estaba diciendo, pero no iba a negarme, había sido un completo capullo con él, y no iba a decirle que no a la pelirroja-. Es su novio, no le voy a privar de él, además si dijera yo que no, ¿qué escusa ibas a ponerle? Eso sin contar de que deben estar al caer.
-No sé, pero se me ocurriría algo. Quiero que estés bien.
Sonreí al ver el reflejo de su rostro preocupado en el espejo. Hasta en el día más importante de su vida se preocupaba por mí. No sé cómo lo hice, sin embargo conseguí hacerme el condenado nudo. Nada más terminarlo, me giré para verla enfundada en el precioso vestido blanco que la hacía ver como lo que era, una reina. Inmediatamente la abracé, con cuidado de no estropear el vestido.
-Deja de preocuparte, estaré con Elodie y con Brat. En estos momentos, lo que más me fastidia es haber perdido la apuesta. -Me separé de ella, arreglando lo que podría haber estropeado de su traje de boda.- Aunque podría haberla ganado.
-Ese tal Nash no me gusta para ti, no es por él, es porque no estás enamorado de él, sino de...
Conseguí cortarla antes de que terminara la oración.
-Ni siquiera digas su nombre, por favor.
Desde el momento en el que decidí olvidarme de ese hombre, quedé con Jackson en que ni siquiera pronunciaría su nombre delante de mí y yo no lo diría bajo ninguna circunstancia. Era complicado porque ambos estábamos acostumbrados a hablar de él por su apellido, pero en esos días hasta eso me hacía daño. Tenía la esperanza de que esa noche terminara de arrancar ese sentimiento de mí porque el hacerlo poco a poco me estaba matando.
-No sé si te lo he dicho, pero estoy orgulloso de ti. –Sonreí levemente, siendo consciente de que probablemente, por no asegurar, que yo no me iba a casar nunca. No es que no me gusten las bodas, solo que para mí es demasiada responsabilidad el pasar la vida entera con la misma persona, me agobia el mísero hecho de pensar en ello. No solía aguantar más de dos meses con mis parejas, una vida para mí era mucho.
-¿Por qué?
-No hay por qué.
Para desgracia de la pelirroja yo ya estaba saliendo por la puerta, no tenía ganas ni fuerzas como para encontrarme con su padrino, y ella lo suponía. Decidí acercarme a mi hermano, el cual no estaba para nada tranquilo.
-¿Por qué no ha llegado aún?
-El padrino no ha llegado, ¿esperas que venga al altar sola?
Tras un vano esfuerzo de cinco minutos por tranquilizar a Daemon, fui con mi acompañante y su hermano. Ambos estaban deseando de que la ceremonia dara comienzo, no negaré que yo tenía ganas, aunque noeran nada en comparación con las de ellos dos. Estaban en primera fila y me habían guardado un sitio, Brat estaba a la derecha de Elodie, era el más cercano al pasillo, así que me senté a la izquierda de la chica.
Después del "sí, quiero", no me acuerdo prácticamente de nada. Me desperté en la cama de Elodie en calzoncillos y el pijama que me solía dejar prestado estaba en el suelo, ella estaba vestida con otro pijama suyo y yo no me encontraba bien. Toqué mi almohada con la mano, estaba húmeda. Genial, había estado llorando hasta no hace tanto o... había llorado lo que no había llorado en mi vida. Al parecer, aún me dolía el pecho, pero era algo que podía pasar por alto, teniendo en cuenta que en algún momento mi cabeza iba a explotar. Sabía dónde Elodie tenía cada una de sus cosas, no obstante se despertó antes de que yo hiciera nada más que sobarme la cabeza.
-¿Te duele?
Y ya por la mañana se estaba preocupando por mí. En ese aspecto eran muy parecidas Alice y ella, siempre estaban pendientes de mí, aunque no lo mereciera.
Intenté responder a su pregunta, sin embargo de mis labios solo salió un gemido de dolor, no era por el dolor en mi cabeza, el dolor que tenía en el pecho empezó a ganar a éste. La había cagado, le había dicho mentiras, estaba casi seguro de que lo había herido. Desgraciadamente a mi mente vinieron recuerdos de la noche anterior, de su novio y él. Y ahí me acordé de qué había pasado realmente. Esa noche me habían roto el corazón.
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Deep breaths.
General Fiction-Estoy harto, ¿lo entiendes? ¡Harto! ¡Harto de que hagan conmigo lo que les de la puta gana! -Troy... -¿Qué? Tú lo sabes más que nadie. -Sabes que no me gusta que vuelvas a tus viejos... hábitos. -Por una jodida vez voy a pensar en mí y en lo que y...