—¡Ki!, ¡Ki! Necesito tu ayuda.
Escuché la voz de MinHyuk al mismo tiempo que se acercaba a mi escritorio.
— No ahora, estoy ocupado — Murmuré mientras seguía realizando mi tarea.
— Es una emergencia, Kiki... — su tono de voz disminuyó mientras me miraba desde el costado de mi silla. Suspiré decepcionado de mi capacidad de decirle que no y detuve lo que hacía.
— ¿Sí...?
— Verás — tomó asiento en mi cama — Anoche estaba cenando mi cereal como siempre pero sin Hyungwon porque se quedó en la casa de Wonho, entonces estaba solo, ellos dicen que fueron a estudiar pero la verdad...
— Al punto, MinHyuk.
— Ah sí, sí. El punto es que mientras comía, escuché pasos arriba y murmullos, ¡inclusive risas! Así que subí, pero al momento de pisar el último escalón y prender la luz no había nada.
— ¿Estás seguro de que no eran Hyungwon y Wonho escondidos en el closet?
— ¡Sí! ¡Revisé ahí también! Pero sólo estaba yo en la casa...
— Entonces déjame adivinar — hablé mientras me levantaba y me cruzaba de brazos apoyándome en el escritorio — Tienes tanto miedo que ahora quieres dormir aquí y que te de galletitas con leche de cenar.
— No... pero si quieres que duerma contigo, no me opongo — mostró su típica sonrisa y bufé mientras rodaba los ojos.
— ¿Qué querías, entonces?
— Tu tienes tu equipo de caza fantasmas ¿puedes ir a revisar? — su voz se volvió más chillona conforme terminaba la oración y agitaba sus pestañas.
Enfoqué mi mirada en otro punto y retomé mi asiento y los deberes.
— Para empezar, no es un "equipo caza fantasmas" merece un nombre más sofisticado.
— El cual no sabes-
— Calla, estoy hablando. Segundo, no MinHyuk, no voy a gastarlo en revisar tu casa. No tienes para pagarme.
MinHyuk se levantó de su antiguo puesto y se acercó al escritorio, apoyando una mano en mi tarea.
— Pero me quieres ¿mi amor no es suficiente?
— Deja de mover tus pestañas así — me obligué a no mirarlo.
— Ándale, Kiki, por mi... imagina que son fantasmas malos y me quieren poseer y...
— Ya, ya, está bien. Iré a dar un vistazo mañana en la cena, pero más te vale tener algo para darme y pagarme el taxi de regreso a casa.
— ¡¿En verdad?! — sentí como me abrazaba y comenzaba a repartir besos por todo el costado de mi cara. — ¡Eres el mejor, Kihyunnie! Te veo mañana — dijo mientras se alejaba y salía del departamento.
En verdad tenía que quitarle las llaves a ese hombre.