A través de la ventana pude ver que ya había anochecido y mis padres aún no regresaban.Miré la puerta esperando que se abriera en cualquier momento, luego a la estantería y de regreso a la puerta, y entonces tomé una decisión. Era ahora o nunca.
La estantería era demasiado alta para mí, por lo que tuve que arrastrar una silla desde la cocina, me puse de puntillas sobre la silla manteniendo un precario equilibrio y extendí mis brazos hacia arriba inclinándome ligeramente hacia el frente para tomar el primer libro que pudiera alcanzar, mis dedos acariciaron el cuero negro de un lomo, las silla se balanceo, envolci MN
"Madre, ya hice todo lo que me
pediste. Por favor, ¿Podrías enseñarme a leer hoy?""No, ya es muy noche y estoy cansada. Será mañana." Se excusaba
"Esta bien." Susurraba resignada.
Todos los días rogaba a mi madre lo mismo y todos los días me daba la misma frustrante negativa.
Sí, yo quería aprender a leer. Pero no los libros que ustedes conocen tan bien: esos ya los conocía como la palma de mi mano, maravillosos libros de cuentos de un tal Sir Charles Perrault, Grimm y J.M. Barrie.
No, esos no eran el problema, de lo que mi madre me quería mantener alejada en específico era de los empolvados libros que se encontraban tentativamente amontonados entre las estanterías de mi hogar, la razón por la que a diario se negaba a enseñarme, era por lo peligrosos que podía llegar a ser saber leer tales libros. No cualquiera puede aprender a interpretar los símbolos que se encuentran gravados entre sus páginas, porque, si tú lo sostuvieras entre tus manos lo único que verías sería una hoja en blanco.
Vivíamos en una choza de piedra en la linde de un bosque, mis padres no solían relacionarse con la gente del reino, y a mí no me dejaban salir más que a los alrededores del bosque.
Sé que es extraño, prohibir a una niña tener amigos que no fueran animales o algún otro entretenimiento que limpiar de arriba a abajo nuestra pequeña choza, pero sí permitir que jugara en el bosque con la posibilidad de encontrar una bestia salvaje en el camino.
¡Que locura!, hubiera dicho cualquier persona normal.
Pero mis padres no eran personas normales.
Eran driudas. Los últimos sobre la tierra. Encomendados a proteger el bosque con sus vidas.
Alejados del resto, ellos se dedicaron durante años a formular hechizos lo suficientemente fuertes para que los humanos no entrasen.
Tal vez fueron los mejores guardianes, pero nunca lograron ser los mejores padres.
A veces tenían que ausentarse días para poder abarcar todas las áreas, ya que era un bosque muy denso, dejándome atrás, aburrida y sola en la choza; esos días eran los peores, me llenaba de angustia e incertidumbre pensar que algo les podría pasar allí afuera.
Además no me incluían en sus planes por más que les rogaba, estaba deseosa de aprender a leer los libros de hechizos y ser tan útil y valiente como ellos.
"Pero tú ya eres útil y valiente, mi pequeña". Decía mi madre dulcemente cuando expresaba mis preocupaciones.
No, no fui útil. No pude ayudar a mis padres a sobrevivir. No fuí valiente, los ví... ví sus cuerpos consumiendose ante mis ojos... ¡Y no hice nada!
***
Encendí la vela con un sencillo hechizo, que madre me acababa de enseñar.
Chispas salieron juguetonas de la cuerda y rápidamente se transformó en una danzante, hipnótica lengua de fuego.
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Hex Angel
FantasyElla es la última de los suyos y toda su vida le inculcaron temer a los humanos, ¿Como culparla? Si esos monstruos le arrebataron su hogar siendo apenas una niña. Ahora busca vengarse, pero no está en absoluto preparada para lo que encontrará. "A ve...