Apollo es un inocente en todo lo respecto hacia el amor. Esto se ha demostrado con el noviazgo que mantiene junto a Klavier Gavín, pero la cosa sólo puede empeorar debido a que esta noche tienen su primera velada romántica. Y claro, no sabe qué hace...
Este fanfic va dedicado a EarthLycB, porque al parecer, olvidó su cariño por este shipp.
Contiene lemon. ¡Espero que les guste!⭐
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14 de marzo. 2:44 pm. Agencia de Talentos Wright.
En el mundo actual "Vamos a mi departamento a ver Netflix" significa "Vamos a mi departamento a follar" ¿No?
Si es así como funciona la lógica, Apollo no la entiende. Demonios, hay tantas cosas que el abogado cuernudo no comprende, todo esto del noviazgo le es un caos.
Y esta tarde es prueba de ello.
–Polly ¿Estás bien? Estás un poco pálido.
–Bueno...es Klavier, él...
–¿Tú novio?
–¡No lo digas en voz alta! Aún no se lo he dicho al señor Wright.
No es raro que aún sin tener un caso, ambos chicos vayan al Bufete. Es como el punto de encuentro. Apollo está sentado en el sofá, con su móvil entre las manos, un sólo mensaje es visible en la pantalla, una línea de palabras que para Apollo, son un infierno y un inevitable desastre.
–Como sea ¿Qué pasa con Klavier?
–Me acaba de enviar un mensaje...
–¿Ajá...?
–Él... m-me invitó a su casa a cenar...
–Eso no es tan raro–Añade Trucy con una sonrisa–Se supone que las parejas tienen citas, no de que te pones nervioso, no sería la primera vez.
–Pero es en su departamento...por la noche...
–Polly, parece como si tuvieras quince años ¡Exageras!
–(¡Mira quién me lo dice!)–Esto no ayuda a relajarse–...Quiere que veamos una película en su Netflix.
–¡Oh!–La joven maga se lleva ambas a la boca, es como si estuvieran hablando en códigos, pero no. En la era moderna "Vamos a mi departamento a ver Netflix" significa otra cosa.
Según Apollo, Trucy y los adolescentes de hoy en día, todo se resume a esto:
Netflix=Follar
Pasaron un buen par de minutos para que alguno de los dos dijese algo.
–Pero...¿Crees que Klavier se refiera a...?–Pregunta Trucy, que tampoco no es cómo que sepa mucho de estas cosas, nunca ha tenido novio y es algo ingenua para preguntar.
–¡Yo que sé! No sé cómo deba tomarmelo...
En aquel torbellino de emociones y preguntas nunca antes cuestionadas, el señor Wright hace aparición al entrar por la puerta. Había quedado para almorzar con un amigo, según dijo antes de irse. Cómo siempre, iba vestido con un chándal oscuro y con un gorro, común y algo vagabundo. Esa deber ser la imagen estereotipada de un abogado retirado.
