¡Me gusta alguien de lejos!

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Leí por ahí que la distancia es solo una palabra, que no se siente si de verdad quieres a la persona con la cual estás. Y así había creído por años, lo único que se necesita para "afrontar" el problema es fortaleza y mucho cariño para entregar , disfrutar de cada momento que se presente para poder ver a esa persona que te hace feliz.
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¿Realmente es así de fácil estar con alguien que no vive en tú ciudad?...
La verdad es que no me di ni cuenta lo lejos que estaba.
Tomás vivía en la capital del país y yo en un pequeño pueblo de la costa, a unos 200 kilómetros. Ambos lo sabíamos, pero cuando comenzamos hablar solo eramos unos buenos amigos. Él estaba en una relación y yo saliendo de una muy problemática, Entonces era obvio que no iba a suceder nada entre nosotros.
Después de unas semanas lo que sentía por ese chico no solo eran ganas de conversar ,si no que, quería verlo, salir, charlar de la vida pero en persona. Según la descripción que me daba, era un hombre alto 1,85 metros aproximadamente, de piel trigueña , cabello negro.
¡Qué grande! Yo mido 1,65 metros, no le llegaría ni al hombro. Nunca había estado con alguien tan alto.
¿Nos costaría  darnos nuestro primero beso? espera... ¿qué? ¿por qué pensaba en la posibilidad que nos diéramos un beso?
No podía estar pasando esto
¡Me gusta alguien de lejos!
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Dos semanas dure sin hablarle, mucho para mi reloj.
Pensaba y volvía a pensar en lo que estaba sintiendo
"Me gusta alguien que: vive lejos, está en una relación y ya lo había dejado en la Friendzone ¡qué hago ahora!, piensa mujer piensa.." y ese fue el preciso momento donde se me ocurrió un plan maestro, no podía fallar, una de las mejores tácticas que podía haber diseñado. 
Este consistía en contarle sobre un nuevo amor que tenía, vivía en la misma ciudad que él, era como él, hablaba como él, me hacía sentir como él ,sin decirle , por supuesto que era él.
Todas las noches le preguntaba a Tomás cómo podía decirle al chico que me gustaba que sentía cosas por él, a lo que me respondía formas de hacerlo, hasta que una noche solo me dijo:
-¿Cuándo le dirás que te gusta?
- Me da miedo, qué pasa si no sientes lo mismo que yo, y si no me quieres y si.... -Dije
-Mmm qué pasará si ese chico si siento cosas por ti, pero también me da miedo decirlo...
Jugamos con esa serie de preguntas y respuestas por unas semanas, hasta que finalmente se supo la gran mentira oculta...
Sentíamos cosas el uno por el otro y no se podía seguir ocultado.
Para el inicio de marzo Tomás había terminado su relación y yo me sentía casi lista para decirle ,sin ninguna excusa lo que pasaba en mi corazón y fue en ese momento cuando me acodé del real problema...
Viviamos muy lejos.

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