capítulo uno.

22 2 2
                                    

El tercer piso del edificio fiscal se caracteriza por estar siempre inundado de los sonidos de dedos impactándose en las teclas de las computadoras, calculadoras y en el peor de los casos, máquinas de escribir. 

El pitido de las copiadoras y el deslizar de los papeles de la impresora se vuelen un horrible siseo para cualquiera que trabaje jornada completa en su cubículo. 

Algunas veces, porque su trabajo nada tiene que ver con atender llamadas, se escucha el timbrar de algún teléfono o un celular emitiendo una tonta canción de esas que vienen integradas en el dispositivo, al no saber confirgurarlo para poner una canción propia. En otras ocasiones, se oye el rítmico taconear sobre la losa blanca casi siempre limpia, de las adorables archivistas y las nerviosas secretarias que casi nunca suben a aquel piso a menos de que deban entregar un reporte, paquetería o mandar a llamar a algún desgraciado empleado que, queriendo o no, se había metido en problemas. Huele a café amargado, pues a esas horas de la mañana la mayoría de los empleados se ha tomado más de un vaso, y se siente la presión en los hombros y espalda de los trabajadores dentro de su reducido sitio de trabajo.

MinKyung engrapa las copias con gráficas variadas impresas en ellas, mismas que se encargó de crear después de sacar el promedio de algunos gastos que le pidieron muy temprano por la mañana, después de haber sido mirada (y haberse petrificado del susto, además) con severidad por parte de los ojos de su jefe por haber llegado cinco míseros minutos tarde.

Ella de verdad procuraba llegar siempre temprano, pero aquel día parecía que los automóviles de Seúl habían hecho un plan detallado para que se formara el tráfico más grande que hubiera visto: filas y filas de vehículos se extendían por la calle, pero su jefe no quiso escuchar ni una sola palabra de sus mentiras baratas.

"Las mujeres que saben lo que quieren, siempre son puntuales", pensar en eso hizo a la pelirroja gruñir, mientras su jefe holgazaneaba navegando en la red y bebiendo de su termo con café, llenado seguramente  hasta poco más de la mitad.

MinKyung sabía perfectamente lo que quería, pero eso era poder saldar todas las deudas atrasadas y que le sobrase un poquito para poder alimentar a su hija. Ella nunca había sido una mujer conformista, pero la situación en la que se encontraba no le dejó de otra y la esperanza era lo único que le quedaba para esperar por la maldita quincena.

Suspira con pesadez, barajando en su cabeza las opciones con las que el señor Lee la sancionaría, y rezándole a todo lo divino para que no le pida horas extras que por cierto no soportaría. Esas condenadas horas extras la mataban físicamente, y la torturaban en lo emocional al darse cuenta que pasaría menos tiempo con su princesa y eso no podía ser.

 Levanta la mirada de su escritorio, decidiendo que se tomaría cinco minutos para descansar y es entonces que nota la presencia de su compañera del cubículo de enfrente ; parada junto a la cafetera con terribles ojeras casi negras bajo los ojos y las manos temblorosas sujetando el vaso plástico y dándole sorbitos cada dos por tres y forzándose a mantener los ojos abiertos a pesar del extremo cansancio. 

MinKyung jamás se interesó en acercarse a Kang KyungWon, pues siempre le pareció que eran realmente diferentes en cuando intereses a pesar de tener la misma edad, pero en ese momento la idea de hablarle se le cruzó por la cabeza por mera insistencia de su insaciable curiosidad y de todas formas necesitaba despejarse. 

Se levanta de la silla en la que pasaba prácticamente encadenada y se lleva su vasito del café que había preparado apenas llegó, pues ahora este estaba vacío y pensaba rellenarlo mientras hacía el intento de entablar conversación con la loca de la cafetera. 

ㅡ otro maravilloso día de trabajo, ¿no es así? ㅡle sonríe de lado con un tono sarcástico y bromista.

A Kang le tiemblan las manos intensamente mientras sostiene el vaso de café y asiente, esforzándose por esbozar una sonrisa. Nunca fue del tipo tan sociable en el trabajo, se encargaba sólo de su trabajo, de facturar los impuestos de un par de empleados de Samsung o Huawei, no sabe exactactamente; sólo trata con las cuentas nacionales e internacionales de éstos y eso es todo. 

ㅡ emocionante...ㅡ KyungWon alza a medias un puño entre los temblores y sus ojos volteados al techo que pretenden ser divertidos. 

Definitivamente ella es social, extrovertida y una gran conversadora, además de realmente inteligente y con una memoria excepcional para recordar fechas exactas y cantidades, pero no había dormido las últimas 18 horas y tanta cafeína en el sistema desde el día anterior empezaba a costarle caro.

MinKyung traga saliva y siente como si las palabras se le atascaran en la garganta, y sólo sonríe con incomodidad. Sus ojos se fijan en el área al que pueden llamarle "cocina", hay un microondas digital, una cafetera y sus respectivos vasitos plásticos, una caja de té, un pequeño envase de café y un recipiente con un remanente de azúcar junto a una cuchara. Es deprimente. 

ㅡ y...ㅡ sorprendentemente, Kang sigue el hilo de la incómoda conversación de café. ㅡ ¿tomando un respiro? 

La más alta sonríe de forma real esta vez. ㅡ Así es. Creo que si me piden abrir Excel una vez más hoy, juro que lanzaré la compuradora por la ventana. 

Una suave risa se escapa de los labios de KyungWon quién niega con la cabeza señalando la única ventana del piso, que abarca casi toda una pared. 

ㅡ Y seguro el señor Lee te pediría que calcules el ángulo de trayectoria y fuerza de impacto. 

ㅡ¡Entregado en un folder junto a gráficas a las cinco en punto! ㅡ 

Ambas mujeres se ríen con estridencia, mientras otros empleados las miran con molestia. 

ㅡ Kim, ¿cierto? ㅡ pregunta Kang cuando finalmente logra calmarse tras tanta risa. 

La pelirroja sonríe con picardía. ㅡ supongo que ser llamada a gritos por el jefe las veinticuatro horas del día me ha dado fama, ¿eh? 

Kim Min Kyung, cubículo 64 , es la combinación perfecta para sacar de quicio al jefe. Es un metro setenta y dos centímetros de torpeza. 

ㅡ Ni que lo digas, eres como una celebridad ea la hora del café. 

ㅡ Lo sé, mi éxito se debe a mi público. 

Kang le dedica una sonrisa fugaz y le lanza una mirada comprensiva de madre ,  ya que de regreso a su cubículo ha visto el montón de dibujitos de Siyeon y la foto enmarcada de ella y su madre el día del cumpleaños tres de la pequeña pelinegra. 

ㅡ Kang...ㅡ le lanza una mirada preocupada, porque notó que la contraria se había quedado pegada mirando a la nada. ㅡ ¿te sientes bien? 

KyungWon la mira y una tenue sonrisa le ilumina el rostro, y luego aplasta entre sus manos el vasito ya vacío. ㅡ sólo es cansancio, Kim, ya sabes lo que dicen...ㅡ lo arroja a la papelera con bastante puntería y continúa. ㅡ Una no duerme nunca más después de un hijo. 

MinKyung se ríe ligeramente mientras asiente. ㅡ ¿mala noche con el bebé? 

ㅡ En realidad son dos, Kyla y SungYeon. ㅡ  el rostro de Kang se ilumina al mencionar a sus hijas, sonriendo con amplitud.ㅡ Tienen casi cuatro meses, pero aún son algo complicadas.  

  

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 11, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

˗ˋˏ  › Una novia para mamá. ┊✎ RoA x Rena. ˎˊ˗Where stories live. Discover now