Ciruelo

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Estacar una rama de tojo

en el pozo de tu vientre.

Dios quiera que allí

nuevas raíces germinen,

y que en la punta asome

una tímida flor, 

hija del angustia.


Tú, que nos regalaste una viscaria

de color púrpura enajenada,

fuerte y elegante como un coco,

pero tan venenosa como un jazmín.


Afianzo la rama clavada en tu pecho

y mantengo que rebose de vida

aunque, para mí, tú ya estés muerto.

No hay reloj que retrase mi llegada.


Observo la corrupción tu cuerpo.

Deseo que te asfixie el hedor a hierro,

y quiero me mires en todo momento...,

como sonrío ante tu último y finito aliento.


Esto es una declaración de intenciones

y aquí traigo un regaliz silvestre

para demostrar que no soy tu aliado

ni tu amigo, ni la mismísima muerte.

Soy quién va a darte justa vesperina.

Sólo soy un verdugo.

Lenguaje de FlorWhere stories live. Discover now