La pequeña y fragil embarcacion arribó a la orilla bajo un sol despiado. La humedad a esa hora era axfisiante y solo la pareja de africanos la toleraba. Los demas miembros eran orgullosos y sobervios europeos; Mac Arthur el irlandes, los hermanos españoles Pedro y Pablo, Rudulfina, la prostitua de Lisboa, entre otros. La mayoria huia de la explosiva situacion que inició con Lutero hace unos años atras, pero las consecuencias de un mundo sin religion uniforme habian traspados los limites del pais germano.
Walter, no tenia un origen conocido. Sus rasgos faciales podrian hacer suponer que era latinoamericano, pero algunos tripulantes lo consideraron catalan. Estaba solo, en la costa cristalina obervando una bandada de aves que se perdian en el cielo azulado. No solo el calor era un impedimento en la expedicion; los mosquitos eran enfermantes, pero lo que preocupaba era la tension y el malestar entre la tripulacion. Aunque el acuerdo establecia colaborar hasta encontrar el tesoro del fallecido Halem el pirata, nadie se sentia seguro de las alianzas secretas o las traiciones que podrian aparecer de un momento a otro. A walter no le interesaba la amistad de ninguno; una vez que establecieran el campamento y entraran a los templos subterraneos él seguiria su propio camino. Ya estaba decidido.
Segun los lugareños, los antiguos templos poseian sistemas de canales profundos y lugubres. Sitiio ideal para iniciar la busqueda. Pero a pesar del acceso facil a la isla, los rumores hablaban sobre numerosos capitanes y aventureros que habian desaparecido luego de adentrarse en las entrañas de la mismas. Las pocas aldeas estaban junto a la costa, y los pobladores, pescadores natos, eran reacios a adentrarse mas allá de los limites permitidos.
Para la mayoria de los avenutreros aquellos rumores eran babosadas de viejos incultos e ignorantes. Walter no compartia esa opinion.
Luego de doce dias de relativa calma ocurriço el primer infortunio. Walter se encontraba tumbado en su tienda, leyendo unos mapas, cuando escuchó los gritos. El campamento se convulsionó rapidamente, los hombres que estaban vigilando el perimetro norte afirmaron ver sombras extrañas que arrastraron a tres de sus compañeros. Luego de una intensa busqueda encontraron los cadaveres. No encontraron explicacion alguna para lo que estaban presenciando. Walter tampoco supo que pensar. Los pobres bastardos habian sido consumidos como si fueran una naranja; la piel estaba chupada, los huesos visibles y la expresiones de los rostros agobiantes.
El panico fue general, pero solo unos pocos huyeron. Los demas acordaron adelantar la busqueda. Los cadaveres habian sido hallados junto al lado de una de las trece entradas a los tuneles subterraneos. Entró un grupo de veinte hombres armados; Walter iba entre ellos. El sitio era horrible. Apestaba a putrefaccion, enormes ratas se cruzaban de un lado al otro sin previo aviso, y la escasa luz de las antorchas solo hacia que aquella lugubre oscuridad sea aun mas aterradora. Luego de una caminata de aproximadamente cuarenta minutos salieron del sistema de canales. Se toparon con un enorme deposito de agua, a unos metros, en el suelo arenoso brillaban cientos de lingotes de oro español. Los hombres se lanzaron como hienas hambrientas sobre el preciado botin, solo Walter se habia quedado inmovil, aun perplejo ante tanta riquiza acumulada. Entonces sucedio.
Mientras los codiciosos se deleitaban con su botin, unas extrañas siluetas salieron de la nada. Walter salió de su trance cuando empezaron los alaridos de dolor. El escenario era horripilante. Muertes inexplicables que se sucedian unas tras otras. Un hombre robusto se quedó paralizado cuando una de las sombras impactó contra su cuerpo, segundos despues el fortachon comenzó a desintegrarse como si estuviera compuesto de arena. Bastaba un leve roce para saborear la amarga compañia de la muerte.
Walter se lanzó a correr en direccion por donde habian venido. Habia dejado caer su antorcha por lo que tuvo que adentrarse en los tunes oscuros sin otra opcion; con desesperacion oyó que aquellos demonios iban pisandole los talones. Ignoró el cansancio de sus musculos, la falta de aire en sus pulmones y se obligó a no detenerse. Un broche de luz le dio renovadas esperanzas.
No supo como pero habia salido; aun asi no se detenia, corria y corria sin parar entre la densa vegetacion salvaje. Su ojos se abrieron de par en par cuando divisó un bote amarrado en la costa. Pudo alcanzarlo luego de un esfuerzo sobre humano. Mientras se alejaba por el pacifico lago pudo observar que desde la orilla lo observaban una docena de figuras oscuras que se movian de una lado al otro impotentes y colericas. Luego de unos minutos desaparecieron. Walter se tumbó, estaba exahusto, y aunque no habia conseguido aquel tesoro dorado aun conservaba la vida.