Nueva York, 6 de diciembre, 2018.A simple vista parecía una fecha más, otro día que pasaría sin ningún problema. Un día normal. Sin embargo, yo sabía que desde ese día todo cambiaría.
Aún recuerdo las emociones que experimenté esa fría noche de Diciembre.
Aquella noche
Por mi mente rondaban todo tipo de pensamientos desde los malos hasta los buenos. Hacía un frío infernal, había olvidado mis guantes y el abrigo que vestía no me protegía suficiente de las fuertes ráfagas de aire helado.
Caminar por la noche aclaraba mi mente y me ayudaba a pensar mejor el rumbo que quería para mi vida. En esta ocasión, el clima no me ayudaba a pensar con la claridad que buscaba, así que me detuve un momento, me llevé las manos a la boca, bostecé el aire caliente de mis pulmones para tratar de regular mi temperatura y evitar que perdieran movilidad. Cerré mis ojos, torcí mi cuello de un lado y otro, antes de seguir caminando.
La acera que pisaba estaba ligeramente resbaladiza ante la fina capa de hielo que comenzaba a crearse, por lo que procure caminar con el mayor cuidado posible.
El camino que tomé, me llevó hasta mucho más lejos de lo que tenía pensado recorrer, miré el entorno que me rodeaba, se podía apreciar que era un lugar bastante lujoso. Los tonos aperlados, dorados y en ocasiones plateados dejaban a cualquiera deslumbrado por tal majestuosidad.
Seguí mi camino unos metros más, esta vez el panorama cambió drásticamente. El descuido, el mal olor y el ambiente inseguro me hicieron sentir un poco inquieta, decidí regresar. No sé realmente qué fue lo que más me sorprendió ante mi regreso.
Quizás fue el puente que yo en ningún momento noté al estar tan ensimismada en mis pensamientos o el hecho de que se encontraba una chica a punto de subir al barandal de piedra, que tenía cierto grado de anchura para apoyar los pies.
De un momento a otro el ambiente a mi alrededor se volvió más denso y pausado. Mi respiración se hizo más pesada, mi garganta se seco, el aire frío quemaba mis pulmones, mis piernas estaban débiles, sentía que no podía caminar. Y mis ojos, mis ojos lo único que podían ver era aquella chica que estaba lista para terminar con su vida.
Mi mente hizo click, llevándome lentamente al lugar más cercano para tratar de ayudarla a desistir.
Me acerque lentamente hacia ella, tratando de no asustarla para que no diera un paso en falso y resbalara por aquel peligroso borde. Ella se encontraba de espaldas a mí, por ello no me veía. Escuchaba sus suaves sollozos aún entre tanto sonido de tráfico que ocurría abajo.
Suspiré y tragué saliva antes de hablar, no quería asustarla, así que empecé con un tono leve.
—Hola.
Me golpeo mentalmente, no había sido lo suficiente fuerte para llamar su atención. Volví a llamar.
—¡Hey, chica!
Esta vez el tono es fuerte y logró obtener su atención, gira lentamente su rostro, pero al hacerlo pierde concentración y uno de sus pies resbala. Mi respiración se estanca, trato de alcanzarla, ella recobra el equilibrio y vuelve a la misma posición de antes.
No tengo idea de qué hacer; si tengo que llamar a la policía o intentar con mis palabras ayudar a esta desesperada chica. Niego y pienso en que momento me metí en este lío. Miró al cielo y elijo mi segunda opción.
—Hey, por favor no lo hagas, hay muchas soluciones para tus problemas. Solo es cuestión de que encuentres la adecuada—no me mira, niego, mala elección de palabras.
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December Night [Choni]
FanfictionOne shot -Choni- Dos chicas, una fría noche y un puente. ¿Podrían tener alguna conexión? Los personajes de esta historia no me pertenecen.