"El Bello Durmiente"

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  En un reino muy lejano, habitó una vez un rey noble y justo que deseaba tener un hijo junto a su reina. Después de largo tiempo, el monarca pudo por fin disfrutar el advenimiento de un hermoso niño. El pequeño tenía una piel muy suave y unos cabellos castaños hermosos y brillantes, y desde todo el reino, las personas se acercaban para brindarle regalos y admirar la belleza del pequeño hijo del rey. Durante la fiesta de bautismo del príncipe, no sólo acudieron personas de todas las edades, sino también unas criaturas fantásticas conocidas como hadas. Aquellas tres hadas eran pequeñas como la palma de la mano, pero su bondad y su poder eran muy grandes, y al ver al pequeño quedaron tan asombradas de su belleza, que no tardaron en obsequiarle cada una un don especial.

  "Te concedo el don de la elegancia", "Yo te doy el don de la belleza y humildad", "Y yo por mi parte te regalo el don del amor.. uno verdadero". Así fue como las tres hadas celebraron el nacimiento del pequeño príncipe, y aunque todo fue alegría y regocijo durante unos minutos, apareció de pronto una bruja de aspecto oscuro que apagó las velas de un soplo. Era la bruja Maligna, que no había sido invitada a la celebración por practicar las artes oscuras.  El rey se puso muy nervioso al ver a Maligna pero estaba decidido a proteger a su hijo, y la reina por su parte se desmayó por completo en su asiento. Al acercarse a la cuna del principie, la bruja sonrió burlona.

- ¡Oh, pero que hermoso príncipe! - exclamo - es una pena que sea el el portador de mi hechizo.. - dijo sonriente moviendo su mano. El rey se sobresalto.

- ¡Espera! No lo hagas.. - dijo el rey, la bruja lo miro sombría.

- ¿Y por qué no debería hacerlo? - pregunto molesta, el rey levanto la mirada.

- Por que te lo estoy rogando.. por favor.. - rogó el rey, la brujo arqueo una ceja, estaba molesta y llena de rencor no lo iba a perdonar tan fácil, y a pasos lentos se acerco al rey.

- Eres un inútil, rogando a un ser tan oscuro como yo... ojala sufras..- después de decir aquello se giro con brusquedad hacia la cuna del príncipe y  entonces, decidió lanzar un hechizo oscuro por haber sido rechazada, y dijo de esta manera: -"Dentro de exactamente quince años, te pincharás el dedo con una aguja, y tan pronto aparezca la primera gota de sangre, caerás muerta al instante"-. Dicho aquello, Maligna desapareció de aquel lugar, y las velas se encendieron nuevamente.

  Las personas reunidas quedaron en un profundo silencio, la reina, ya recuperada, comenzó a sollozar desconsoladamente, y el rey amenazó con lanzar todo su ejército en busca de la bruja - ¡Esa maldita sera encontrada y destruida! -  En ese momento, las hadas se reunieron en torno a la cuna, y aunque no tenían suficiente poder para deshacer el hechizo de la bruja, sí lanzaron un conjuro que le permitiría al príncipe ser salvado por un beso de amor verdadero. Aun así, el rey no quedó convencido y ordenó a sus soldados que salieran por el reino y destruyeran todos las agujas que encontraran a su paso. Al cabo de unos días, el reino se encontraba con grandes cajas llenas de todo objeto puntiagudo, y agujas que se quemaban al calor del fuego, y con el paso del tiempo, las personas del lugar olvidaron el temible hechizo y vieron como el príncipe crecía cada vez más y se llenaba de una belleza difícil de describir.

Ruben, su nombre era Ruben y durante exactamente quince años, todo fue alegría en aquel reino. Ruben se había convertido ahora en un muchacho deslumbrante que correteaba por el reino y le gustaba rodearse de animales, su pálida y hermosa piel blanca, sus hermosos ojos verdes y suave cabello castaño lo hacían ver un ángel. Un buen día, mientras caminaba por las calles del reino, encontró una pequeña casita que le llamó la atención. La puerta de la casita se encontraba abierta, y sin pensarlo dos veces, el castaño se adentró en el lugar. En la última habitación, en una pequeña mesa había una aguja para coser que brillaba con la luz de la ventana entre abierta. Atraído por aquel objeto, Ruben se acerco a la mesa y tomo entre sus dedos el objeto, sus ojos verdes lo miraban con admiración y una voz comenzó a sonar en su cabeza "pinchate, sangre, hazlo, pinchate el dedo" . Ruben tomo la aguja y sin esperar mas pincho su dedo con ella, tan pronto apareció la primera gota de sangre en su dedo, cayó al piso.

Si los cuentos de hadas fueran.. // RubelangelWhere stories live. Discover now