Capítulo 1. De nuevo yo

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Me levanto de la cama rápidamente y miro el reloj.

- No, otra vez no, llego tarde.

Recojo todo corriendo, cojo la mochila y salgo por la puerta sin ni siquiera decir adiós a nadie. Corro hasta la parada del autobús. Algo me dice que hoy no va a ser mi día. Llego agotada a la parada, pero este ya se ha ido.

- Genial -murmuro- ahora me toca esperar.

Odio esperar, es una de las pocas cosas que no soporto hacer, por ello mi lema siempre es "si no te gusta esperar, haz que te esperen" pero hay veces que no se te puede esperar, como este caso. Así que comienzo a andar, seguro que llego mucho más tarde que si hubiese cogido el siguiente autobús, pero la verdad, me importa poco.

Me gusta caminar, el aire de las mañanas, pisar el césped recién cortado y fresco, probablemente es algo que a mucha gente le gusta hacer, pero la diferencia es que yo lo hago por las mañanas llegando varios minutos, por no decir horas, tarde a clase, y no me gusta llamarlo pellas, yo lo llamo preparase para el infierno.

Con toda la tranquilidad del mundo me siento en el césped y saco el móvil, veo que tengo un mensaje, es de Katy. Ella es mi mejor amiga, por no decir la única y es que hoy en día si no te gusta ir de fiesta todas las noches, acostarte cuando supuestamente te tienes que levantar, despertarte cuando se supone que te tienes que ir a dormir, suspender como mínimo varias materias y que te guste el chico más guapo del colegio no eres nadie, por suerte en mí colegio somos dos, Katy y yo.

Leí el mensaje: "Déjame adivinar, se te ha olvidado venir a recogerme otra vez"

¡Ostras! Se suponía que tenía que pasar por la casa de Katy para ir juntas a clase, echo a correr, tan rápido como puedo, cruzando semáforos en rojo y empujando a las pobres abuelitas que lo único que hacen es cruzar los pasos de cebra con su perro, cuando estoy a una manzana de su casa le envío un mensaje: "Ve abriéndome la puerta que ya estoy en frente de tu casa". Dos minutos después me contesta: "Tarde, estoy en clase de matemáticas"

Me paré en seco. Tuve que releer en mensaje.

"¿Tienes profesora de matemáticas particular en tu casa para cuando se me olvida pasar a recogerte?" -le envío.

"No, jajaja. Estoy en el colegio, tonta"

Apago el móvil y echo a correr hacia el colegio.

Cuando llego al parking me encuentro con Mateo.

- Hola, Mateo -le saludo.

Él se limita a mirarme como si fuese una cosa que se ha encontrado en el suelo, y no hablo de un billete de 50 euros, no, sino como si fuese una paloma muerta. Sí, está claro, un curso más siendo la rarita de turno, ya estoy batiendo el record.

Llego a clase cuando la profesora de matemáticas sale de clase. Genial, mi día no puede ser mejor.

- Señorita Lawrence -me dice la profesora- ¡Que sorpresa! Hoy llega más pronto de lo normal.

Sonríe y se va. Suspiro y entro a clase, nadie me mira, tampoco es una novedad. Busco a Katy para sentarme a su lado, pero el sitio ya está ocupado, ¿por quién? Por un chico, ¡un chico! ¡Katrina me sustituye por un chico! Esto es una locura, ya entiendo lo de los mensajes en mitad de la clase, además parece que se lo están pasando bomba, ni siquiera se han dado cuenta de que acabo de entrar a clase. Me acerco a ellos y toso notablemente para que me vean.

Cuando Katy me ve me dice:

- ¡Hola Claire! Mira, Allan me estaba diciendo ahora mismo que cuando tú mandas un mensaje...

- Muy bien -le interrumpo- Katrina, me alegro de que te lo pases bien.

Ella al notar que le ha llamado por su nombre completo se da cuenta de que estoy molesta y dice:

Siempre he sido y seré la raritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora