C a p i t u l o - 1

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Los sentimientos son volátiles, cambian constantemente o crecen esporádicamente. Sin poder explicarlo o notarlo, solo es algo que va creciendo sin poder evitarlo. Probablemente eso es lo que le pasó a Sakura Haruno a lo largo de los años.

La pelirrosa se encontraba alegre en su recámara, jugando e insistiendo a su madre que la veía impaciente por salir.

-vamos mamá deprisa! -gritaba desde abajo desesperada, quería salir  al parque y verla de nuevo.

No pasó mucho tiempo en que su madre aceptó hacer lo que la pequeña quería y salio junto a Sakura tomadas de las manos hacia el parque donde a veces acostumbraba a ir.

Llegaron al parque y Sakura se alegró  al estar ahí era un lugar único que a ella en su niñez le llenaba de alegría, amaba subir a los juegos que ahí se encontraban, usando uno en particular, buscando a alguien en específico al subir y bajar de él. Sus ojos brillaron y sonrió ampliamente al verla a lo lejos, bajándose rápidamente de él y dirigiéndose sigilosamente, hasta quedarse  escondida detrás de un árbol. Una pequeña niña de cabello negro y ojos lila se encontraba sentada en aquel árbol, al observarla no pudo evitar tener curiosidad desde la primera vez que la vio, sus pensamientos eran un tanto contradictorios al preguntarse porqué alguien vendría a un parque a leer, pero olvidando eso cuando la miraba sonreír. Desde ese día su deseo de hablarle fue cada día mayor, pero no más que su miedo de tener un tema de conversación que tuvieran en común y que eso le alejara de ella.

Así habían pasado días, ella observando a la chica sin aburrirse de eso.

Su corazón latió rápido, asustada por ver cómo una libreta golpeaba su rostro, asustandose y llenándose de enojo por ver cómo algunas chicas comenzaban a molestarla, dejándose llevar por su enojo y sin pensar se arrojó a ella, golpeandolas sin parar hasta que sus madres llegaron y calmaron todo.

Las consecuencias de ello fue un castigo de 2 semanas sin poder salir y lo peor para la Haruno, sin saber de ella durante ese tiempo, su mente creaba escenarios donde ella seguía siendo herida por las otras chicas y eso le aterraba.

Sus pensamientos se desvanecieron al escuchar la voz de su madre llamándola

- ¡Sakura, baja! - dijo por tercera vez, provocando que la pelirrosa saliera corriendo de su habitación

Me alegre tanto al verla ahí en mi casa junto a una pequeña diadema color rosa fuisha en sus manos

-tu... Que haces aqui!? -pregunte alegre

-Sakura ella es Hinata y vino a agradecer que la hayas defendido -dijo la mujer con la que iba

—oh no hay problema, por cierto estas bien? -pregunte preocupada

-ssi y-yo e-estoy b-bien -tartamudeaba un poco pero creia que era lindo -gracias por defenderme ten para ti -me dio la diadema que tenia en sus manos

Yo Sonreí y tome el regalo -me alegro que estés bien -dije féliz

-bueno Hinata-sama es mejor irnos -dijo la mujer y ella sólo asintió

Se despidieron y yo no quería que se fuera

—espera!!! -grite mientras veia como se alejaba -Hinata quieres ser mi amiga!?!?! -grite y ella se quedo sorprendida después vio a la mujer que estaba con ella y después me miro, sonrió y asintió, ese día me senti muy feliz -mañana nos vemos! -grite y ella asintió y se fue

Ya no tendré que verla a lo lejos ahora Hinata y yo somos amigas

De bajo de aquel cerezo [SakuHina] (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora