Parte única

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A pesar de tener mucho sueño, RenJun se levantó de su calentita cama y se puso sus zapatillas de ir por casa. Se pasó las manos por los ojos y bostezando salió de su cuarto, dirigiéndose por el pasillo hacia una puerta. Cuando la tubo delante llamó tres veces, como ya era costumbre, aún sabiendo que nadie le iba a responder. Entonces abrió lentamente la puerta y entró, cerrándola detrás de él. Cuando estuvo dentro se dirigió directamente hacia la cama, sentándose en el borde, con cuidado de no hacer movimientos bruscos. Por debajo de las mantas se podía notar un cuerpo no muy grande y fino, completamente quieto. El único ruido que había en la habitación era la respiración lenta y tranquila de la persona que dormía plácidamente.

RenJun se quedó mirando cómo por la parte de arriba de las mantas sobresalían mechones rubios y rizados, a la vez que sedosos y suaves, mechones que le encantaba acariciar. Suspiró y se posicionó mejor para estar más cómodo. Puso un brazo delicadamente encima de las mantas, empezando a mover lenta y tranquilamente el cuerpo de su mejor amigo.

-ChenLe.-Susurró, ya que no quería despertar a sus compañeros, que seguramente estarían durmiendo.-ChenLe, despierta.

El pequeño cuerpo se movió un poco, pero no abrió los ojos. Como RenJun lo suponía, le llevaría un rato intentar despertar a ChenLe.

-Lele, vamos, es la hora de levantarse.

-Mmmm.-ChenLe se movió y se giró, quedando de cara con RenJun.

Observó sus ojos cerrados y su nariz, sus mofletes y sus labios abultados. RenJun sonrió y siguió moviendo el cuerpo de ChenLe.

-Lele, levanta ya.

Escuchó un suspiro y pudo ver cómo abría sus ojos con una mirada de odio, pero cuando vio de quién se trataba cambió a una angelical. Como era costumbre, RenJun se levantaba antes para poder despertar a ChenLe, ya que era el único que podía hacerlo. Si alguien le intentaba despertar le acababa gritando o en algún caso, dando patadas. En cambio con RenJun era diferente. Cuando el chino le despertaba con su melodiosa voz y sus suaves toques lo primero que hacía era sonreír. Ningún miembro lograba entender el motivo, o al menos hacían verlo así.

-Buenos días Rennie.

-Buenos días, Lele. Hora de levantarse.

ChenLe suspiró, pero aún así se levantó y siguió a RenJun hasta la puerta, pero antes de abrirla lo detuvo.

-Jun.

-Dime.-RenJun se giró y vio cómo el rubio miraba hacia abajo, sonrojado y jugando con sus manos.

-¿Me puedes dar un abrazo?

RenJun sonrió enternecido y se acercó, pasando sus brazos alrededor de ChenLe, quien enseguida apoyó la cabeza en su hombro y rodeó con sus brazos el cuello del chino, correspondiendo el abrazo que él había pedido. Cuando se separaron, estaba sonrojado pero sonriendo, al igual que RenJun.

-¿Y ahora me podrías dar la mano?

No hizo falta ninguna palabra, así que en silencio salieron por la puerta con sus manos cogidas, ambos sonriendo.

·

-¿Lo has entendido ahora?-RenJun preguntó, viendo los apuntes de coreano que ChenLe había estado apuntando en una libreta.

-Más o menos. Creo que por hoy es suficiente, mañana continuaremos.

-Está bien.

ChenLe empezó a meter los bolígrafos que había estado utilizando en su estuche y cerró la libreta, poniendo el estuche encima de ella. Cuando levantó la vista se encontró con RenJun mirándole mientras sonreía.

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