Mirada del corazón

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Solo sentimos una vez en la vida, una milésima vez que cuando miramos con el alma solo sucede, la mirada del corazón no juzga por quien eres o como eres juzga tu corazón , juzga tu esencia , tus valores aquellos que los ojos no contemplan, simplemente el alma.
Eran las 7 de la mañana, el sol recién comenzaba a salir, el día parecía prometer algo diferente, pero la pregunta es que? Sabía que de nosotros dependía la diferencia. Tan solo en un punto en una coma, en cambiar nuestra rutina, en fin..simplemente no era tan fácil, pero muchas veces nosotros las complicamos. Pero bueno me dije basta de filosofar y me prometí dedicar 50 minutos del día para mi, que serían maravillosos siempre y cuando decidiera hacer lo que realmente me apetecía.
Mire hacia el horizonte y caí finalmente, caí que tome el coraje y decidí marcharme, dejando todo atrás, un pasado, un archivo en algún cajón de mi alma, dejo todo aquello que hoy no quería recordar... y me trajo hasta aquí, en un rumbo tal vez incierto, en un rumbo decorado de camarotes y un capitán abordo . La pregunta es que hacia yo en un barco?

Y si, ahí estaba yo, sin conocer el destino que me esperaba, en el medio de la nada, lejos de todo,  aislada en mi mundo, en mi pequeño mundo que constaba de tan solo hoy mi persona.  Debe ser algo normal que existiera en mi cuerpo una sensación de ansiedad, temor,  y un flaqueo que invadía todo mi ser.

Deje Italia,  deje todo su encanto, deje en ella 23 años de mi vida, una vida que no deseo recordar, a pesar de que en algún momento fui feliz en ella. 

Cuando elegí o mejor dicho tome como opción este viaje de mi vida, decidí pasar por  estos lugares que siempre me han llamado por alguna razón mi atención.  Salí desde Roma, rumbo a Grecia, donde seguramente mi estancia ahí seria muy amena, luego llegaría a  Jordania,  luego seguiría hasta Israel, de ahí a Omán, después a Maldivas, luego a Sri Lanka y finalmente mi destino final La India, mi apreciada India.

Elegí este país como mi próximo futuro mediato,  tal vez por su cultura, por su espiritualidad, buscando paz en mi ser que gritaba por todos mis poros, de alguna manera la necesidad  de escapar, de quitar todas las sombras que me perseguían en cada momento.

Mi estancia en el barco no fue algo que pudiera explicar con gran detalle ya que solo disfrutaba de la brisa y la hermosa vista hacia el océano, luego se me hacia largos los días.

Cuando observaba a mi alrededor, podía apreciar el calor de algunas familias, que estaban disfrutando al parecer de unas bonitas vacaciones, por otros momentos mi soledad era mi fiel compañera, la que no se separaba de mi ni por un instante.
Sentí otra vez esa paz que creí olvidada, esa paz que me llevaba a un mundo que creía desconocer.
Una paz que me hizo volver a creer.

Con el corazón en la mano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora