–¡Ay por favor, Samuel, solo tenemos que entregar el trabajo, puedes enojarte después pero solo ayúdame a buscar las respuestas!–. Refunfuñó Guillermo mirando con el ceño fruncido a Samuel, el cual estaba con los brazos cruzados y sentado a su lado después de ser asignados como compañeros de trabajo.
El castaño lo miró fugazmente y descruzó sus brazos para luego abrir su libro en una página cualquiera fingiendo leer.
–Pringa'o.– murmuró el pelinegro empezando a buscar sus respuestas, solo.
Luego de 30 minutos Guillermo logró encontrar todas sus respuestas, girando su cabeza levemente para ver a su compañero el cual miraba sus uñas con sumo interés. Rodó los ojos, se levantó sin decir nada y caminó hasta el escritorio donde el profesor estaba en su laptop.
–Tu compañero.– dijo el anciano, según Guillermo, sin mirarlo.
Guillermo suspiró y volteó con su cuaderno en mano chocando con un cuerpo que estaba detrás de él.
–Aquí estoy, profesor–. Se escuchó la aguda voz de su ex-novio frente de él.
Giró nuevamente y dejó su cuaderno enfrente del profesor. –¿Puedo ir al baño?– preguntó de forma rápida.
Recibió un leve asentimiento y salió corriendo al baño.
Llegando se acercó al lavabo y se mojó la cara con un poco de agua.
Por alguna extraña razón tenía calor.Tomó un pañuelo desechable y secó su cara suavemente. Se vio interrumpido cuando alguien lo empujo haciendo que se tambalee sobre su lugar.
–¿Qué te pasa, imbé...?– miró fijamente al chico de cabellos castaños el cual lo miraba con una mirada sería. –¿Podrías dejar de hacer eso?– Preguntó alterado.
–¿El qué?– preguntó de regreso con tono serio.
–¡El ignorarme y luego llamar mi atención... ¿No puedes ser como los ex's normales que se alejan más de su ex-pareja?!– soltó, refunfuñando al último.
Luego de un corto silencio Samuel volvió a hablar.
–Solo quiero volver a ser tu amigo, cómo ant...– fue interrumpido por Guillermo.
–¡Yo trate de ser tu amigo y me rechazaste!– soltó de nuevo al recordar como, incluso, lo había amenazado de que no se volviera a acercar a él.
–¡¿Cómo esperabas que te perdonará si me engañaste con mi mejor amigo?!– ahora el castaño también se había alterado.
–¡Ni siquiera sabes la historia verdadera, y además, eso fue en primero de la ESO, superalo, estamos empezando el año para acabar la universidad!– se sonrojó un poco al notar que estaban cara a cara.
Samuel suspiró y volvió a hablar con el rostro serio. –Está bien, ya lo superé, seamos amigos como antes– y a decir verdad, un poco nervioso.
–Bien, ¿Amigos?– no era un secreto que habían vuelto dos veces luego de terminar la primera vez.
El castaño sonrió un poco. –Amigos, así qué... Amigo, ¿me ayudas a conquistar a un chico?–.
Guillermo lo miró feo, pero unos segundos después sonrió, falsamente claro está. –Sabes, los amigos sirven para otras cosas, para platicar, para reírte de alguien...–
–Claro, no lo dudo, pero ya sabes, ¿qué mejor que platicar de mi chico con mi amigo?– sonrió tiernamente, si seguía así su plan saldría a la perfección.
Guillermo sonrió un poco más llegando casi a dar miedo. –Bien, ¿en qué quieres que te ayude, amigo?–.
Samuel tomó de la muñeca a Guillermo y lo jaló para que ambos pudieran salir del baño, siguieron caminando relajadamente por el enorme pasillo principal que estaba vacío ya que eran horas de estudio para la mayoría.