Warm Nights

Noches Calidas

Junmyeon odiaba las noches.

Sus traumas y más dolorosos recuerdos siempre estaban relacionados con la noche. Como cuando su padre regresaba ebrio de trabajar y lo golpeaba o cuando sufrió aquel accidente en automóvil por el cual actualmente cojeaba, pero solo un poco...

Fue de noche cuando recibió la noticia de que su amada madre había sido detectada con cáncer de mama y fue de noche cuando su ex pareja intentó tomar su propia vida, a sólo un par de días de que hubiese cortado con ella.

Él jamás había querido lastimar a Irene cuando decidió dejarla, pero no encontraba sentido el seguir en una relación con alguien a quien no amaba. Aún así había querido ir a verla al hospital luego de lo ocurrido, pero su familia no se lo permitió. Luego de que el padre lo culpara de que su hija intentará suicidarse, lo echó y prohibió que volviera acercarse a ella.

Era una pena, pues le había tomado cariño a Irene y le hubiese gustado que aun fueran amigos, pero ahora cada que de causalidad se topaban, ésta le miraba con un desprecio que solo le confirmaba a Kim que lo odiaba.

Si tan solo hubiese sido más delicado a la hora de cortar con ella. Si tan solo hubiera cuidado más de su madre. Si tan solo no hubiese manejado luego de haber bebido tanto. Si tan solo se hubiese plantado a su padre.

Y así era su mente durante las noches, llena de constantes "hubieses", llena de arrepentimiento y dudas, dudas que no le dejaban dormir en las oscuras noches.

Cuando podía conciliar el sueño, las pesadillas que tenía solían despertarlo en la madrugada, bañado en sudor y con el corazón amenazando con salir de su pecho.

Esa noche en especial, Junmyeon había regresado muy agotado de su trabajo, tanto en verdad que le valía una mierda si es que tenía o no alguna pesadilla, únicamente quería descansar, por lo que se deshizo de su traje de oficina y se lanzó a su cama únicamente con una camisa gris y sus boxers negros.

No se fijó en cerrar su ventana y mucho menos en taparse, simplemente cayó dormido en aquella posición, de lado, abrazándose de su almohada como si su vida dependiera de ello.

En su mundo de sueños, Junmyeon era como un príncipe, que caminaba por los largos, pero algo tétricos y desolados pasillos de su castillo. Llegaba a un par de puertas gigantes y al abrirlas se encontraba con un bello paisaje invernal.

Un hermoso jardín cubierto de nieve, tan blanca que parecía brillar.

Junmyeon sonreía mientras se acercaba a lo que era un lago y posaba una mano en el agua congelada. Veía su reflejo, pero no le gustaba su propio rostro, su piel pálida y las ojeras pronunciadas bajo sus ojos.

La nieve caía, cada vez más, el cielo se nublaba y de pronto era de noche. El clima cambiaba repentinamente y ahora Junmyeon ya no estaba en un paisaje, si no atrapado en una tormenta de nieve que lo llevaba a caer al lago, el cual se despedazaba haciéndolo hundirse en el agua helada.

En la realidad el viento frío se colaba en la ventana abierta de su habitación. Como si una parte de su mente estuviera despierta, Junmyeon intentaba levantarse para cerrarla, pero seguía atrapado en su pesadilla.

Su cuerpo no reaccionaba se mantenía inmóvil, como si sufriera parálisis de sueño, por lo que empezaba a desesperarse cada vez más.

Regresando a su pesadilla, el cuerpo de Kim se entumecía en el agua gélida, sentía un punzante dolor en sus músculos, la punta de sus dedos ardían y su corazón latía a tal velocidad que creía sufrir un paro cardíaco.

Todo se sentía tan real, tan vivido que Junmyeon se preguntaba si realmente dormía, sino estaba en verdad ahogándose y no acostado en la cama de su siempre oscura habitación.