La balada de las estrellas

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Hace algunos días fue la primera vez en mucho tiempo que pensé que era realmente bueno vivir. Sentí que el día era bello.

Y era muy extraño, no había sucedido nada especial. No había sucedido nada interesante que me hiciese cambiar drásticamente mi opinión acerca de todo. Solo era yo y ese fútil pensamiento.

Decidí no darle tantas vueltas al asunto y solo lo disfruté, un pequeño milagro que esperaba.

A partir de ese día me he sentido mucho mejor. He sentido como puedo sonreír de manera sencilla y honesta. Es como haber comido después de pasar días sin hacerlo, o como ir al baño después de un largo viaje.

Quisiera seguir sintiendo eso, un pensamiento dulce como la miel, como un delicado rayo de sol.

Tal vez, con el tiempo, algo suceda y me lo arrebate. Pero, por ahora, solo viviré.