Paz y Mejillas

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Había llegado finalmente el día; Hansol tenía los veintiún años y según lo dictado por la realeza, le seria concebida la corona de rey a esa edad. A pesar de no estar casado, sus padres decidieron confiar plenamente en él. Además el pueblo le amaba, siempre fue un joven pacifista que prometía alejarse de las guerras y la avaricia de colonizar otros lugares ¿Era el único hijo de la Familia Chwe? No, de hecho era el menor de dos hermanos príncipes. Joshua era el mayor, un joven de veintitrés años que al cumplir veintiún años el pueblo se alzó para que la corona pasara a su hermano menor. Los reyes no quisieron crear una revuelta, y prefirieron dejar que Hansol tuviera la edad suficiente para ser rey. Ya había discusiones debido a la mezcla de la familia real, al contraer matrimonio con una mujer de un reino muy lejano.

Hansol estaba temblando de los nervios. Los preparativos para su coronación estaban llevándose a cabo, y no parecía que el pueblo estuviese disgustado con la decisión tomada. Aun recordaba cuando Joshua iba a ser coronado, le daba un poco de miedo pensar que toda esa marabunta de personas furiosas regresaran. Por ahora las cosas eran bastante tranquilas "Relájate Hansol, todo va a salir bien" tomo algo de aire y dibujo una sonrisa ancha.

-No te preocupes demasiado - dio un salto ante la inesperada visita -Estas sudando -Joshua negó con la cabeza.

-Es un día importante - no confiaba mucho en su hermano. Pero al tratarse de un joven pacifista, no decía nada.

-Lo harás bien - coloco ambas manos en sus hombros -No te odio porque la corona será pasada a ti. Necesito dejar eso claro ¿De acuerdo? -Hansol asintió con la cabeza -Vengo a darte una mano. Después de todo somos hermanos - sonrió de lado.

-Gracias.

-Quiero regalarte algo. Ya sabes, es un día especial - se encogió de hombros - ¿Vienes conmigo al castillo abandonado en el que solíamos jugar?

-No lo sé. Tengo que estar aquí ¿Puede ser mejor después de la coronación? - en ese momento tuvo un mal presentimiento. Se acordó de los juegos rudos que solía tener con su hermano, y sintió un escalofrió.

- ¡Vamos! - hizo un puchero.

-Ok, pero será rápido.

Las razones por las que el pueblo no quería a Joshua como su rey eran debido a rumores. Unos ciertos, otros no tanto; Decían que mataba a los perros para hacer raros experimentos, y que era amigo de un bruja que vivía en el bosque. Unos cuantos pueblerinos llegaron a verlo cubierto de sangre, otros aseguraban que era muy violento. Sabían de los príncipes jugando en el castillo abandonado, diciendo que en ocasiones Joshua era muy brusco con su pequeño hermano Hansol. Tenía una terrible fama que creo una imagen despreciable de él ¿Cuáles eran ciertas? Eso no se sabía con certeza. Hansol podía asegurar que en ocasiones Joshua se ponía ansioso cuando jugaban, por lo que terminaba golpeando, jalándolo hasta dejarle hematomas que escondía bajo su vestimenta real.

-Después de tu coronación vas a estar muy ocupado ¿Sabes qué es muy diferente ser rey? No es tan simple como ser príncipe. -dijo Joshua mientras iban por el bosque que los separaba de aquel castillo.

-Lo sé.

-Además... ¿Qué harás cuando el pueblo exija una reina? - Levanto las cejas y sonrió con soberbia. -Conozco tu secreto. Ni siquiera eres hombre.

-Eso no influye mi género. Y es mi problema... yo... te dije que no metieras en esos asuntos. -Desde el día en que Joshua lo encontró besándose con un chico en el bosque no deja el tema. Siendo una amenaza constante.

-Debes de pagar el precio. Nunca te acuse con mis padres cuando te encontré ¿No es eso lo que hacen los hermanos? ¡Te estoy protegiendo! Y me preocupa el futuro de las personas en este pueblo ¿Y si notan que no la quieres? Se sentirán tan decepcionas de haber rogado que lo corona pasara a ti.

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