Catrin

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[25 de octubre]
José-

Ahí empezó mi larga espera hacia el 2 de noviembre, definitivamente, todos se preparaban arduamente para la llegada de esa gran festividad.
Para pagar mi estadía, ayudaba a Ricardo a atender a los clientes y a Diana a cargar los arreglos para las casas donde los habían ordenado. Eso me ayudaba a saber uno que otro rumor, aprovechando de que sé hablar con la gente, por lo general siempre terminaba con comida de regalo o algún consejo para estar aquí en México.

Diana-Al parecer te diviertes

José-¿Divertirme?, Jaja, señorita, creo que ya he tenido mucha diversión al rededor de mi vida

La muchacha de largo pelo trenzado me miró atentamente, cargando un cesto grande vacío, íbamos a una milpa, era de la familia de Diana, herencia de su madre, de la cual ella se sentía muy orgullosa.
Llegamos y sostuve el cesto mientras que delicadamente ella cortaba las aromáticas flores.

Diana-¿Cómo conociste a Pistoles?

Sonreí para mí mismo, sentandome a su lado y acercarle más el cesto, recordando con nostalgia todo, como si hubieran pasado ya Miles de años y para mí, como si hubiera Sido ayer.

José-El no sabía nada de la ciudad, yo en Bahía soy muy conocido por ser guía de turistas, el dueño de un tropical club y cantante. Así que, un pueblerino vino hacía a mi, junto a él...

Solté un dulce suspiro mirando al cielo tiernamente. No tardo Diana en sonreír alegremente, con cierta ternura.

Diana-Se ve...que tú lo quieres bien, José

José-El me enseñó algo nuevo, una vida en la que yo podría vivir feliz, sin sentirme solo.

Diana-Eso se llama amor

Sonrió levantándose, sin darme cuenta, había llenado el cesto, de colores naranjas y amarillas en forma de flor.
Nos encaminamos a pasear en todo el pueblo, habían letreros de una gran fiesta, y como portada principal, estaba el, con un traje muy llamativo, adornado de colores neon festivos, mientras que su sombrero era decorado con pequeñas calaveras y su rostro como una.

Diana-Así que este año le toca ser Catrin

José-¿Catrin?

Me confundí, sabía lo que era un catrin, pero jamás había visto a un catrin calavera.
La chica sonrió riendo un poco, sosteniendo un panfleto que uno del pueblo, le había dado al pasar.

Diana-El catrin es pareja de la catrina, ella nunca existió, pero, es muy famosa

José-¿Cómo algo que nunca existió pudo tener tanta relevancia?

Diana-Porqué ella y el Catrin reflejaban la miseria que se vivía en México, cuando el señor Porfirio Díaz gobernó.

Continúo caminando, me quedé unos segundos mirando de nuevo, Panchito Lucía muy orgulloso en lucir tales galas de charro elegante, ya ansiaba verlo de nuevo.
Regrese junto a la señorita Diana, no tardo en empezar a entonar su fuerte voz en regaña a su hermano mayor.

Diana-¡Ricardo!, ¡Condenado!, ¡No vendas aún el pulque!

Ricardo-Chamaca, ya solo faltan cinco días, los compradores ya no pueden esperar

Diana-¿Cómo de que no?

Ricardo-¿Tienes una bebida mejor?

José-Si me permites-

Ricardo-¡Callese el ocico!

No pude terminar,no quedo más que observar, pero, si lo ves bien, ellos parecen muy unidos, a pesar de que pelean tanto, Diana se preocupaba y Ricardo la cuidaba, solo los dos saliendo adelante en "El bar de los Montoya".

Después de trabajar, fui a comer algo, entre eso, encontré a un hombre, que lloraba con cierto dolor en el pecho. Era alto, algo grande de edad, vestía muy bien, pero se notaba que era la mejor ropa que el tenía, no pude ignorar su llanto, así que me acerque, tomando su hombro, de inmediato volteo y tenía una flor en mano,una de las ya muchas cempasúchil.

José-Mi amigo, ¿Qué te pasó?

Parecía estar incómodo con mi presencia, pero, no tenía el ánimo de echarme, así que apretó la flor y se limpio.

Hombre-Mi mujer...

José-¿Su mujer?

Hombre-Si, ella, murió a estas fechas, desde hace 20 años.

Me quedé callado, sentandome a su lado y quitarme el sombrero, bajando la mirada.

José-¿Cómo era ella?

Sonrió dulcemente, mirándome con dolor.

Hombre-Una mujer muy dulce, re chulos ojos, delgadita, me quería requete arto. Me recibía con la comida hecha, me daba mis besos, la adoraba, sabía bailar...

Palme su hombro sonriéndole.

José-Supongo que era hermosa

Hombre-¡era bien chula mi Rosita!, Una muñequita...a ella le encantaba está época, le encantaba bailar conmigo en la gran fiesta...pero ya no está aquí

Empezó a llorar de nuevo, recordé lo que me había contado Diana, la miseria es reflejada en una catrina, la tristeza también.

José-Tal vez ella sea una catrina ahora, mi amigo

Confundido, levanto su mirada mirándome, sonreí, ahora comprendíamos un poco más, ahora comprendía un poco más, bailar entre tanto dolor era la cura, sonreír ante lo que se fue.
Seguimos hablando, caminando y despedirnos, sin antes, como regalo, darme una pequeña calavera de azúcar e irse, sonriendo calmado, perdiéndose entre la obscuridad.

México está lleno de tesoros, como significados, como Panchito, así como ese hombre, quiero bailar junto a Panchito, hasta después de la mismísima muerte, una pareja de catrines jamás vista y la que más hermosa será porqué reflejaremos el dolor de las adversidades, y de lo bien que los supimos superar.

José Carioca Apresenta: Noite de Zamba Donde viven las historias. Descúbrelo ahora