Himno a Dioniso

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Unos dicen, pues, en Dracano, mas otros en la ventosa Icaria,

algunos en Naxos, vástago del Dios, Taurino,

otros afirman que te dio a luz la preñada Sémele 

para Zeus, el lanzador de rayos, a orillas del vorticoso río Alfeo.

Otros dicen que tú, Soberano, naciste en Tebas;

mas mienten; diote a luz el padre de hombres y dioses

muy lejos de los hombres, pues se escondía de Hera, de níveos brazos.

Existe cierta Nisa, montaña altísima, opulenta en bosques,

lejos de Fenicia, cerca de las corrientes de Egipto

[...]

'a ella consagrarán muchas estatuas votivas en sus templos.

Y como tres son estos, con seguridad a ti la raza humana,

durante la festividad trienal, siempre te ofrecerán magníficas hecatombes'.

Así habló y con negras cejas el Cronión asintió.

Naturalmente, las inmortales cabelleras del Soberano se agitaron

sobre su imperecedera testa; y el magno Olimpo estremeciose.

Tras así hablar, con su cabeza asintió el prudente Zeus.

Sé propicio, Taurino, enloquecido por las mujeres; nosotros, los aedos,

te cantamos de principio a fin; y no es posible

en ninguna parte imaginar un sacro himno olvidándose de ti.

Así que alza tu ánimo, Taurino Dioniso,

con tu madre Sémele a la que llamamos también Tione.

Himnos homéricosWhere stories live. Discover now