- Pero cariño, creo que este se te vería más sensual. -Decía la chica más joven con una voz especialmente juguetona mientras estaba encaramada al brazo de su novia.
- ¿Tú crees nena? - le respondía la chica mayor con sorna .- se ve de buena calidad y la tela es hermosa, si gustas lo usare para ti, preciosa.- La mayor se inclinó para darle un beso a la mejilla a su joven novia siguiendo su juego y mostrándose cariño, de cuando en cuando soltando caricias indiscretas la una a la otra.
El peliverde solo observaba con nerviosismo y timidez desde el mostrador a la pareja de chicas, aun no terminaba de acostumbrarse a tanta diversidad dentro de la tienda y es que nada en el ambiente ayudaba; todo el local era de color negro salpicado de algunas formas y corazones de pintura neón rosa y roja, así como los anaqueles, mostradores y cada lámpara y luz en el techo de luces turquesas y rosadas una vez más, neón para que resaltaran en el obscuro lugar. Mas de seis vitrinas grandes iluminadas por dentro para exhibir sus extrañas formas. Dos paredes llenas de ganchos donde cuelgan aún más productos. Varios maniquíes mostrando sus extravagantes piezas de encaje o licra para dama y caballero en las esquinas de la tienda. El piso de losetas negras tan bien pulido reflejaba las luces que se proyectaban. Además de todo el fuerte olor de aromatizante a rosas y colonia se combinaba con la música de jazz suave y provocativa, que de cuando en cuando cambiaban los géneros igual de provocativos y todos con la letra llena de insinuaciones sexuales. ¿Y que vendía esa alucinante tienda? Productos para sexo. Juguetes sexuales, de la mejor calidad y tecnología, de distintos tamaños y formas, desde las formas fálicas más básicas como los cómodos y pequeños vibradores con forma de anillo y balas hasta distorsionadas y gigantescas imitaciones, preciosa lencería de diversos tipos de tela, modelos provocativos para dama, como los despampanantes y reveladores disfraces ya conocidos de distintos oficios como la típica enfermera, sirvienta, policía, etc. Erótica, pero no vulgar, todo de un sensual estilo diseñado profesionalmente. La lencería para caballero era del mismo carácter, pero varonil y erótico; cuellos y puños simulados en trajes, playeras de tirantes tipo red oscura y de licra, boxes descubiertos de la parte trasera y algunos sugerentes de la parte delantera. Lubricantes, dilatadores, estrechadores , aceites aromáticos y térmicos, afrodisiacos novedosos, algunos con forma de ungüento hechos de forma natural pero también comestible de distintos sabores y que provocaban distintas reacciones eran los más vendidos por su efectividad. Libros de posiciones y manuales de toda clase, Juegos de mesa y dados con temáticas más creativas que la anterior, dildos, ona-holes con distintas texturas y formas simulando los aparatos reproductores de mujer. Una sección específica iluminada de color purpura era para juegos más rudos como el sadomasoquismo o el bondage. Otra sección mas era para los productos especiales de despedida de soltero como sombreros de fiesta decorados con formas sugerentes, paletas y globos. etcétera, etcétera, etcétera. Aquella tienda era grande por no decir más, estaba completa y tenía productos que ninguna otra tendría, esto se debía a que no solo era variada, era novedosa y el secreto de su originalidad era debido a la nueva empresa a la cual pertenecía: Sex & Love. Una empresa que había surgido hacia apenas dos años, pero su popularidad era increíble, comenzando con condones muy efectivos subiendo al primer puesto en las estadísticas de ventas y seguridad y de esa manera se popularizaron todos sus artículos sexuales revolucionando los típicos y cotidianos objetos del mercado. Toda esa popularidad hizo que surgieran muchas sucursales en todo el país muy surtidas y muy variadas con ventas altas.
- Llevaremos estas. - la chica mayor de la pareja deposito varios conjuntos de lencería en el mostrador junto con al menos cinco lubricantes y lociones y un dildo doble. El tímido peliverde miro con nerviosismo los objetos teniendo de rojo sus mejillas. Sabía bien para lo que eran, pero no estaba totalmente seguro de cómo era el sexo lésbico. Y esta por más decir que era incomodo saber lo que harían sus clientes con lo que estaban comprando.
- S-si por supuesto- respondía nervioso y con vergüenza de mirarla, aunque sabía que debía hacerlo por mera cortesía- ¿Hay algo más en que pueda servirle? - pregunto amablemente al pasar los objetos por el registrador de precios.
- No, muchas gracias-respondía ella pasándole una tarjeta para pagar sin pena alguna como solían tener algunos clientes.
Si bien esa tienda promovía la sexualidad a morir al peliverde le era ajeno todo ello por no decir que le apenaba el simple hecho de pensar en ello, entonces ¿Que hacía alguien tan tímido como el atendiendo una Sex Shop?
Midoriya Izuku era un estudiante de la licenciatura de medicina que ya solo estaba terminando su último año y tesis. Su vida en si no había sido nada fácil. Su madre se había dado a la tarea de criarlo solo y después de haber huido de los constantes abusos físicos, emocionales y hasta económicos de su marido pues hasta tenía el descaro de quitarle el dinero a su esposa apenas llegaba de trabajar. Pero eso era algo que Izuku no recordaba, sin embargo, debido ello, ambos no tenían un buen sustento económico debido a la edad de su madre. Al terminar su bachillerato Izuku decidió dejar su carrera para después y trabajar donde le fuera posible para ganar un poco de dinero para su madre y su sustento y de ser posible para sus estudios futuros con lo que termino atrasándose y comenzando la carrera a los veintidós años. Ahora mismo tenía veinticinco años exactamente, y hacia medio año se enteró de la empresa y de lo bien que pagaban las sucursales y para su gran fortuna había una muy cerca de su universidad, inclusive quedaba en su camino a casa. Le fue duro tomar la decisión de trabajar ahí sin embargo la paga y las buenas oportunidades de tiempo que le brindaban eran casi inmejorables así que como pudo comenzó a trabajar ahí, escondiéndolo de quien fuera dentro de la universidad hablándose de amigos o compañeros hasta de su madre pues la verdad le avergonzaba mucho. Por mucho que el tema de la sexualidad fuera perdiendo pudor o dejase de ser un tabú, tampoco podía darse el lujo de ir por la vida diciendo que vendía artículos sexuales. Al principio le costaba trabajo y se sonrojaba el solo entrar a la tienda. Pero eso se compensaba con lo cortés y amable que era con los clientes para resolver las dudas que tenían sobre los productos -aunque su única opción era consultar en internet ya que no sabía de ello- y siendo muy limpio y ordenado con todo el local. De cuando en cuando tomaba uno que otro objeto de los estantes y leía sus instrucciones de uso por curiosidad, como por ejemplo los dildos, pero tan solo supo para lo que eran se ruborizaba y los dejaba en el estante, volvía al mostrador de la recepción y trataba de leer alguno de sus libros.
Esa tarde, pocos minutos después de que se fuera la pareja de chicas, mientras Izuku cambiaba la música del lugar alguien entro en el lugar. Una mujer alta y muy hermosa vestida con un conjunto de falda y saco tipo ejecutivo muy bien hecho y a la medida de un color gris granito a juego con una blusa de cuello alto y mascada de seda roja, tacones negros de punta y medias negras. Traía puestos entes oscuros y su espesa y larga melena hecha en una coleta alta. En seguida después de escuchar los tacones resonar, el peliverde la reconoció y volteo para sonreírle muy amablemente.
- Señorita Momo. Buenas tardes- hizo una reverencia sutil y vio como la mujer le devolvía el saludo dándole un beso en la mejilla.
- Izuku, cariño, creo que hice lo correcto en haberte contratado para atender este turno, la tienda esta impecable y por lo que veo los clientes están muy contentos. - se quitó los lentes y se recargo encima del estante. Aquella mujer era Yaoyorozu Momo, una de los altos puestos y parte de los dirigentes de la gran empresa que contrataba gente para las sucursales de la zona y supervisaba las entradas, salidas, ganancias y todo lo relacionado con las ventas de todo ese distrito. No pasaba de los treinta y sin embargo se veía como toda una mujer de negocios. - Pero Izuku, ¿De verdad que esto no te quita tiempo? Pienso que también deberías pasar tiempo con tu nova por mucho que te agradezca que cubras dos turnos. - Dijo jugando con su mismo cabello y con un tono divertido. El aludido solo rio pensando en que lo decía no tenía lógica. Pese a su profesionalismo y puesto Momo no era grosera ni petulante. Por el contrario, era amistosa y se había llevado muy bien con el peliverde desde la entrevista de trabajo.
- No señorita Momo, no tengo novia, y la verdad es que no me llama la atención tener una- se le hacía gracioso que dijera eso puesto que almenas para él, su misma persona no era muy atractiva. Pero, o él era muy poco fijado en su aspecto o tenía la autoestima muy baja ya que era muy atractivo. Tenía unos preciosos ojos esmeralda que brillaban aún más cuando sonreía, su piel estaba salpicada por lindas pecas color café o manchitas lunares, sus rasgos físicos, que si bien no eran los de un hombre ya adulto eran muy definidos y un tanto varoniles y juveniles y gracias a los diversos trabajos físicos que ejerció y a su disposición por no descuidar su cuerpo, todos sus músculos estaban muy bien torneados, no era fornido pero tenía una figura delgada y muy bien definida pese a que no era muy alto. Su cabello ligeramente rizado era verde al igual que sus ojos que de vez en cuando gustaba de mover unos mechones del lado derecho hacia atrás. Tenía el carácter más dulce y amable del mundo, su voz pese a ser de un hombre joven era suave y agradable y parecía que no albergaba un solo gramo de ira o enojo dentro de sí. En conclusión: era muy atractivo en todo sentido y un chico del cual cualquiera se sentiría feliz de tener a su lado. Dicha razón extrañaba tanto a su jefa como a su madre al no tener pareja o que él no quisiera una.
- ¿En verdad? Con lo lindo que eres- la pelinegra alboroto un poco el pelo del pecoso y luego se le quedo mirando intrigada. - Izuku... ¿Que te gusta? -pregunto muy interesada en la respuesta mirándolo a los ojos.
- ¿Disculpe? - el pecoso pregunto confundido.
- Si si, te gustan los hombres o las mujeres. - eso dejo un poco impresionado a Izuku. Si bien no había terminado de definir aquel tema, la verdad es que había intentado entablar una relación con chicas en preparatoria, pero no funcionaban, aun con las grandes decepciones que había tenido con dos hombres y que habían dejado grandes heridas en él, intento que le gustasen las mujeres, pero simplemente no se podía. Nunca se definió como homosexual o heterosexual, simplemente creía que las personas que le gustaban le gustaban por lo que eran y ya. Pero en ese momento pensó en ello y determino que ciertamente tenía más inclinación a los hombres.
- Pues...-la miro nervioso rascándose el cuello- imagino que los hombres, aunque también he tenido novias, imagino que en general me gustan los hombres...- termino por mirar a otro lado por pena, pero enseguida sintió como los brazos femeninos lo envolvían moviéndose de un lado a otro muy efusivamente mientras la pelinegra gritaba emocionada.
- ¡Lo sabía! - grito con emoción alejándolo para mirar su confundida expresión- Bueno, ahora que lo sé, podrás ser mi invitado especial para poder evaluar nuestro nuevo local cerca de aquí- rio con emoción y comenzó a caminar hacia los estantes dejando al pecoso confundido detrás del mostrador. ¿Evaluar un nuevo local? ¿Invitado? ¿Que tenía que ver eso con que le gustasen los hombres? No importo mucho eso pues casi enseguida su jefa volvió con dos cosas en la mano.- Bueno ya que estas soltero, deberías probar estos, estuve en los laboratorios cuando fueron puestos a prueba y puedo asegurarte que son maravillas- le dijo al pecoso muy efusivamente depositando los dos objetos en su mano: un dildo de un material que era parecido al gel de un tamaño modesto, ni muy grande ni muy pequeño y una bala vibradora a control remoto muy linda de color purpura ambos de ciertas ediciones limitadas. Izuku casi gritaba de pena al tener los objetos en la mano, y al ver como su jefa sin pena alguna se los daba para "probarlos" puesto que estaba soltero. Mas clara no pudo haber sido y aun que el pecoso sonrojado quería poner objeción ella ni siquiera se inmuto y dijo- Y con esos el lubricante viene muy bien por lo que tengo entendido, de cualquier manera sabes que puedes tomar diez artículos al mes cariño y sirve que nos das tu opinión-- le dijo divertidamente mientras le guiñaba un ojo apenando más a Izuku, quien ya no sabía si lo hacía por en verdad ser amable con él, para que probara la mercancía o meramente por sorna. Antes de pudiera decir algo la peli negra recibió una llamada que respondió con mucho profesionalismo muy contrario a lo que acababa de decirle al pecoso. Casi enseguida colgó la llamada y se colocó los lentes de nuevo.
- Lo siento Izuku, debo irme, pero sabes que siempre puedes llamarme- el pecoso asintió son una sonrisa despidiéndose de ella mientras caminaba a la salida, pero se detuvo de golpe y lo volteo a ver- Oh si, por cierto, más tarde vendrán empleados del nuevo local por un pedido grande que encargamos hace unos días. ¿Si llegó? - le pegunto al peliverde y el enseguida recordó que el día anterior una camioneta de la empresa había traído cuatro cajas grandes y dos medianas diciendo que eran para entrega solo que esa era la sucursal más cercana.
- Claro que sí, ya están aquí. - respondió el con una sonrisa
- Bien, te los encargo para más tarde, hasta luego Izuku- se despidió con la mano saliendo de la tienda. El peliverde solo sonrió y miro al mostrador observando los objetos con cierta pena pensando en por que se los había dado su jefa. Un poco de curiosidad asalto sus pensamientos. ¿en realidad, esos objetos brindaban placer? Él nunca se dio mucho tiempo para esos temas en su vida debido a sus muchas ocupaciones, pese a tener parejas nunca llegaba más que a besos y si acaso pocas caricias por parte de ellas, mas no de él, pues sentía que para tener esa intimidad era necesaria cierta confianza y demasiado cariño, y no es que él no se los tuviera simplemente nunca había llegado a tal punto, ni la necesidad sexual de su propia biología se había desarrollado del todo. Solo una vez en su vida había sentido un deseo sexual por alguien, pero su recuerdo era tan amargo que no le quedaba mucho por recordar acerca de sus deseos y hormonas adolescentes.
Saco cuidadosamente el dildo de su empaque y al tomarlo entre sus manos sintió cierto nerviosismo: aunque fuera de gel color purpura transparente al igual que la bala, conservaba su forma fálica de todas maneras y eso le causaba entre nervios y curiosidad. Nunca había visto un pene además del suyo y aun que estudiase medicina y supiera todo acerca del cuerpo, en relación con el sexo no había pensado en la forma del pene de algún otro hombre. Presiono el dildo entre sus dedos sintiendo la textura inestable de este y comenzó a estudiarlo con cuidado...
-¡Buenas tardes! - en ese momento alguien entro a la tienda saludando muy alegremente, Izuku asustado por la repentina intromisión casi tira el dildo al suelo con el miedo de que lo vieran con el dildo en las manos. Rápidamente tomo la envoltura y la bala del mostrador y empujo todo hacia su mochila que estaba convenientemente en la esquina de este. Nerviosamente y todo colorado acomodo todo y saludo a la persona lo más amablemente que pudo, escondiendo su nerviosismo. Era un joven maso menos de su edad de cabello carmín en un peinado de punta, era muy atractivo y su cuerpo parecía el de un atleta, pero vestía un tanto formal de pantalón de mezclilla ajustado y una camiseta gris ajustada, lo cual contrastaba bastante, tenía una expresión muy alegre, así como su sonrisa que dejaba ver unos afilados dientes. Sus ojos eran casi del mismo color que su cabello, pero brillaban más y en la esquina del ojo derecho tenía una pequeña cicatriz. Al parecer no se había percatado del desesperado acto anterior del peliverde ya que entro con la vista atrás ya que venía acompañado y sostenía una plática mientras entraba- ¡rápido! ¿O se van a quedar ahí? ¡No pienso cargar las cajas solo! - volteo hacia al peliverde y le sonrió con alegría- ¡Hola! ¿Qué hay? - le extendió la mano para saludar lola cual tomo enseguida - Soy Ejero y venimos del nuevo local por el cargamento de los trajes.
- ¿Trajes? - dijo un tanto extrañado, no sabía lo que había en esas cajas, pero le extrañaba pensar que era ropa. Había pensado en una nueva sucursal cuando decían "el nuevo local" pero pensaba que era un poco raro. - Si claro, un segundo por favor- le contesto de igual manera, aunque no supiera que era y paso al cuarto que estaba en la parte detrás del mostrador que servía como una pequeña bodega. Si algo faltaba en el inventario, la empresa prefería mandarlo sobre pedido en vez de que solo se almacenara, corriendo el riesgo que se deteriorara el material en las bodegas. Tomo una de las cajas grandes y paso si dificultad de nuevo al mostrador, donde noto que había por lo menos dos personas por las voces que se oigan debido a que la caja no permitía ver al frente. Se inclino para dejar la caja en el piso y poder saludar a los demás. - Aquí esta la primera caja-dijo mientras la acomodaba y se erguía para mirar a los demás- si gustan pueden...- no pudo si quiera terminar la frase. Lo que había a menos de un metro en frente de él, era la imagen viva de la amargura que había vivido en su preadolescencia. Sus ojos se abrieron de par en par y su boca estaba entreabierta de manera extraña, era como si alguien hubiese tomado una fotografía de él y ahí mismo se quedara pues estaba totalmente pasmado.
Vestía una camisa negra con mangas recogidas y unos jeans ajustados con zapatos a juego, su pelo era el mismo desorden rubio, solo que la parte trasera del cuello estaba parcialmente rapada, y en cada parte de la piel ceniza que se dejaba ver, había ciertas cicatrices que lo adornaban, pero sus ojos... esos ojos color rubí resplandecientes y llenos de fuertes emociones seguían ahí, tal cual los recordaba de hacía ya más de diez años. Era Bakugou Katsuki su primer amor y su primera decepción, una de las personas que más lo habían hecho feliz y a la vez quien más lo hizo sufrir, ya no se veía como un adolescente, ya no se veía malicia en su fino y pálido rostro. Era un hombre, su apariencia había sufrido los estragos de los años, pero conservaba parte de su esencia. Lucía acabado, más adulto. Aquella llama que lo encendía día a día en años pasados ya no estaba. Ahora no había nada en su expresión salvo sorpresa. Parecía que el rubio también estaba impactado por ver al peliverde, había dejado su conversación con Eijiro al ver a Izuku como si hubiese visto un fantasma. Ninguno se movía o emitía algún sonido, es más, todos se quedaron inmóviles, Eijiro que se quedó hablando solo a instante, miraba a ambos como si esperase algo y sonreía. El rubio por inercia, como si su conciencia se lo ordenara abrió la boca y pronuncio con lentitud:
- Deku...- al instante todo volvió a la normalidad interrumpido el silencio por su voz y el enojo visible de Izuku. Era increíble, incluso para el mismo, estar molesto o enojado, pero también era inevitable. Ni si quiera noto como la voz del rubio se había engrosado y era distinta a antes, solo sintió ira y coraje tras oír esa palabra y era visible en su gesto y energía. Enseguida sus ojos se afilaron, pero antes que algo más pasara, el pelirrojo lo percibió y decidió intervenir.
- Am, ¿Se conocen? - dijo mirando al rubio y luego al peliverde.
- Si...
- No.
Izuku había negado con tanta brusquedad y frialdad que hasta él se sorprendió. No más que Bakugo que parecía inclusive indignado con la negación y el pelirrojo pensó en si se había equivocado al interferir así quedándose mudo.
- Disculpen, traeré las demás cajas- dijo el pecoso apenado de su misma actitud y aun pasmado por haber visto a Bakugou. ¿Qué mierda hacia ahí? ¿Cuánto tiempo hacía que ni siquiera sabía de él? Mientras entraba a la bodega y tomaba la caja, solo repasaba esas preguntas con cierto resentimiento. Había detestado el apodo "Deku" que el rubio le había impuesto en pos de burlarse de su inutilidad, diciéndole hasta el cansancio que era un bueno para nada y el que lo pronunciase después de todos esos años significaba que para Bakugou seguía siendo un inútil. A cualquiera le habría molestado. Izuku en algún momento de su madurez había decidido que no se dejaría de nadie, nadie jamás le haría sentir mal de nuevo ni le diría lo que era y lo que no. Y así había librado muchas discusiones y enfrentando a la gente abusiva pese a su amable, dulce y calmada personalidad. Sumándole a eso lo que había pasado entre ellos en aquel entonces solo le llenaba su mente de pensamientos negativos, así como su corazón de malos recuerdos. Casi ido salió con la caja y la dejo donde estaba la otra que al parecer ya se la habían llevado y repitió el proceso sin mirar ni escuchar a nadie con toda rapidez pues podía sentir la mirada del rubio. Así hasta que trajo todas las cajas por fin alzo la mirada y solo se encontraban el pelirrojo y un chico de la misma edad con el cabello rubio, pero no estaba Bakugou.
- No sé qué le hiciste a mi amigo, pero es la primera vez que lo veo así- le dijo el pelirrojo recargándose en el mostrador- Se que puede tener su temperamento, pero no es malo- sonreía al decir esas palabras, pero Izuku solo fingía su sonrisa y se preguntaba a que se refería- ¿Se conocen cierto? No tienes que negarlo jeje.
- Eijiro- era la voz del rubio que lo acompañaba que ya estaba a unos metros dentro de la tienda. El pelirrojo hizo una seña al peliverde para que esperara y fue hacia él. Al llegar con el rubio, este sostenía algo entre sus manos y ambos rieron como si de niños pequeños se tratara cuando hacían una travesura. Izuku se preguntó si eran pareja y la respuesta llego enseguida cuando el pelirrojo le robo un beso al rubio. El shock y el enojo que sentía hacia pocos minutos disminuyo un momento, sintió ternura al ver a la pareja. Se acercaron al mostrador tomados de la mano.
- Disculpa, lo olvide- le dijo el pelirrojo al pecoso- Él es Denki, es mi novio, bueno-se miraron rápidamente- mi prometido. -
- ¿En serio? Vaya, muchas felicidades, es algo muy hermoso. Mucho gusto- le extendió la mano al rubio.
- Igualmente y muchas gracias -le sonrió después del saludo, era un chico alegre y amable, tenía un ligero mechón de pelo negro en el flequillo que se dividía en dos y su peinado era corto. - Así que... Una Sex Shop ¿no? -pregunto divertido. Por un momento el peliverde había olvidado donde estaba y que hacía. Recordó con pena lo que hacían ahí y su mirada se desvió a lo que tenía el pelirrojo en las manos.
- Si, exactamente, ¿Ustedes llevaran eso? - Izuku señaló el articulo y la pareja de novios se miraron avergonzados y nerviosos.
- Eh... pues, no creo que...
- Pueden llevárselo, yo lo invito- indico el pecoso dejando a ambos incrédulos- Si... bueno, mi jefa me dijo que por trabajar aquí, como un bono extra podría tomar ciertos artículos al mes y pues yo no necesito nada en realidad jeje...- dijo con pena y una risa nerviosa, no quería decir que el también había tomado dos productos y además parecían buena gente, nada le iba a quitar regalarles aquello, fuera lo que fuera, aunque por la apariencia de la caja y el color era posible que fuera un dildo, pero decidió no pensar en eso ya que lo apenaba mucho.
- Oye ¡¿hablas enserio?! Eso sería estupendo y un gran detalle de tu parte, que buen beneficio da la tienda- el pelirrojo se veía muy contento por lo anterior- De verdad te lo agradezco muchísimo. Prometo la siguiente vez comprar algo, espera, ¿Cuál era tu nombre?
- Cierto no lo dije, soy Izuku Midoriya, mucho gusto- le extendió la mano al pelirrojo y luego al rubio pero lo que le sorprendió mucho fue que ambos, al momento de darles la mano también lo abrazaron con efusividad. Imaginó que simplemente se trataba de su manera de ser ya que él no estaba acostumbrado a ello salvo al beso en la mejilla de su madre y su jefa al saludar.
- Espero podernos llevar bien en un futuro igual estaremos viéndonos seguido por los pedidos que tengamos que recoger. - dijo el rubio.
- De no ser así también puedes ir a vernos trabajar, si no te molesta claro.
- ¿Verlos trabajar? - en ese momento el sonido de un claxon los interrumpió y el pelirrojo alzo el cuello e hizo una seña con la mano hacia afuera. - Si, bueno, discúlpanos debemos irnos o Bakugou se pondrá histérico como siempre- Izuku se crispo un momento por la mención del nombre, pero aun así los despidió con amabilidad. Sintió un poco de curiosidad por lo último que había mencionado Eijiro sobre "verlos trabajar" ¿Que tenia de interesante ver a alguien estar detrás de un mostrador? *De todas maneras no iría ... no donde este el* Eso le hizo pensar en algo más; si ellos también trabajaban en una sucursal de la empresa, ¿Por qué no tomaban los juguetes de su propia tienda?
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La camioneta se estaciono frente al local y Denki bajo primero de la parte trasera. Eijiro apago el vehículo y miro a su copiloto que yacía cabizbajo a su lado.
- Viejo, ¿Qué pasa? No has dicho ni pio en todo el camino. Ni si quiera te despediste de tu amigo- en ese momento Bakugo alzo la cabeza, pero su mirada estaba perdida en algún punto muerto.
- No creo que me considere su amigo- le contesto calmada y seriamente.
- Si... parece que no le caes muy bien actualmente pero igual podrían hablar o...
- ¿Recuerdas... esa vieja historia que te conté antes de que mi vida se fuera a la mierda? Del niño... que quería ser un héroe- su vista seguía perdida en la ventana pero la del pelirrojo cambio a una con una de asombro.
-¿ Es él?
- Si... debe odiarme desde el fondo de su alma y la verdad no lo culpo- le dijo con un poco más de tristeza en su voz, sus hermosos ojos como el rubí brillaban muy rara vez, su piel era pálida y sedosa, pero se veía ceniza y casi sin vida, Eijiro había pasado mucho tiempo junto a el ayudándolo y apoyándolo y sabia por todo lo que había pasado, suspiro al verlo tan decaído. Pese a su mal carácter hacia mucho no se le veía decaído.
- Bakugou... mira, ambos sabemos que lo que le hiciste no estuvo nada bien y es bueno que lo sepas- coloco su mano en el hombro del rubio - pero, ya pasó, está en el pasado, y ni tú puedes seguir castigándote por ello ni él puede odiarte por siempre. Se ve que es un gran chico, es amable y bueno, podrías ir a pedir disculpas, dicen que más vale tarde que nunca, ¿no? - dio una palmada más en su hombro y le sonrió. El rubio ni siquiera se inmutó, pero unos segundos después le dio una mirada rápida y bajo de la camioneta. Él no dijo nada pero el pelirrojo comprendió a la perfección y solo sonrió por él.
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Las luces de la tienda se apagaban una por una hasta quedar la tenue lampara del techo en el mostrador. Se aseguro de que cada uno de los anaqueles y puertas estuvieran cerradas bajo llave y que nada se quedara prendido desperdiciando luz. Estaba cansado y su mente no dejo de pensar en Bakugo. Lleno su mente de amargos recuerdos y muchas preguntas sobre él y que había sido de el en esos 10 años. No paraba de hacer suposiciones y pese a eso, el mismo sabía que nunca lo había sacado por completo de su ser. Aun con todo, su corazón aun albergaba un pequeño rinconcito para el rubio, aunque solo fuera de malos recuerdos. Decidió dejar todo para otro día e ir a descansar. Se alegraba de que al día siguiente solo debía ir una hora a la universidad a asistir su tesis con un profesor. Cerro todo. Abrió la puerta trasera de la bodega, que era una salida más y la única por donde él salía para asegurarse de que nadie lo viera. La puerta daba a la calle contraria y aun que debía darle la vuelta a la misma esquina donde estaba la tienda no le importaba mientras no lo vieran salir de ahí. Miro cauteloso a todos lados asegurándose de que no había nadie, cruzando la calle solo había dos señoras que platicaban y alguien que pasaba en bicicleta, pero nadie importante. Comenzó a caminar. Ya había pasado la tienda y en la esquina siguiente diviso a alguien bajo el poste de luz. Pese a ser las 8:00 pm aún se podía ver la luz del atardecer a lo lejos y aun así no pudo reconocer a la persona, pero tenía un aspecto sospechoso así que decidió pasar con cuidado y antes de que pudiera caminar más el individuo comenzó a caminar hacia él. *No es cierto* pensó Izuku con nerviosismo al divisar bien el rostro. Era Bakugou. Se veía exactamente como esa tarde, pero Izuku no había notado que era más alto anteriormente, fácilmente unos diez centímetros más alto que él. Parecía ya una costumbre para el pecoso el que su cara se crispara y adoptara una expresión seria o de molestia cuando veía al rubio. Se paro derecho y decidió confrontarlo de frente y con decisión. Esto hizo que el rubio se detuviera y espera a que estuvieran de frente, se veía algo impresionado.
- Imagino que sabes que es sospechoso que te pares ahí como un mero acosador ¿no? - el peliverde escupía palabras con indiferencia casi involuntariamente. Sabía que no quería verlo y que su presencia le causaba muchas cosas, pero tampoco era para hablarle así. Se miraron a los ojos. Eran muchas emociones dentro de ambos. Ira, dolor, emoción, nostalgia.
- Hola Izuku- fue lo único que contesto el rubio y el peliverde no pudo hacer ms que impresionarse. Ahora notaba más de cerca cada cambio que había en el desde la última vez que lo vio. Sus ojos estaban apagados y bajo ellos se divisaban líneas de restos de ojeras que hacían verlo mayor para su edad. Su expresión no tenía vida, tampoco su voz. Su cabello se veía igual de despeinado que siempre exceptuando la parte de detrás de su cabeza a la altura de las orejas que se veía semi rapada. Era más alto y si bien era delgado se veía un poco más fornido que el peliverde. Su cara se veía más fina y los pómulos se le remarcaban un poco. Izuku lo miraba con seriedad y a la vez con curiosidad. ¿Porque estaba tan demacrado? ¿Que había pasado con él?
- Hola Katsuki...- le contesto sin dejar de mirarse.
- No quería asustarte, solo esperaba a que salieras, imagine que no querías que nadie te viera.
- ¿Que necesitas de mí?
- Yo solo... no lo sé, no te había visto en más de diez años y pues, al verte esta tarde, pasaron muchas cosas por mi mente. Podemos, no sé, ¿Hablar? - el rubio hablaba pausada y calmadamente, pero Izuku no se inmuto.
- ¿Que querrías hablar conmigo después de todo este tiempo? Mira... ahora no somos más que desconocidos que se encontraron y si te soy sincero -hizo una pausa y lo miro a los ojos decidido- quisiera dejarlo así. - sin más, comenzó a caminar de su lado queriendo dejar todo atrás pero enseguida sintió como era detenido por el brazo.
- Por favor- enseguida este volteo a mirarlo sorprendido por el tono de voz lleno de tristeza- No quiero dejarlo así. Mira... lo que paso entre nosotros -su expresión de hizo más triste y bajo la mirada- no te pido que me perdones porque creo que ni yo puedo hacerlo. Y sé que el decir que éramos jóvenes no es una excusa, pero puedo demostrar que no soy ese mocoso malcriado. Somos adultos. Ahora todo está más claro y quiero redimirlo, soy consciente de que me odias, pero por favor, podemos comenzar de nuevo.
El peliverde estaba casi en shock por lo que acababa de escuchar. Sintió una presión en el pecho enorme. Él estaba ahí para disculparse después de todo ese tiempo y todo lo que había hecho. Y si buscaba en su interior y era sincero con él, había querido escuchar esas palabras por mucho tiempo después de lo sucedido. Pero no quería llorar. Ya no. Había prometido no llorarle de nuevo, y aun ahora que tenía esos sentimientos encontrados no quería hacerlo. Katsuki ya lo estaba mirando a los ojos con claro arrepentimiento y decisión.
- Me hubiera gustado poder odiarte, ¿sabes? Pero no pude. ¿Por qué ahora? ¿Qué quieres lograr con esto, ya no sentir culpa? - el pecoso hablaba con seriedad, pero ya no con ira.
- No dejare de sentir culpa nunca por todo lo que te hice, pero no puedo limitarme a eso, ahora se que estas aquí, ahora nos volvimos a encontrar después de tanto. Realmente quiero enmendar mis errores y podrán pasar los años que sean... pero yo no podré olvidarte ni olvidar lo que paso. Se que tenemos un pasado pero quiero poder arreglar las cosas, cambiar lo que estaba mal, y tal vez si me lo permitieses... verme por el hombre que soy ahora y no por escoria de crio que vive en tus recuerdos.- Izuku lo miraba con desconfianza mientras hablaba y soltaba todas esas cosas con culpa en cada palabra y mentiría si dijera que no se conmovió por escucharlo y verlo; se veía totalmente distinto a lo que eran antes y hasta el sintió que debía creerle pero no iba a ser tan fácil. El peliverde no era cruel, por el contrario, era muy noble y humano, verlo así le causaba muchos sentimientos encontrados, y pensó dentro de sí que tal vez tendría razón y podría darle una oportunidad de conocerlo nuevamente. *Todos merecen una segunda oportunidad... ¿no?* . Pensó para sí mismo y se paró de frente. Lo observó un momento mientras el rubio esperaba una respuesta, pero antes de que el pecoso hablara Katsuki se le adelanto.
- Izuku... te pido perdón. Te pido las más sinceras disculpas desde el fondo de mi ser. Aun si no las recibes, aun si no me crees, yo de verdad y sinceramente, lo siento. - demonios, ¿Quien le había ensenado a hablar así, con tanta propiedad? ¿Desde cuándo su voz era tan agradable? Siendo que antes solo sabía soltar malas palabras, maldecir y gritar a todo lo que le daban los pulmones. El pecoso suspiro y lo miro analíticamente.
- No esperes que seamos amigos, tal vez seamos conocidos del trabajo y nos toleremos el uno al otro, no esperes mucho de mí. Tal vez podamos llevarnos bien y tal vez te crea todo esto que estás diciendo, no lo sé. Es fácil hablar, para mí no eres más que un desconocido. No sé nada de ti y tu nada de mí. - entonces noto que el rubio había relajado su expresión y había una ligera sonrisa en sus labios. Sus ojos brillaban ahora, parecían auténticos rubíes. - ¿Por qué sonríes?
- Dijiste "tal vez" ... con eso, es más que suficiente.
- No te he perdonado o aceptado tus disculpas.
- No importa, algún día te demostrare que es verdad. Tengo la oportunidad de demostrarte que valgo tu perdón y eso para mí es más de lo que algún día creí merecer. - Izuku solo pensó que era una cajita de sorpresas. ¿De verdad iba a estar conforme con eso? Mas aun, noto que, aunque que fuera muy leve, tenía una sonrisa muy linda y enternecedora.
- Como sea, así serán las cosas, ¿entiendes? - el rubio asintió sonriente.
- ¿Quisieras que te lleve a tu casa? Tú sabes, como compañeros de trabajo- el peliverde rodo los ojos y alzo una ceja, sí que se estaba esforzando. así que decidió ponerlo a prueba.
- ¿Tienes auto?
- No.- con el mentón le indico al peliverde que lo siguiera mientras comenzaba a caminar pasando a su lado. A Izuku no le agrado mucho la idea de seguirlo sin saber a dónde pero cuando volteo a verlo a donde se dirigía diviso un vehículo al lado del poste donde estaba parado y comenzó a caminar en la misma dirección. - Pero podemos ir aquí- era una preciosa motocicleta negra tornasol con tintes verdes y en un costado tenía una cruz de color naranja pintada. Era lo suficiente grande para dos personas y con dos compartimientos a los costados para guardar cosas. Izuku observo el vehículo asombrado. Jamás había visto una tan cerca, entonces recordó la situación en la que estaban y recobro la compostura. Miro al rubio que estaba aún lado suyo, tenía dos cascos negros en la mano y no de estos se lo estaba ofreciendo. El pecoso alzo una ceja.
- ¿Y supongo que ya tenías planeado llevarme a casa?
- Tenia la esperanza de que aceptaras- Izuku dudo por un momento, pero tomo el casco y espero a que el rubio subiera. Ya que ambos estaban arriba el rubio lo miro al peliverde por encima del hombro como si esperase algo.
- ¿Que?
- Deberías sujetarte de mí cintura.
- Creí que habíamos dejado claro ese punto sobre ser más que conocidos.
- Nunca mencionaste nada sobre no tocarnos, además, no será mi culpa si te caes en el camino. - el rubio miro al frente y nuevamente no se movió, solo esperaba. El peliverde sabía que era un truco para que se acercasen más, pero tenía razón al decir que no era seguro el que no se sujetara. Una vez más dudó, pero aun así con nerviosismo se abrazó de la cintura del rubio sintiendo por primera vez el contacto. Era cálido aun con la ropa que ambos llevaban puesta pues el peliverde también utilizaba camisas para trabajar. Acomodo su cabeza de lado como si se recostara. Era algo que nunca había experimentado, era más cercanía de la que habría tenido con alguien, pero con él, pese a todo, en el presente era algo agradable. El rubio encendió la motocicleta y esta rugió con fuerza antes de comenzar a avanzar, entonces el peliverde callo en la cuenta de que jamás había montado una motocicleta y la velocidad lo abrumo, forzándolo a aferrarse aún más a la cintura del otro. Después de unos minutos manejando podía sentir la brisa en su mejilla y de cuando en cuando cerraba los ojos por la fuerza de esta. En un semáforo al lado abrió los ojos y pudo ver la imagen que reflejaba el auto de al lado: él estaba aferrado a su espalda y parecía más un abrazo que un simple agarre, como esas parejas de películas del chico malo en su motocicleta y su novia abrazándose a él. Le dio un poco de vergüenza ver la imagen desde ese ángulo, pero se percató de algo más: Bakugou sonreía con autentica felicidad.
-¿Como sabias que seguía viviendo aquí? ¿Me estas acosando o algo así? - el peliverde lo cuestionaba mientras le entregaba el casco mirando su hogar y acomodando su bolsa.
- Nunca dijiste que ya no vivías aquí o me diste otras indicaciones- Decía el rubio con sorna. Se miraron una vez más y el peliverde le tendió la mano.
- Muchas gracias por haberme traído. - El rubio miro su mano un momento, la tomo, y de un momento a otro Izuku solo podía sentir sus brazos rodeándolo. Bakugou lo había jalado para poder abrazarlo. El pecoso estaba estático, no sabía cómo reaccionar, tenía los ojos bien abiertos y el corazón disparado como loco. Su abrazo no era fuerte o estrangulante, pero si firme y muy suave. Una vez más sentía esa extraña calidez, pero ahora rodeaba la mitad de su cuerpo, pudo incluso sentir los latidos de su corazón, su respiración y la esencia del perfume que traía, era un tanto embriagador y fuerte.
- Te extrañé... te extrañé tanto, aun si no me crees. - la voz del rubio tan suave y grave sonaba fuerte en su oído. Poco a poco el peliverde cerro sus brazos alrededor de la espalda del rubio. Aun después del daño, aun después de los años, no podía mentirse así mismo pues el también lo había extrañado. Pensaba en el cuándo hacia ciertas actividades, en la escuela o fuera de ella, y se preguntaba en ocasiones que habría sido de él. A veces, inclusive se preguntaba como habría sido si permanecido en su vida. Katsuki comenzó a acariciar con suavidad la espalda del pecoso recorriendo desde su espalda baja hasta sus omoplatos y el hizo lo mismo, hundió su cara entre su hombro y su cuello dejándose llevar por su olor y el calor de su cuerpo, era tan agradable, tan sutil y a la vez tan fuerte. ¿Porque nunca fue así? Entonces Izuku volvió en sí. Se aparto de el con brusquedad, cortando en seco el suave contacto empujándolo de los hombros y parándose rectamente.
- Yo no puedo simplemente confiar en ti solo porque si, no puedo. Por favor... no digas esas cosas. Entiendo. Vamos a intentar llevarnos bien ¿Vale? Solo, no hagas eso repentinamente.
- Entonces ¿Esta bien mientras te avise antes? -bromeo el rubio con una sonrisa en los labios. Izuku solo frunció el ceño
- No creas que no sé lo que estás haciendo. No caeré en tus jueguitos por mucho que intentes.
- Lo sé- el rubio se acercó ante la advertencia- pero al menos hemos comenzado así y te lo agradezco mucho. ¿Puedo verte mientras trabajas mañana?
- ¿Y qué tiene de interesante que me veas detrás de un mostrador?
- Donde trabajas es un lugar interesante- el peliverde se sonrojo recordando la sex shop.
- Bueno... sí, pero...
- Te llevaría el almuerzo.
- ¿Y crees que con comida vas a conciliar todo?
- Se cocinar bien, y dicen que el corazón de un hombre se consigue conquistando su estómago. - era como un niño tratando de conseguir un permiso de su madre. Hablaba con bromas y modismos y le sonreía socarronamente. Definitivamente era alguien distinto y podía decir que hasta divertido.
- Esta bien, pero comprende que no soy como antes, no caeré en tus bromas. No confiare en ti, así como así.
- Esta bien, es justo y te lo agradezco- ya estaba subiendo a la motocicleta y colocándose el casco, pauso un momento para colocar las llaves y encender el motor para después mirar al pecoso una vez más- Por cierto, eres muy lindo cuando te sonrojas. - y sin más, arranco el vehículo y se fue dejando al peliverde avergonzado y rojo. *Creído* Entro a su casa con mil y una emociones revoloteando por todos lados. Estaba la emoción y los nervios de esta nueva persona que había reaparecido en su vida y los malos momentos de su pasado que los involucraban a ambos. Era un hombre distinto, más agraciado en todo sentido aun con lo decaído que se veía. Ya no gritaba ni parecía ver a nadie por encima suyo. O al menos eso se veía. Quería darse una oportunidad tanto a él de conocerlo tanto al rubio de demostrárselo y ¿Por qué no? Hasta ser amigos. Parecía que sus bromas iban bien con la negación de él. Aun desconfiaba mucho de él, pero no negaba que aún quedaban rastros de lo que había pasado años atrás e interés en lo que era el ahora.
Los días siguientes fueron iguales: Bakugo aparecía por eso de las doce de la tarde con una mochila pequeña con tres platillos distintos con suficiente cantidad para los dos, y aunque la noche que hablaron hacia bromas, la mayor parte del tiempo conservaba su expresión seria y calmada además de que no hablaba mucho. Se iba a la una de la tarde y volvía puntual a las ocho de la noche para llevar al peliverde a su hogar excepto los viernes ya que ese día trabajaba por la noche. Después de dos semanas todo estaba normal y cada vez el pecoso bajaba más su guardia, sentía que podía confiar en el poco a poco. Y en la tercera semana Bakugou incluso comenzó a ayudarlo en la tienda, a su manera claro.
- Entonces ¿Este sirve más por el silicón? -preguntaba un joven cliente que tenía 3 ona-holes en su mano.
- Si, el silicón es más resistente en cierto sentido, pero todos los artículos de la empresa son de buena calidad así que podría comprar cualquiera. - Katsuki tenía el don de la palabra y parecía saber mucho al respecto. Cuando Izuku no sabía que responder por pena o por no saber sobre algo, el rubio parecía conocer cada objeto en la tienda y para que servía. El cliente pago y se fue satisfecho mientras el rubio se aceraba con el ona-hole que el chico no tomo.
- Veo que sabes mucho del tema- le dijo el pecoso con pena.
- Si, algo así. Es increíble que alguien como tu este trabajando aquí- el peliverde lo miro apenado y cruzo los brazos frunciendo el ceño.
- ¿Alguien como yo? Pues perdón por no ser un experto en el sexo como usted, Don Juan- acentuó las últimas dos palabras. El rubio lo miro desafiante y sonrió mientras se recargaba en el mostrador.
-Es dulce que admitas que soy atractivo, pero yo me refiero a que eres demasiado tierno e inocente para trabajar aquí- lo estaba molestando como ya era costumbre.
- No eres atractivo ni yo soy ingenuo.
- Ah ¿no? - le sonrió de nuevo- Entonces cuéntame ¿Para qué es esto y como se usa? - señalo el ona-hole de frente que mostraba una vagina. El peliverde miro hacia otro lado enseguida todo rojo.
- Pues, eso es... para-para meter un pe-pe...
- Un pene y masturbarse con él. - el rubio termino la frase con sorna en la voz.
- ¡Katsuki!- el pecoso le grito y le arrebato el artículo. - Eres un maldito sexoso.
- Y tu un dulce ingenuo, esas cosas son grandiosas por cierto si algún día quieres usarlas. - a Izuku le sorprendió que dijera eso, pero por alguna razón le molesto de manera extraña
- ¿Sí? Pues si tanto te gustan deberías llevarte una. - el rubio alzo una ceja extrañado.
- No me gustan las vaginas- le había respondido con tanta naturalidad que el peliverde no lo capto en el momento, como cuando alguien dice que no le gusta la cebolla o algo por el estilo. Por el contrario, el otro estaba más rojo que antes, ¿Cómo podía decir esas palabras con tanta naturalidad? - Soy más de usar esos- señalo dentro del mostrador un dildo de silicón. Izuku estaba más que sonrojado y sorprendido.
- Es-pera, tu... te los me....
- No, yo los meto. -
- ¡¿QUE?!- el peliverde estaba más que impactado.
- ¿Has usado uno?
- ¡Claro que n-no!
- Podría enseñarte a usarlo - solo estaba tonteando con él, molestándolo sabiendo que ni si quiera sabia como utilizar un anillo vibrador o algún otro juguete. Pero había algo más en su voz, estaba insinuándolo.
- ¿Que? - por su lado, el peliverde estaba lleno de pena y no sabía cómo reaccionar a su extraña conversación.
- En las manos correctas- el rubio se incorporó y comenzó a caminar hacia el con un semblante peligroso y una sonrisa maliciosa detrás del mostrador haciendo que el sonrojado peliverde diera un paso atrás, pero eso no evito que el rubio colocara sus manos alrededor de su cintura. Izuku no sabía cómo responder, solo se miraban a los ojos. - puede causar mucho placer- la voz del rubio se había hecho más grave y sus ojos estaban hipnotizando los del peliverde. Cuando menos se había dado cuenta, sus frentes estaban casi juntas y no apartaban los ojos uno del otro. Las manos del rubio se cerraban aún más alrededor de su cintura acercándolos más.
- Katsuki, ¿Estas coqueteando conmigo acaso? - Izuku ya conocía sus manías y gestos y a lo largo de los días le molestaban mucho menos, estaba dejándose llevar por su actitud, era mucho más amable ahora, más dulce y divertido. Y le gustaba. Sabía a la perfección que sentían algo el uno por el otro. Siempre supo que habían quedado rastros del amor que le tuvo antes. Su corazón no había podido odiarlo y ahora estaba demostrándole que era distinto y que podía confiar. Pero aun así no podía dejarse llevar, así como así. No aún.
- Lo intento al menos dos veces al día, pero, gracias por notarlo.
- ¿Por qué haces esto? - le pregunto el peliverde estático sin quitar los ojos de los suyos. - ¿Por qué ahora vuelves con la supuesta intención de remediar las cosas e intentas conquistarme? - el semblante de Bakugou se tornó serio, pero no se movió ni cedió.
- ¿Te molesta si eso te lo respondo en la noche?
- Tu trabajas esta noche. - el peliverde se separó un poco del rubio y lo cuestiono con la mirada.
- Exacto. Esta noche habrá solo gente conocida y pocos clientes y será un evento especial para Deki y Kirishima. Su despedida de soltero.
- ¿Que? - sin duda se había sorprendido, si mal no había entendido la despedida seria para ambos.
- Si. Me pidieron que te invitara. Sera divertido. Habrá strippers.
- ¿Hablas de bailarines exóticos? - se sonrojo al pensarlo y el rubio sonrió de nuevo.
- Si así quieres llamarles. - le metió una pequeña tarjeta en el bolsillo de la camisa y se comenzó a alejar del peliverde. - Te espero en esa dirección. Después del evento te diré todo. No llegues tan tarde. - y sin más salió. Eso sí, tenía los mismos malos modales de siempre. El peliverde solo se quedó ahí mirando la entrada, segundos después sacó la tarjetita de su bolsillo y vio la dirección la hora, estaba en dirección a la ciudad con el mismo logotipo de la empresa. Sonrió con cierta emoción y en seguida llamo a su jefa para pedir permiso de salir antes del trabajo el cual fue concedido.
El bullicio de la ciudad era como siempre los viernes por la noche: la gente apurada por volver a sus casas y los bares y clubes nocturnos llenos a mas no poder. Las luces de diversos colores revoloteaban por doquiera, así como la música de todo tipo salía de los locales y resonaba a los alrededores y en las calles. Izuku caminaba por una de las calles más concurridas, se tropezaba con la gente o algunos los llegaba a empujar pidiendo disculpas. Aunque había salido del trabajo antes para arreglarse y poder ir a tiempo salió un poco tarde por demorarse en arreglarse peor había valido la pena: vestía ni muy elegante ni muy formal, llevaba una camisa ajustada color verde botella que combinaba muy bien con él, era algo así como su camisa para salir a cosas importantes y un chaleco negro a juego, pantalones de mezclilla negros y ajustados y zapatos de vestir. Se había peinado un costado de su cabello hacia atrás y bien podría decirse que se había bañado en perfume pues dejaba un rastro al pasar y robaba algunas miradas de las chicas. Un semáforo antes de llegar al lugar indicado, mientras esperaba diviso a lo lejos una figura muy familiar, abrió bien los ojos para verlo y para su mal suerte había acertado. Con una exhalación de asombro corrió apenas se cambió la luz verde huyendo. *No, no puede ser el* ¿Seria posible que se encontrara a sus únicos dos ex- novios en menos de un mes? Corrió todo lo que pudo casi sin fijarse si llegaba o no al local, simplemente no quería verlo. Pero antes de que pudiera seguir mas allá de las calles sintió como un brazo lo tomo y lo jalo con fuerza entre toda a multitud.
- Hey, Hey, más despacio ya llegaste- era Denki, lo había visto correr desde atrás y cuando vio que no se detenía lo jaló hacia él. Izuku lo vio un poco perdido recordando a lo que había ido. Al instante volvió en sí y se calmó, decidió dejar el asunto de lado y disfrutar de esa noche, finalmente sabía que no lo volvería a ver. - Vamos, ya comenzó la fiesta hace un rato, pero parece que Bakugou y los otros van a comenzar algo y me mando a buscarte. - el rubio estaba igual de bien vestido que el con una camisa color mostaza y pantalón de vestir. Justo enfrente de donde el rubio lo había detenido se encontraba la entrada al lugar, todo parecía tener la misma pinta que su local: todo con luces neón hasta el logotipo grande de la entrada. Pasaron por una puerta oscura y enseguida había un pequeño pasillo totalmente oscuro con luces y pintura neón que al final de este había una cortina negra. Detrás de ella se proyectaban luces de distintos colores con el ritmo de la música. Al pasarla lo que había era una fiesta total como si de un antro se tratara. La música para baile era estridente y lo suficiente alta pero aun así se escuchaba el bullicio de la gente que reía y bailaba. Las luces de distintos puntos hacían lo mismo y pese a eso aun ase veía obscuro. Todo aquello tenía muy extrañado al peliverde que miraba por todos lados asombrado, pero lo que más llamo su atención fue el escenario que se alzaba en el centro de todo el lugar, Era redondo y grande y estaba alumbrado por mosaicos luminiscentes dejando claro que ese era o sería el centro de atención. El rubio lo guio hacia la primera fila en frente del escenario. Al sentarse noto que era un poco más alto de lo que parecía pues llega a la altura de su cuello permitiéndole verlo bien.
- Bakugou y Eijiro me dijeron que nos sentásemos aquí, imagino que pasaran una presentación o algo. - le dijo al oído casi gritándole al pecoso.
- Espera, ¿Ustedes no trabajaban en una sex shop al igual que yo? - el peliverde le pregunto de la misma manera al rubio quien lo miro extrañado y negó con la cabeza. En ese instante todo se apagó, la música cesó y del escenario comenzó a surgir un poco de humo.
- Bienvenidos a todos nuestros invitados! ¡Esperemos esta noche sea totalmente placentera para ustedes y celebremos juntos la despedida de solteros de nuestros amigos! - Una voz estridente y masculina hablaba desde algún lado con un micrófono anunciando el evento, al hacer la mención de este una única luz apunto a Denki mientras todos aplaudían alegremente, silbaban y hacían bulla. El rubio sonreía nervioso a sus invitados lo que le hizo pensar que no había visto ni a su novio ni a Bakugou. - ¡Esperamos disfruten absolutamente de este evento y a continuación, el regalo de despedida de soltero del Novio, Kirishima Eijiro para su novio Denki Kaminari! - Al instante el escenario se ilumino y distribuidos al centro, había tres siluetas con traje, que no se alcanzaban a distinguir . La música comenzó a sonar y las luces iluminaron las figuras en el escenario. Al peliverde casi se le sale un grito de no haber cubierto su boca por el asombro. En el escenario estaba Eijiro, al centro, a su lado derecho un hombre de cabello rubio y corto y del otro lado, Bakugou. Y lo que parecía un traje de etiqueta se reducía a bóxers ajustados negros, un chaleco diminuto igual de ajustado, puños en las muñecas y monos en vez corbatas. Eran todos comenzaron a gritar y silbar. Denki cubrió su rostro con pena e Izuku no cabía en su propio asombro, decir que estaba rojo era poco, tenía hasta las orejas coloradas. Las luces y la música continuaron sonando mientras los tres iniciaban la coreografía más sensual que el pecoso habría visto en su vida. Se movían al ritmo que la música marcaba, moviendo sus caderas coordinada y sensualmente, haciendo movimientos lascivos y mostrándose al público. Mientras avanzaba la canción llego el momento en que los tres, parejamente comenzaron a desabrochar su chaleco lentamente y fue ahí donde el peliverde callo en la cuenta de que los ojos rubíes de Bakugo solo lo veían a él, y no de manera normal, sonreía mostrando los dientes en una expresión casi lujuriosa. Izuku no lo había notado porque estaba muy ocupado admirando cada hermoso y torneado musculo de su cuerpo. Era hermoso a morir. Las luces del escenario y las del techo se reflejaban en su piel pálida mientras se movían. Tenía un cuerpo simplemente perfecto y bien esculpido, eso sumando los buenos movimientos que hacía, era imposible no sentir excitación, al menos para Izuku, que no perdía detalle de lo que veía. Estaba anonadado y sin habla, pero podía sentir esa extraña excitación y emoción en todo su cuerpo. Uno a uno comenzaron a arrojar sus chalecos al público y cuando fue el turno del ojirubi, cayó directamente en la cara del pecoso, para cuando se lo quito, Bakugou estaba caminando hacia él, bajando del escenario y sentándose lentamente en sus piernas. El peliverde sintió como gritaba internamente y la sangre subiendo a su cabeza. A el rubio no se le borraba la maliciosa sonrisa y mucho menos ahora. Coloco su mano en el cuello del peliverde y comenzó a mover sus caderas en un sensual vaivén al ritmo de la música provocando el grito de todos y un sobresalto del mismo Izuku. El rubio tomo las manos del peliverde y las coloco en su propio trasero sacándole al pecoso una exclamación de sorpresa y casi en seguida tomo su barbilla obligándolo a mirar hacia arriba cruzándose con sus ojos. Entonces toda la excitación acumulada en esos pocos minutos se desato en un beso. Katsuki había plantado sus labios contra los de Izuku y comenzó a besarlo pasión. El peliverde no se negó, se dejó hacer y su excitación lo llevo a apretar las manos que tenía sujetando el trasero del rubio. Sentía su lengua lamiendo y explorando su boca con impaciencia y de cuando en cuando el peliverde mordía sus labios, pero ambos podían sentir el deseo que tenían el uno por el otro. Izuku quería más, quería ser el quien estuviera encima del rubio mientras él lo tocara con esa misma fuerza y emoción, quería sentir cada centímetro de su pálida piel en sus manos mientras se movía. Pero el beso terminó con lentitud, dejando los labios del peliverde entreabiertos y ebrio de deseo mientras el rubio se alejaba relamiéndose los labios con una sonrisa. Izuku no le quito la mirada de encima y para sí mismo pronuncio un "imbécil" casi inaudible que el rubio alcanzo a distinguir antes de subir al escenario. La sangre aun florecía en las mejillas de Izuku, pero termino por ver todo el escenario y como Denki y Eijiro ya estaban arriba riendo apenados y besándose.
- Un aplauso para nuestros exóticos bailarines y para la feliz pareja! - Hasta ese momento el peliverde había dejado de escuchar todo el ruido del lugar pues antes solo exitista Bakugou para él. Todos aplaudían y el rubio y el pecoso se lanzaban miradas antes de que el rubio y los demás se fueran a cambiar. Una vez abajo, Denki fue hacia Izuku y rio con nervios.
- A que no esperabas esto- le espeto entre risas al peliverde.
- Y por lo que veo tu tampoco. - ambos rieron y el rubio le indico a Izuku que fueran por unas bebidas en lo que llegaban lo demás. Ya ambos ahí tomaron un par de cervezas.
- Así que, ¿esto no era una sex shop si no un show para mujeres? - pregunto el peliverde.
- Si, Bakugou es la estrella principal y todas y todos lo adoran. Qué bueno que esta noche dio a todos a entender que ya tiene dueño- le dijo el rubio con un ligero golpecito con el codo a Izuku. - al pecoso solo le dio pena pensar en lo que acababa de pasar. Había sido un beso muy profundo y se sentía feliz por ello.
- No, no es así, bueno, no creo.
- Está perdido por ti. - el rubio lo dijo con seguridad sin rastro de que fuera una broma, el peliverde sonrió apenado. Sentía que la cara le ardía así que se levantó y le pregunto a Denki sobre los sanitarios.
Con la indicación de que estaban detrás del escenario se dirigió hacia allí pero antes de llegar diviso unos pasos adelante iba saliendo Bakugou ya cambiado de ropa. Pero antes de que pudiera ver a Izuku y este pudiera saludarlo... Una chica que estaba en la puerta de los vestidores esperando, se abalanzo al rubio y lo beso sin más. Todo fue tan rápido que el pecoso no reaccionó, pero lo que hizo que se rompiera todo dentro de él fue el hecho de que el rubio no la detuviera al instante, solo la miraba con enojo y no fue hasta que vio a Izuku que la empujo sin piedad y comenzó a correr tras el peliverde pues ese ya estaba corriendo casi llegando a la salida.
No podía ver nada a causa de las lágrimas que le nublaban la visión, su corazón estaba retumbando en su oído y sentía como todo se oscurecía pese a que as calles estaban totalmente iluminadas. Corría a todo lo que le daban las piernas impulsado por el dolor que le desgarraba el alma. Había confiado en él. Había incluso pensado en ser una pareja de nuevo y dejar su pasado atrás. Pero no, ya no era posible, todo se venía abajo.
- ¡ESPERA! - su brazo fue aprisionado con brusquedad deteniéndolo en seco y casi obligándolo a caer, pero su reacción fue más rápida y lanzo un golpe a la mejilla de su atacante. El rubio cayo hacia atrás pues no esperaba ese golpe, pero el peliverde no siguió corriendo
- Déjame en paz maldita sea! No quiero saber nada de ti nunca más, no quiero verte nunca más- le gritó al rubio con dolor mientras este se ponía de pie sin prestar atención al golpe previo.
- Deku escucha-
- MI NOMBRE ES IZUKU! Te lo dije, ya no soy ese niño tonto y débil de hace años, pero tú, ¡sigues siendo un maldito egoísta que se acuesta con todo lo que ve! ¡No dejare que me veas desde arriba de nuevo ni que te burles así de mí!
-¡Entiéndelo maldición! ¡No es así! ¡Eso ya paso y lo de ahora fue un jodido malentendido! - de nuevo Bakugou parecía haber recuperado ese tono de voz con el que gritaba, se veía molesto, pero más aún desesperado.
- ¿Ya paso? ¡¿YA PASO?! Tal vez para ti sea así de fácil, pero para mí no. ¿Ya se te olvido como me usaste para tus malditos juegos haciéndome creer que me querías? ¡¿O como le ordenaste a tus malditos perros que me obligaran a ver cómo te cogías a esa maldita mientras estabas drogado?! Después de todos eso años que me humillaste y yo de estúpido seguía enamorándome de ti, me hiciste creer que también sentías algo por mi cuando solo te estabas burlando y me humillabas frente a los demás.
- Izuku, yo-
- ¡NO! no... - el peliverde comenzó a sollozar de ira sin contener sus lágrimas, más que llorar por el malentendido se había convertido en una discusión a gritos para sacar todo ese dolor que sentía. - Y encima de eso como el estúpido que soy… creí en ti-
- ¡Ya no soy así, eso se terminó joder! Esa maldita zorra está loca. Por favor escúchame, estoy muy arrepentido por todo lo que te hice y si volví aquí fue para encontrarte y remediar las cosas pero me enamore de ti, de lo que eres ahora, tú fuiste el único que siempre confió en mí y no me abandono y no supe apreciarlo, soy la peor escoria por ello y lo sé, lo siento, te herí y lo volví a hacer pero no soy así, ya no!.- los ojos de Bakugou estaban a punto de derramar las lágrimas que contenía en un gesto de desesperación, pero Izuku solo lo veía con rabia y dolor. Ya no creía en él y de inmediato el rubio lo supo.
-Buen intento, Kacchan- y con la última palabra, Izuku se perdió entre las luces de la ciudad y la multitud.
- Puedes tomarte unas vacaciones Izuku. Vamos a remodelar la tienda ya que le agregaran cabinas y necesitan tirar dos paredes para ampliar el lugar, tu tranquilo, te llamare cuando ya todo esté construido para poder reacomodar todo. Sera mínimo un mes, así que tranquilo, yo te llamare, por mientras descansa y relájate, un beso. - el mensaje de voz termino. Izuku solo se pudo alegrar por la noticia. No tenía ganas de ver a nadie o saber de nada. Por primera vez desde el sábado por la mañana había visto su teléfono solo por tratarse de su jefa pues el teléfono estaba repleto de mensajes, llamadas, notas de voz y hasta correos de Bakugo siendo su última opción pues el peliverde lo había bloqueado de todo tipo de medio de comunicación, s ele hacia una bendición que no hubiese ido a su casa a buscarlo. Después de ello pasaron casi dos semanas y ni el mismo se toleraba. Se la pasaba los días en cama, durmiendo, comiendo o llorando. sentía que hasta había perdido condición pese a que salida a eso de las cinco de la mañana a correr todos los días para no ver a nadie. Se la pasaba pensando y repasando en lo que había sucedido pero las sombras del pasado le seguían nublando el juicio haciéndose resistir las ganas de hablar con el rubio pues aún le dolían sus actos pasados y resientes. Quería creerle y a la vez no, ya no sabía en que creer, y se sentía estúpido por haber caído en depresión una vez más por culpa suya y pensaba que nada tenía sentido. Solo quería esperar a que el tiempo se llevara todo como había pasado tiempo atrás. Pero no podía negar que extrañaba a Bakugou, extrañaba escuchar sus bromas y su voz, extrañaba las tardes de comida y los paseos en moto junto a él. Extrañaba ese beso y ese abrazo que se habían dado. Pensando en ello, sentía coraje y terminaba por llorar o estar todo lo que quedaba del día de mal humor. Se odiaba a si mismo por estar en ese estado.
Una buena tarde, después de las charlas motivadoras de su madre, esta salió de compras y él se tiró al sillón a pensar como acostumbraba. Su teléfono comenzó a sonar y rodo los ojos, hacía ya un tiempo que no recibía llamadas así que decidió ver quien era. La pantalla indicaba que era un contacto desconocido y decidió contestar pensando en que sería un compañero de la universidad o algún familiar.
- ¿Diga?
- Midoriya, soy Eijiro- *No es cierto* pensó el peliverde con pesadez y se tallo la cara con la mano que tenía libre.
- ¿Que? ¿Katsuki esta tan desesperado como para mandarte a hablar conmigo? - sabía que no había razones para ser grosero con el pelirrojo, pero no podía evitarlo.
- De hecho, no- su voz era seria- Quiero ayudar a mi amigo y espero a ti también. No te digo que lo perdones porque soy consciente de lo que paso hace dos semanas y hace años. Pero creo que al menos merece que lo escuches. Esta devastado y por lo que escucho tu también. Ni si quiera sabe que te llame. Mira. Antes de todo esto, él estaba tan enamorado, hacia años no lo veía sonreír así, es más, ni si quiera bailaba con gusto, aunque sea lo que más le gusta hacer. Te necesita. - Izuku no contesto solo pensó en lo que acababa de escuchar y escucho como del otro lado Eijiro suspiraba rindiéndose. - Como sea, te aviso que el no soporto más la situación, comenzó a llorar y ahora va para tu casa.
- ¡¿Que?!-el peliverde le gritó, pero ya se había cortado la llamada. Entonces se escuchó el timbre de la puerta. El casi salto del repentino sonido y se llenó de nerviosísimo. Camino rápido hacia la entrada y dudo un momento en tomar la perilla ¿De qué hablarían? ¿De verdad podrían llegar a algo? Su mente estaba repleta de dudas y nerviosismo. Pero al final sintió que si no lo intentaba no sabría como seguir así que con decisión abrió la puerta, pero ahí no estaba Bakugo. Su rostro se tornó en una expresión de entre miedo e incertidumbre.
- Imagine que seguirías viviendo aquí, acabo de ver a tu madre pasar.
- Sho-shoto…- un hombre joven de cabello bicolor estaba parado justo frente a su puerta con un semblante totalmente intimidante. Su voz ya infundía miedo. Su cabello era bicolor y sus ojos eran heterocromáticos. Uno era color marrón y el otro casi turquesa. Y por muy hermosos que fueran estaban vacíos.
- Veo que me recuerdas. - su voz era tan fría que le causaba escalofríos profundos al peliverde, aunque fueran casi de la misma estatura.
- ¿Q-que haces aquí? ¿Qué quieres?
- Te lo he dicho ya, no voy a rendirme contigo no importa el tiempo que pase. Tu eres y siempre serás mío. - hablaba con imponencia mientras se acercaba más y más a Izuku haciéndolo retroceder, pero el tomo valor de algún lado y lo confronto
- Vete, te lo dije antes y te lo repito de nuevo. Todo se terminó entre nosotros. Fuiste tu quien eligió el dinero antes que a nosotros y más que eso, tu nunca supiste lo que era amar a alguien.
- Bueno- con rapidez y brusquedad tomó la mano del peliverde y la jaló hacia él. - Te sigues viendo bien. Podría divertirme contigo un rato ¿No?
-Solo eso son las personas para ti ¿no es cierto? - Izuku comenzó a forcejear y lo miraba con ira. - Al menos ahora lo admites abiertamente. - con la mano que le quedaba libre, quiso soltarle un golpe en la cara, pero el otro fue más rápido, detuvo su mano casi sin moverse y de un movimiento tiro al suelo al peliverde. Intento levantarse, pero para entonces el heterocromático ya lo tenía sostenido del cuello impidiendo que respirara bien.
-Vendrás conmigo, te guste o no.- el pecoso ya tenía sus mejillas de otro color y sus pies ya no tocaban el suelo, mientras más forcejeaba más le dolía, pero de un segundo a otro de nuevo estaba en el piso y escucho una estridente voz familiar. Cuando miro de nuevo, Shoto ya estaba tambaleándose y sangrando por la nariz.
- ¡Te arrancare todos los malditos dientes bastardo de mierda!
- ¡Kacchan! -grito el peliverde inocentemente, pero en el momento en que el rubio miro a Izuku se distrajo y recibió un gancho en el estómago, sacándole el aire, uno más en la mejilla que lo descoloco y una patada que lo azoto contra la pared. El de cabello bicolor era increíblemente rápido. Izuku observo con terror el daño que había recibido el rubio en un segundo porque eso fue, por mucho que pareciera que durara.
- ¿Qué? ¿Ahora eres la perra de este imbécil? - soltó Shoto acercándose a Bakugou mientras se limpiaba la sangre de la nariz y el polvo del saco. - No me sorprendería.
- ¡KACCHAN!- el peliverde pudo ver como estaban a punto de golpearlo de nuevo y corrió hacia sin dudarlo, pero antes de que pudiera acercarse, el rubio reacciono como pudo y le atesto un golpe en la barbilla al heterocromático haciéndolo retroceder, lo tomo del cabello bicolor y estrello su cabeza contra su rodilla haciéndolo caer. En un segundo Bakugou ya estaba frente a Izuku interponiendo un brazo en señal de defenderlo, sin embargo, el heterocromático se levantó de nuevo y el rubio le indico al peliverde en voz baja que se fuera empujándolo levemente con el brazo, pero no quería irse, no quería dejarlo solo con ese maniático que ahora se tambaleaba para levantarse mientras reía.
- Debes saber rubiecito, que esa perra ya paso por mí, si no te molesta, claro, que ya estén cogidas.
- ¡CIERRA LA PUTA BOCA!- la ira del rubio era destructiva y el ofensivo comentario lo había sacado de sus cabales gritando con toda la fuerza y voz que tenía. Corrió hacia él y sin darle tiempo de reaccionar le dio un golpe de lleno en la cara seguido de un rodillazo en el estómago sacándole sangre de inmediato haciendo que Shoto jadeara de dolor.
-¡Kacchan, no!- sabía que el rubio ya no pensaba con claridad y que la fuerza de sus golpes era inmensurable, podría llegar hasta matarlo si no se detenía y no quería que el cargara con un peso así. Corrió hacia él y lo tomo de la cintura con toda la fuerza que tuvo para poder detenerlo y alejarlo de Shoto que ya estaba casi inconsciente por el golpe apenas recibido. - ¡DETENTE! - grito con todas las fuerzas que tenía y casi enseguida el rubio paro de forcejear y volteo a mirarlo.
-Izuku…- solo se miraron un segundo, pero su expresión aun reflejaba enojo e ira. Tenía sangre en casi toda la cara y aun brotaba un poco de su nariz. Shoto se levantó sin que ellos lo notaran y cuando voltearon ya estaba de pie preparándose sin embargo unos fuertes brazos lo detuvieron sosteniéndole con fuerza ambos brazos
-No te muevas niño bonito si no quieres ir a la cárcel. - era Eijiro que lo estaba defendiendo haciéndole una llave. Delante de ellos se encontraba Denki y un hombre de la edad de cabello oscuro azulado con lentes.
- ¿Se encuentran bien? -se preguntó Denki con clara preocupación. Ninguno contesto. Bakugo se encontraba como ido y jadeante mientras Izuku lo veía preocupado, se pasó uno de los brazos del rubio por el hombro para que pudiera apoyarse y asintió a Denki.
-Necesita que lo trate, tengo con que en mi casa. - el pecoso estaba asustado por el rubio que tenía casi cargando, el otro solo asintió con rapidez y entre ambos comenzaron a entrar a la casa mientras que el pelirrojo lidiaba con Shoto, que simplemente se fue con la frente en alto muy digno dejando una vaga advertencia al irse.
Ya en el cuarto de Izuku, Bakugou yacía recostado en su cama mientras el pecoso cortaba gasas, vendaba y limpiaba las heridas y revisaba que todo estuviera en orden.
-Midoriya, ¿Podrías encargarte de él? - el pelirrojo y su novio estaban en la puerta esperando y observando como su compañero era tratado.
-Está bien, veo que no fueron heridas graves ni hay nada roto. Pueden dejarlo conmigo. - ambos pusieron cara de no entender. - Quisiera… hablar con él, sé que ya es algo noche, pero serán unos minutos. - La pareja asintió y el peliverde los acompaño a la puerta agradeciéndoles su ayuda y pidiéndoles disculpas por los problemas que causo.
Cuando volvió a su cuarto el rubio estaba sentado en la cama mirando hacia el piso, en silencio se sentó junto a él y lo observo por unos segundos, tenía venditas aquí y allá esparcidas en su cara y un bendolete en la cabeza.
-Mañana te dolerá ¿Sabes? - dijo el pecoso para poder comenzar a hablar con él, pero no contesto. Hacía más de dos semanas que no sabían nada uno del otro.
-Antes…- soltó el rubio con pesadez- me llamaste Kacchan… como solías llamarme de niños. - el rubio lo miro con expresión seria y vacía.
-Lo siento, no lo hare más. - Bakugou puso su mano sobre la de Izuku.
-Después de lo que paso en esa estúpida fiesta, después de que terminara la secundaria, la preparatoria fue lo peor- había comenzado a hablar mirando al vacío, pero no soltó la mano del peliverde. - Yo… me acostaba con cualquiera por diversión, comencé a usar las drogas, jugaba con las personas y las usaba, peleaba todos los días con mis padres, ellos ebrios y yo drogado. Y poco a poco fui cayendo más y más bajo aun hasta que un día ya no había nada en ese maldito agujero. Comencé a robar cosas, terminaba inconsciente en cualquier lugar, hasta que un día, dejo de ser divertido. Un día un oficial de policía, un hombre demacrado que, hacia el intento de guiarme por el buen camino, me llevaba a casa por enésima vez advirtiéndome que terminaría en la correccional. Cuando abrimos la puerta de la casa… mi madre estaba tirada en el suelo sangrando con los ojos bien abiertos peor estaba muerta y mi viejo temblando en un rincón diciendo que no quiso hacerlo. Se lo llevaron y yo me quedé ahí… por alguna razón estuve en shock unos cuatro días, después me volví loco, no recuerdo mucho salvo que gritaba y destruía cosas, caía inconsciente y luego volvía a lo mismo. Ni siquiera estuve en el funeral de mi madre o en el juicio de mi viejo. Pasaban los días siendo un puto infierno hasta que ese mismo oficial me llevo a su casa, me dio un techo, alimento y paz mental, lloraba todos los días, porque a pesar de ello estaba solo. Fue entonces que te recordé… como de niños tu madre solía hacernos la comida más deliciosa por las tardes, como siempre que jugábamos y aun que me hacia el fuerte tu siempre te preocupabas por mis rasguños, como de adolescentes, me seguías a todas partes y tratabas de ser mi amigo aun que te alejara más y más… me amargue por completo y me llene de arrepentimiento y culpa y viví con ella día tras día. Izuku. - lo miro con lágrimas en los ojos al igual que el peliverde que había escuchado todo con tristeza y había comenzado a llorar- Tu… tú y tu madre fueron lo más cercano a un hogar que tuve. No te negare que volví esperando que fuera así porque era un recuerdo que tenia de ti muy inocente y aun que sabía que me odiarías por haberte hecho daño en secundaria… intente hacerme un mejor hombre para volver y arreglar las cosas. Pero termine enamorándome de ti, del gran hombre que eres ahora, mírate, eres casi un doctor que salió adelante por sus propios méritos. Me enamore de todo eso que ya existía en ti, de toda esa bondad que desprecie años anteriores y el día de hoy... te sigo haciendo daño. Quiero ser algo más que solo amigos, pero sé que los malos recuerdos y experiencias no te lo permitirán, sé que para ti no soy más que eso pero yo-
-Hablas demasiado. - Izuku había colocado su mano en sus labios impidiendo que hablara, el rubio no se movió solo lo miro mientras con la otra mano se limpiaba las lágrimas y enseguida comenzó a hacer lo mismo con el rubio.- Solo… asegúrate de no hacerme lo mismo. Soy un irremediable estúpido por terminar enamorándome de ti de nuevo por que nunca deje de quererte o eso pienso… pero desde un principio decidí darnos una oportunidad- quito su mano y lo miro con tristeza. - No vas a volver a pasar por encima mío, que te quede claro. Me gustas, me gusta todo de ti de lo que eres ahora y de esos recuerdos buenos que quedaron, pero vamos a reconocernos. ¿Entiendes? ¡Una vez! - le grito al rubio y le puso un dedo simulando el número uno. - Una sola maldita vez que me la hagas de nuevo y no volverás a saber de mi jamás. - Había cedido a el de nuevo. Ya se había cansado de resistirse a lo que sentía por el cuándo a veces lo detenían esos malos recuerdos, pues por más que aparecieran no había otra opción más que admitir lo que sentía por Bakugou. Intentarlo una vez mas no le parecía tan malo. - ¿Kacchan?
-¿Sí?
- ¿Algún día dejare de tener esos malos recuerdos verdad? Algún día… ya no…- el rubio ya había tomado su rostro con las dos manos y lo callo con un beso, uno suave y lento, muy cálido y tranquilizador. Izuku ya no quería resistirse más. Como pudo rodeo el cuello del rubio abrazándose a él y continuando el beso. Así fue durante unos segundos hasta que el ojirubi termino ese dulce beso con un suave clic, pero no separo sus rostros.
- Yo hare que desaparezcan. No dejare que nos dañen más. - entonces tomo la cadera del peliverde y lo coloco en su regazo, ya sentado en el rubio se abrazó a él y continuaron besándose. De cuando en cuando el rubio acariciaba la espalda del pecoso y este hundía las manos en el cabello del rubio. Al fin las cosas se sentían en paz, Izuku ya no sentía esa inseguridad en el pecho cuando hablaba con él se sentía tranquilo y feliz. De un momento a otro Bakugou se separó de él cortando el beso, miro al pecoso.
- ¿Puedo... preguntar algo? - su expresión se veía algo decaída y eso extrañó al peliverde.
-Si, ¿qué pasa?
- Tu y ese bastardo, bueno… es verdad que-
-Claro que no, nunca paso nada. Creí que se notaba que era virgen- le dijo el peliverde con sorna y ambos sonrieron. - Me estoy reservando para alguien especial.
-¿ Ah sí? - el rubio acomodo a su pecoso y pego su frente a la suya y lo miro con esa malicia con la que siempre lo molestaba- Sabes? Yo esperaba lo mismo de ti. - estaban a nada de besarse y se veían a los ojos con complicidad.
-Me sorprende que no estés intentando nada, estamos solos. - el peliverde era ahora quien mostraba insinuación en la voz y jugueteaba con los labios del rubio, acariciándolos y mirándolos de vez en cuando. -No quería que sintieras que solo me quiero acostar contigo a la primera oportunidad, como acabas de decir que sea especial y esperaba saber que yo sería ese alguien especial.- inclino su cabeza hundiéndola entre su cuello y su hombro haciendo que el peliverde soltara un respingo- Pero no te imaginas todo lo que quiero hacerte.- le dijo con una voz suave y ronca al oído y lamio con lentitud desde el lóbulo de la oreja hasta el comienzo de su cuello dejando un delicado rastro de saliva en él. Izuku gimió por el contacto, nadie le había hecho eso jamás, y sin darle tiempo de pensar, Bakugou metió su mano dentro de su camiseta acariciando su piel, trazando con el dedo la hendidura que, hacia su columna, desde su espalda baja al comienzo de la nuca causándole escalofríos. Regreso por ese mismo camino y con las dos manos apretó el trasero del peliverde con cierta fuerza mientras su boca ya estaba lamiendo y mordiendo suavemente los pezones del pecoso por encima de la delgada camisa de algodón que traía. Para ese punto Izuku ya estaba más que excitado y gemía entrecortado mientras se aferraba a la playera del rubio.
-Es-espera, no, no d-deberíamos, estas ¡Hmm! Estas herido…- el rubio detuvo sus caricias y lo miro a los ojos.
-No me interesa- le robo un beso- no sabes lo feliz que soy ahora mismo. - y haciendo caso omiso a las palabras del peliverde volvió a introducir sus manos en debajo de la camiseta y comenzó un beso húmedo. Izuku se dejó hacer y correspondió de la misma manera, lamia los labios del rubio y dejaba que este introdujera su lengua en su boca. Torpemente el peliverde fue desabotonando la camisa de Bakugou, sentía la necesidad de acariciar su piel. Al tocarla sintió más calor, era tan lisa y suave, quería sentir aún mas de ella, quería el incluso quitarse la suya para poder sentirlo. Se separo de él cortando un momento el beso y se quitó de un jalón su camiseta dejando al rubio asombrado pues la verdad no esperaba que hiciera eso, pero al instante lo tomo en sus brazos y comenzó a besar desde su clavícula a su pecho con mucha lentitud mientras él se desabotonaba con impaciencia su propia camisa. Una vez que su pecho estuvo descubierto el peliverde se separó un poco el rubio para apreciarlo, coloco sus manos en su pecho y lo acaricio hasta llegar a su abdomen, su piel era definitivamente más pálida que la del peliverde. Fue en ese momento que Izuku noto que Bakugou tenía tatuajes en su pecho, abdomen y brazos, pero antes de observar más el rubio ya había aprisionado sus labios de nuevo y con suavidad había colocado su mano encima de la erección visible del pecoso, haciendo gemir en su boca.
- ¿Izuku? - al instante los dos se vieron obligados a salir de su momento de pasión. El peliverde como pudo se separó del rubio empujándolo inconscientemente tirándolo en la cama mientras se colocaba su camiseta y abría la puerta de su cuarto y asomaba la cabeza
-S-si mama a-aquí estoy- estaba tan nervioso porque los hubiera encontrado que ni siquiera se fijó en el rubio.
- Oh cariño, disculpa. Me preocupe, hay manchas en la entrada que parecen ser de sangre, ¿estás bien?
-E-eh, am es que, bueno. e-eso es-
-Es mi culpa Señora Inko.- era Bakugou que abrió la puerta parándose al lado del peliverde como di nada hubiese pasado pues tenía su camisa en orden a excepción de las rasgaduras que había recibido por la pelea.- Discúlpeme haber entrado sin su permiso pero vine a ver a Midoriya y termine siendo asaltado antes de llegar y termino por curarme.- pero antes de que terminase de hablar la madre del peliverde ya tenía sus manos en la boca asombrada.
- ¡Katsuki! - lo abrazo con efusividad como si fuese su propio hijo sorprendiendo a ambos, pero igual le devolvió el abrazo. - Mírate nada más, eres todo un hombre al igual que Izuku. Estas tan alto. - lo admiraba y sonreía al igual que el e Izuku.
Después de eso se sentaron en la sala a hablar de todo, de cómo había sido todo en esos años y como era todo ahora, inclusive la madre del peliverde declaro que ya sabía sobre la muerte de la madre del rubio cambiando un poco su humor a uno más triste, pero que no había dicho nada para que su hijo no entristeciera. Platicaron por un rato más hasta que el rubio termino por despedirse muy cordialmente y del peliverde lo acompaño hasta su motocicleta.
- ¿Tu mamá sabe… bueno de todo lo que paso?
- Claro que no- le dijo el pecoso dándole el casco para que se lo colocara con una sonrisa.
- ¿Por qué no le dijiste? - el rubio ya estaba arriba de la motocicleta y estaba encendida
-No quería que pensase mal de ti, y mira, te quiere como antes. - se inclinó para besarlo con suavidad y despedirse, pero el rubio no dejo que acabara tan pronto y lo beso con más fuerza.
- Por cierto- el rubio abrió uno de los compartimientos de la motocicleta y le entrego un sobre blanco al peliverde- Kirishima y Denki te invitan a su boda, soy su padrino de anillos y uno de sus caballeros de compañía, querían que tu fueras uno, pero ya hay dos idiotas más y son muchos. - Izuku se emocionó con la noticia y le dijo que iría con gusto. Lo beso una vez más y le pidió que se cuidara las heridas. Una vez dentro de su cuarto recibió leyó la invitación y noto que el lugar donde se celebraría en un hotel en la ciudad.
Las siguientes dos semanas transcurrieron con toda normalidad y felicidad. El rubio se la pasaba los días en casa del peliverde, pasaban horas hablando de ellos y viendo series de televisión, ahí Bakugou le conto como conoció a Eijiro y como estudio baile en una academia por tres años y por ello entro a trabajar ahí tomando la oportunidad de que era cerca de donde el vivía, además de enseñarle algunas veces a bailar Los viernes el peliverde se deleitaba viéndolo bailar en el establecimiento y en ocasiones hasta ayudaba a Denki haciendo de mesero en lo que se terminaba de arreglar su local. De cuando en cuando salían a la ciudad y si no, mientras estaban en su cuarto a solas tenían unos minutos de pasión, donde no llegaban a más de besos y caricias por alguna u otra razón. Esas dos semanas eran simplemente perfectas
La semana en la que el local fue restaurado transcurrió normal. Las cabinas que habían sido puestas eran muy lujosas, unas incluso tenían el famoso potro. Además de eso, habían contratado a alguien más para compartir los turnos, una chica llamada Kyoka Jiro de cabello negro y corto con expansiones en los oídos, que a pesar de su personalidad un tanto seria y estilo gótico era muy divertida y amable cuando llegaba a platicar con Izuku y solo en el turno de ella se usaban las cabinas así que el pecoso no tuvo que preocuparse por ello.
El viernes, un día antes de la boda Bakugou decidió visitar de improvisto a su peliverde ya que era nuevo el horario quiso sorprenderlo. Ya en la tienda entro sin hacer ningún ruido, pero se impresiono de no ver al pecoso en el mostrador y escuchar la música un poco más alta de lo normal, sin embargo, a pesar de eso logro percibir otro tipo de ruido y pese a que quería darle una sorpresa a su novio el sorprendido fue el. Cubrió su boca para no emitir ningún ruido pues lo que había visto lo había dejado sin aliento, haciendo que retrocediera y se pegara a la pared. Izuku estaba en la pared del mismo lado unos centímetros más lejos y de espaldas a donde estaba el rubio. Sus piernas estaban semiflexionadas y abiertas, su respiración estaba acelerada y la cubría con una de sus manos haciendo un intento de cubrir sus gemidos.
-Katsuki… Katsuki…
Estaba masturbándose con la pequeña bala vibradora que antes había tomado mientras gemía el nombre de su novio. La insertaba y sacaba con suavidad simulando un vaivén de caderas mientras el mismo movía las suyas insertándola aún más. A su lado había un pequeño frasco de líquido transparente. En un momento quito la mano de su boca y comenzó a masturbar su miembro con desesperación. El rubio no podía creerlo, estaba presenciando algo que le disparo cada nervio y célula de su cuerpo. Había incluso fantaseado con esa erótica escena y no podía simplemente creer que estaba pasando. Sintió la enorme necesidad de lanzarse a él y hacerle el amor ahí mismo, hacía mucho deseaba poder estar así con él, pero desisto de la idea ya que, con esto, sin querer, el peliverde dio rienda suelta al plan que Bakugo tenía para después de la boda. Sin hacer un solo ruido abandono el local y corrió a su vehículo.
Ya eran más de las cinco de la tarde y el peliverde salió corriendo para subir al taxi que había llamado hacia diez minutos, la ceremonia religiosa comenzaba en una hora y le preocupaba no llegar a tiempo. Media hora antes su novio le había llamado diciéndole que había surgido algo y no podría ir por el así que apresuro todo. Afortunadamente llego cinco minutos antes de lo planeado. Se veía realmente atractivo, llevaba un traje que había comprado recientemente color negro a la medida. Encontró un asiento ni tan cerca ni tan lejos de todo. El lugar estaba hermoso en cuanto a su decoración siendo que era una sala común dentro del hotel, pero todo había sido adaptado para la ceremonia, lazos blancos decoraban las sillas y cortinas de color crema adornaban todas las paredes, así como el techo del que colgaban preciosos candelabros. Todo era tan blanco y lleno de luz tenue. Al fin comenzó la ceremonia y entraron los novios seguidos del sacerdote. Eran la pareja perfecta; ambos vestían un pulcro esmoquin blando con corbatas negras, y se veían sumamente felices de la mano. Pero detrás de ellos venia Bakugou. Se dice que este mal verse mejor que el novio o la nova en una boda, pero la verdad es que el rubio veía como un auténtico caballero. Su traje era color negro con camisa color carmín y se había peinado justo para la ocasión, Izuku lo miro y se le salió un suspiro al verlo pues al pasar, el rubio le había dedicado unan dulce y rápida sonrisa que el correspondió. Era todo un príncipe para el peliverde.
Toda la ceremonia fue tranquila, romántica y perfecta, el peliverde sintió tanta felicidad al momento la declaración del beso que sintió que se le saldrían algunas lágrimas. Jamás había presenciado tanto amor en unan boda pese a haberlos visto tan enamorados todo este tiempo. Todos los invitados, aunque no eran muchos, aplaudieron y los aclamaron con alegría. Las familias de ambos novios se tomaron las fotos correspondientes y después llamaron a Izuku que veía todo desde su asiento con ternura, el junto a su novio y los recién casados tuvieron su propia foto y enseguida hubo una más con todos los bailarines del club. Ahí Eijiro le presento al pecoso a Iida, el hombre que había aparecido aquella noche para defenderlos y que se encargaron después de Shoto. Izuku lo saludo alegremente y se disculpó por las molestias y enseguida se cayeron bien. Después de eso Bakugou tomo de la mano a su novio y lo beso.
-Discúlpame, las cosas se complicaron un poco y no pude ir por ti, ve al salón, en un segundo te alcanzo. - el peliverde asintió un poco extrañado.
El salón era simplemente precioso y grande con la misma decoración que la sala de ceremonias, todo estaba bien iluminado. Encontró su mesa y se dio cuenta que era una mesa de invitados especiales junto a la mesa de los novios y padrinos. Todos comenzaron a llegar y el salón se empezó a llenar, pero no había señal alguna del rubio y el peliverde lo busco con la mirada, pero no lo encontró. Entonces comenzó el baile de los novios. Las luces bajaron y se centraron en la dulce pareja, Izuku sonrió por ellos, feliz de su matrimonio, unos minutos después iniciada la melodía las demás parejas comenzaron a bailar acompañando a los recién casados, y de entre la gente el peliverde diviso una silueta acercándose. Era su novio, y en cuanto llego, sin decir una palabra, pero con una sonrisa en los labios, el extendió su mano mientras la otra estaba en su espalda, Izuku lo miro un tanto avergonzado, tomo su mano y el rubio lo guio para comenzar a bailar. Tomo su mano izquierda y la derecha la posiciono en la cintura del peliverde mientras este la ponía en su hombro como ya le había enseñado antes. La música era lenta e ideal para un baile de pareja. Se miraron a los ojos y sonreían mientras bailaban suavemente.
-De seguro pensaste que no bailaríamos esta pieza. - le dijo el rubio con sorna
-Ya estaba comenzando a dudar- el pecoso rio y se dejó guiar por el rubio quien acercaba más su frente y la colocaba en la suya, de pronto el rubio se detuvo. Se quedaron unos segundos así y luego comenzó a decir:
- Izuku. Jamás poder terminar de agradecer toda la felicidad que me has dado. Y se también, que no importa si pasan mil años, esos mil años, y más, mi vida y mi corazón, te pertenecerán.
Izuku, Te amo.
El peliverde estaba más que conmovido y casi al borde de las lágrimas.
-Katsuki… Te amo tanto. - Y sus palabras murieron en un beso mientras terminaban por abrazarse. Izuku supo que no podría ser feliz, no podría pedir más, los fantasmas de su pasado ya no lo perseguían y era libre de disfrutar su presente. Amando al hombre de sus sueños.
Todo transcurrió normal en la velada, el baile, la cena, el pastel incluso hasta que de nuevo Bakugou desapareció misteriosamente. Cuando Izuku se acercó a Denki para preguntar por el Eijiro apareció algo exaltado.
- ¡Midoriya! Debes ir rápido con Bakugou, el muy imbécil se cortó la palma de la mano y está en la última habitación del segundo piso, ahí todos se estaban cambiando cuando llegamos ¡Corre! - El pecoso no lo dudo ni por un segundo y corrió hacia las escaleras. ¿Es que no sabía hacer más que causarse heridas? Llego a la habitación indicada y abrió la puerta de golpe sin tocar gritando el nombre de su novio, pero ya adentro de la habitación lo que había ahí era un hermoso cuarto color vino, así como las sabanas de la cama matrimonial que yacía en la mitad de la habitación, con pétalos de rosa esparcidos por doquier y la luz casi apagada del candelabro del techo. El cuarto olía a rosas y perfume. Izuku se desconcertó mucho, trataba de regular su respiración cuando escucho como se cerró la puerta de golpe asustándolo. Al voltear, estaba Bakugo, con una mano en el bolsillo del pantalón y otra en la puerta que acababa de cerrar. Camino hacia el lentamente y con una mirada acechante mientras se deshacía la corbata en un elegante gesto, así como desabotonaba su camisa uno a uno sin decir una palabra y sin quitarle los ojos de encima a su presa. Izuku no supo cómo responder estaba impresionado con lo que estaba viendo, podía sentir el deseo que venia del rubio, podía sentirlo al ver en sus ojos y pese a que el también lo había estado esperando, por inercia retrocedió unos pasos, casi los mismos que el rubio avanzaba, dejándolo al final contra la pared, sin salida. Y sin aviso previo el rubio aprisiono los labios del peliverde en un profundo y húmedo beso, así como sus manos que las coloco alrededor de su cuello indicándole que se abrazara a él, pues a continuación tomo sus caderas y lo levanto la altura de las suyas presionando sus cuerpos contra la pared. Izuku pudo sentir la hombría del rubio presionándola contra la suya con urgencia. El rubio paso de sus labios a su cuello, mordiendo y lamiendo con impaciencia haciendo jadear al pecoso. Sus cuerpos ardían, ya habían esperado demasiado por esto. El ojirubi cargo el cuerpo de su novio y lo coloco en la cama cayendo sobre él, mientras acomodaba a ambos en el centro. Bakugou se incorporó y termino de abrirse la camiseta con lentitud, dejando que esta se deslizara por su espalda. Izuku estaba entre perdido y fascinado por lo que estaba observando, pero en seguida el rubio continúo besándolo al tiempo que abría su camisa besando cada rincón de su pecho deteniéndose en los pezones, lamiendo con suavidad, succionando de la misma manera arrancándole dulces gemidos al peliverde. Bakugou observaba con ternura las pecas marrón que adornaban la perfecta piel del peliverde y las lamia con amor y pasión, y así hasta llegar a su entrepierna, arrancando el pantalón junto con la ropa interior librando su erección haciendo que el pecoso soltase un respingo y sin previo aviso lamio la punta y prosiguió a engullir completo su miembro. Izuku arqueo su espalda y gimió al experimentar ese placer. Tomo entre una de sus manos el cabello del rubio y la otra se aferró a la sabana. Inconscientemente movía sus caderas sintiendo la húmeda y cálida boca del rubio, era un placer que jamás había sentido, gemía y respiraba entrecortadamente, podía sentir su temperatura elevarse y el placer recorriendo su cuerpo. El rubio alzaba sus ojos de vez en cuando para observar complacido el placer que le causaba a su novio mientras sostenía sus piernas, lamia y succionaba su miembro. Sus gemidos le estaban haciendo perder la razón.
-Ka-¡Hmm! Es-espera… voy…- el peliverde ya estaba en su límite, pero al momento el rubio se detuvo, y se incorporó lamiéndose los labios dejando un poco ido al peliverde.
-Aun no.- soltó el rubio del bolsillo de su pantalón saco un pequeño frasco y el peliverde lo reconoció al instante. Su pecho subía y bajaba, su excitación aumento al entender lo que seguía. El rubio lo abrió y con dos dedos tomo un poco y simulo comérselo pero se posiciono sobre su peliverde y lo beso. Sabia dulce y estaba caliente. De repente Izuku sintió algo cálido rodeando su cavidad y gimió en la boca del rubio. Poco a poco el mismo se relajo lo suficiente para que los dedos del rubio entraran y lo estimulara de distintas formas.
-Relájate… necesito que te relajes… sabes que no te hare daño- Katsuki hablaba con una voz tan dulce y cálida pero a la vez tan llena de lujuria que al pecoso le era difícil no excitarse aun mas relajándose inconscientemente. Ya no controla los sonidos que sus labios emitían pues los dedos del rubio entraban y salían con un ritmo sumamente estimulante.
-Katsuki…- el peliverde tomo la mano del rubio deteniendo la masturbación que le ofrecía- Hazlo… ha-házmelo… ya no puedo esperar.- Bakugo quería rendirse a sus instintos para ceder a esa petición pero no aun. Lo beso y tomo su mano presionándola contra la cama.
-Mierda Izuku… no me hables así…no quiero perder el control no ahora.- se incorporo una vez mas y acomodo las caderas del peliverde sobre sus piernas de modo que ele fuese mas fácil penetrarlo.- Solo relájate cariño, el afrodisiaco esta haciendo su efecto.- Bajo solo un poco su pantalón para liberar su erección y miro a los ojos al peliverde, que ya rogaba con la mirada por ello, se coloco cuidadosamente sobre el y entrelazo sus manos a los lados de su cabeza y comenzó a besarlo con una mano coloco su miembro en la entrada del peliverde y entro con toda la suavidad que le fue posible para no lastimarlo arrancándole un gemido agudo al pecoso librándose del beso.
-¿Du-duele?- el placer que estaba experimentando el rubio era inmensurable, estaba totalmente excitado y el que Izuku fuera virgen lo hacia demasiado placentero, estaba tan cerrado y húmedo a la vez. Pero aun asi quiso seguir con cuidado para no hacerle daño y siguió entrando despacio hasta el final.
-S-solo un poco, pero… hah… Katsuki… se siente muy bien, sigue… sigue por favor.- no tuvo que pedirlo de nuevo pues comenzó a moverse despacio y la mayor suavidad que pudo, ambos comenzaron a gemir por el placer que les provocaba. Bakugou movía sus caderas en un delicioso vaivén digno de un buen bailarín, sus estocadas eran profundas y armoniosas pero el placer los guio a mas, haciendo mas rápido el movimiento y haciendo que Izuku moviera también sus caderas provocando un movimiento desesperado entre ambos. El peliverde se aferro a la espalda del rubio hundiendo sus uñas y dejando líneas rojas en su piel y este mordía el cuello del peliverde con fuerza. Unían sus bocas con desesperación produciendo sonidos húmedos provenientes de sus bocas y la penetración
-Ka-katsuki… ¡hmm! … mas… ¡mas!.
-Mierda… mierda Izuku.
Y entre jadeos y gemidos el rubio soltaba maldiciones y malas palabras mientras que el peliverde se deshacía entre sus brazos hasta llegara al clímax con un agudo gemido. Y después de unos segundos el rubio termino dentro del estallando en un delicioso placer. El rubio termino recostado encima del peliverde y ambos con la respiración acelerada, sus cuerpos cubiertos por el sudor y el cuerpo totalmente entumecido pero aun así el efecto del afrodisiaco perduro en ellos. Se dieron un beso mas antes de continuar haciendo el amor con toda esa pasión hasta el alba.
Al abrir los ojos supo que no habría momento mas perfecto para el que ese dulce despertar. Su peliverde novio dormitaba tranquila y profundamente en su pecho después de toda una noche de amor, sexo y pasión. Beso su frente haciendo que se despertara levemente.
-Apuesto a que compraste ese maldito afrodisiaco en mi tienda- dijo el peliverde entre risas y aun adormilado.
-Y te juro que lo volvere a hacer.- Lo acomodo con cariño a su altura para besarlo suavemente y seguir durmiendo.
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Love in the Shop
FanfictionIzuku Mirdoriya trabajaba en una exotica tienda que vende articulos sexuales de todo tipo y para todos los gustos, aun que sea tan timido que no sabe como usar lo que vende y por tretas del destino termina encontrandose con su amor pasado Bakugou Ka...